27.9.11

El fin de la clase media: "la Teoría del Consumidor Reloj de Arena, pues denota una sociedad abultada en la cumbre y la base y que se estrecha en su mitad"

"Veamos la historia que apareció en el Wall Street Journal del pasado lunes. En teoría, se refiere a una estrategia de mercadotecnia y analiza cómo una empresa tan gigantesca como  Procter & Gamble vende a sus clientes productos domésticos. 

Pero la imagen que aparece es aterradora. P&G, a lo que parece, está recortando la mercadotecnia que destina a las clases medias que están desapareciendo, vendiendo cada vez más a clientes de rentas altas y bajas y abandonado las rentas medias. Otras grandes empresas, como Heinz, están siguiendo su ejemplo. 

El artículo revela que existe incluso un término para esta estrategia, amablemente acuñado por  Citibank: la Teoría del Consumidor Reloj de Arena, pues denota una sociedad abultada en la cumbre y la base y que se estrecha en su mitad.

La historia contiene algunas cifras que dan miedo, como el hecho de que el patrimonio neto de un quinto de los hogares en la escala media se ha hundido un 26% en los últimos dos años. O que la renta de la familia norteamericana media, ajustada de acuerdo con la inflación, es hoy inferior a la de 1998.

Echemos, si no, un vistazo a la historia del New York Times del martes pasado. Muestra al desnudo cómo han empeorado los males del trabajador norteamericano. Los empleos sólidos que antaño proporcionaban seguro anclaje en los objetivos de la clase media (casa, universidad para los chicos, jubilación) han cambiado para convertirse en puestos de trabajo de bajos salarios.

Examina la situación de algunos trabajadores del sector del automóvil en Detroit, apuntando que los nuevos contratados pueden encontrarse trabajando junto a colegas veteranos que desempeñan trabajos similares, pero ganan el doble. El sistema se denomina estructura salarial “de dos niveles”.                           (Sin Permiso, 18/09/2011, ' Declive y caída de la clase media norteamericana', de Paul Harris, The Guardian, 13 de septiembre de 2011)  

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