"A las protestas y a las movilizaciones, a la presión, da las gracias
Susana, una vecina de Santiago, que se acaba de quitar una deuda de
80.000 euros de encima. Cuatro meses después de anunciarle que iba a
subastar su casa, el Banco Santander ha rectificado y donde afirmaba que
era imposible hacer nada para saldar la deuda hipotecaria de Susana,
ahora acepta la vivienda como pago.
Ella entrega un piso que compró en
otro contexto, el de 2003, mucho menos ingrato que el actual, y que la
ataba a razón de 600 euros al mes. (...)
La propiedad llegó a acumular una deuda de 140.000 euros, costas
judiciales incluidas, cuando dejó de pagar la hipoteca. Un viernes del
pasado enero le dejaron debajo de la puerta el aviso de que el lunes
siguiente se subastaría su casa.
En ese momento entró en contacto con la
plataforma Stop Desahucios Compostela, que hizo de altavoz de su
situación. “Quiero recalcar el trabajo de Stop Desahucios, su apoyo
moral, lo que me protegieron, su comportamiento es digno de valorar. Si
no es por ellos estaría en la calle y con una deuda de 80.000 euros”,
explica.
La pasada semana firmó el acuerdo verbal al que llegó con el banco
para entregar su vivienda como pago de la deuda. El Santander aceptó
además que viva en su casa hasta comienzos del mes de octubre, con
tiempo para clarificar su situación y buscar una nueva vivienda, de
alquiler, para ella y sus dos hijos.
Ahora, dice, se pondrá también en
manos de los asistentes sociales del Ayuntamiento para valorar todas sus
opciones y comenzar de nuevo. (...)
“El procedimiento de aviso se hizo de forma totalmente irregular, pues
las notificaciones judiciales deben ser entregadas por lo menos 20 días
antes de que se efectúe la subasta y, en este caso, no se respetó el
plazo ni se acreditó que Susana recibiese la notificación”, indican
desde Stop Desahucios.
Con su asesoramiento legal y la presión en la
calle, pararon la subasta y comenzaron la lucha para conseguir la dación
en pago. Se concentraron en las puertas del banco periódicamente e
hicieron ruido. “Les estábamos dando mala publicidad, nos reprochaban
eso. A ellos no les gustaba la mala propaganda, pero [mi situación] era
la realidad”, cuenta Susana.
Le costó llegar al director de la sucursal y
al abogado, que en un principio se negaron a negociar. “Pero a raíz de
hacer concentraciones e insistir llegamos a un acuerdo verbal”. Stop
Desahucios se encargó de hacer llamamientos a la ciudadanía “e invitando
a sumarse y a colaborar”. (El País, Galicia, 20/04/2012)
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