"Pasamos “Del derecho al trabajo a la libertad para trabajar”, afirmáis en un capítulo del libro. ¿Qué supone este cambio?
El derecho al trabajo implica el reconocimiento de ciertas prestaciones
y garantías jurídicas. Supone un paso adelante frente al liberalismo
absoluto. Pero ahora nos encontramos en una situación en que se pierde
este derecho y se reconoce, como mucho, la libertad para trabajar (si es
que uno encuentra trabajo).
Sin embargo, más allá de lo que dice el
libro, nos adentramos en un sistema semifeudal en que el trabajador
vende su persona. Caminamos, de hecho, a un sistema de servidumbre y
vasallaje dentro de las empresas.
¿Qué efectos inmediatos se están produciendo en las empresas tras la aprobación de la reforma laboral?
La primera consecuencia inmediata la apunta el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social en el Boletín de Estadísticas Laborales de enero y
febrero. Reconoce esta fuente la avalancha de EREs que está
produciéndose tras la aprobación de la reforma laboral. El incremento de
EREs es tan salvaje (se materializa en reducción de jornadas, y
suspensión y extinción de contratos) que tendríamos que hablar de
masacre.
La crisis comenzó hace dos o tres años y no se dieron estas
cifras; también comienzan a detectarse despidos por enfermedades y
acuerdos de empresa con rebajas salariales. Además, la flexibilización
de los contratos a tiempo parcial (con la introducción de las horas
extraordinarias) dificulta a muchas mujeres la conciliación.
El PP ha creado el Ministerio de Empleo y Seguridad Social; frecuentemente se cita el término “empleabilidad”. ¿Ha sustituido el “empleo” al “trabajo”?
Hablar de “trabajo” remite a trabajadores con derechos. La noción de
“empleo” alude, por el contrario, a las necesidades del mercado. Un
ejemplo muy palmario y actual es el proyecto Eurovegas, que se disputan
las comunidades de Cataluña y Madrid. Puede que genere empleo, pero en
ningún caso trabajo digno.
En cuanto a la denominación del ministerio,
es un hecho llamativo. Desde que Primo de Rivera lo creó, siempre en la
nomenclatura figuraba el término “trabajo”, que ahora desaparece. Hay,
en fin, una decidida voluntad política de crear empleo, pero a costa de
lo que sea.
También explicáis en el libro otro cambio: “El fin
del derecho del trabajo y el nacimiento del derecho del emprendedor”.
¿Qué significa?
Esto es, en términos orwellianos, “neolengua”
pura y dura. En otras palabras, se hace servir el lenguaje para
confundir a la gente y crear una nebulosa ideológica. Cuando hablan de
“emprendedor” están refiriéndose al empresario capitalista. En puridad,
el término “emprendedor” procede del Derecho de la Unión Europea y
designa a los autónomos.
Pero la reforma laboral identifica, de manera
muy burda, a los empresarios con emprendedores, al crear un contrato
nuevo “de emprendedores” para las empresas de menos de 50 trabajadores.
Dentro de estos límites caben el 99% de las empresas españolas. Todas
ellas, siguiendo el razonamiento, estarían gestionadas por
emprendedores." (Rebelión, 26/04/2012, '“La reforma laboral nos devuelve a relaciones paternalistas y de servidumbre”, Enric Llopis,Rebelión)
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