"Si Alemania se empeña en mantener a sus cajas al margen del sistema
de supervisor común europeo, es porque su tupida red de cajas regionales
(Sparkassen) y sus correspondientes Landesbanken, que suponen una
tercera parte del sistema financiero alemán, no sobrevivirían a los
estándares de contabilidad bancaria europea.
Para salvaguardarlas,
Alemania ha sido el tercer país de la Unión Europea, por detrás de
Irlanda y Reino Unido, que más ayudas ha concedido a sus bancos, en forma de capital o avales, que superan los 252.000 millones de euros.
Una de las particularidades de las cajas alemanas es el esquema común de garantías
que permite proteger los depósitos de una entidad con los bienes de
todas, lo que les da acceso a la máxima calificación de las agencias de
rating y a la obtención de financiación en condiciones mucho mejores.
Otra particularidad es que en sus cuentas anotan bajo la definición de capital las participaciones pasivas sin derecho a voto
('silent participations'). Esta partida contribuye a la absorción de
pérdidas y difiere de la normativa contable de la Autoridad Bancaria
Europea.
Si tuviesen que presentar sus cuentas ante el BCE, no podrían
seguir haciéndolo y sus balances se resentirían, no alcanzarían el ratio
de solvencia Tier 1 del 5%, que exigen las autoridades bancarias, si se
excluyen las aportaciones pasivas (Tier 1 es la proporción de recursos
propios de máxima calidad del total de activos ponderados por riesgo).
Sufren además un peligroso déficit de capitalización.
La agencia Moody's observa riesgos considerables y ha señalado que "su
capacidad para enfrentar eventuales crisis en los mercados es limitada,
debido a su bajo nivel de existencias de capital".
En el informe de octubre, subraya que si se presentase una situación
seria, el sistema bancario alemán necesitaría un volumen de capital
adicional de 32.000 millones de euros. Y destaca el riesgo que suponen los créditos en el sector naval o en el inmobiliario,
independientemente de las serias dificultades que podrían enfrentar
ante eventuales pérdidas en sus balances por sus existencias de bonos de
países mediterráneos, a los que están muy expuestas.
Las cajas alemanas están además estrechamente ligadas a las administraciones locales
y los políticos regionales no desean prescindir de la comodidad de
acudir a su caja de confianza. Esto ha venido dificultando cualquier
reforma en dirección a la equiparación con el resto del sistema
financiero." (El Mundo, 14/12/2012)
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