5.12.12

Si el Tribunal de Luxemburgo dictamina que los desahucios españoles vulneran los derechos de los afectados, ¿qué efectos jurídicos puede tener?

El juez José María Fernández Seijo 

"Entrevista con el juez que ha logrado meter una china en el sistema de desahucios.

PREGUNTA: Cuánta injusticia tiene que haber en las ejecuciones hipotecarias para que los propios jueces, entre ellos 47 decanos, hayan tenido que salir a denunciar los abusos que permite la ley. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

 RESPUESTA: Es que el problema es muy grave, y nosotros estamos en primera línea de fuego. Nos sentimos como si estuviéramos sentados sobre una olla a presión. El proceso de ejecución hipotecaria viene cuestionándose desde 1978, porque no garantiza el derecho de defensa de los afectados. (...)

P: ¿En qué momento se sintió usted interpelado por esta situación?

R: Bastante antes de la crisis. Ya en mayo de 1991, al poco de llegar a mi primer destino, en Esplugues de Llobregat (Barcelona), un día me llamó la agente judicial porque iban a desalojar a un matrimonio muy joven, y la chiquita, que ya tenía dos hijos, se había subido a un tejadillo de un sexto piso y amenazaba con tirarse. 

 Ese fue el primer contacto que tuve con un desalojo. Yo tenía 25 años, y la chica, 21. Intenté disuadirla: “Baja, que no te quieres matar, pero al final vas a hacerte daño”. No se creía que fuera el juez. 

Después de aquello he intentado siempre hacer un seguimiento personalizado de las ejecuciones. En el sistema español, el juez, si no quiere, ni siquiera llega a conocer al afectado. (...)

P: ¿Cómo le llegó el caso de Mohamed Aziz?

R: El mismo día en que estaba previsto que se ejecutara el lanzamiento de su casa por un juzgado de Mataró, en un intento desesperado de parar el proceso acudió al juzgado para pedir amparo judicial por contrato abusivo. 

Cuando se inició la ejecución hipotecaria, en 2009, la entidad bancaria le reclamaba los 139.000 euros de la hipoteca, más 41.000 de intereses de demora y costas. 

Cuando se ejecutó la subasta, en 2010, la caja se quedó con la vivienda por el 50% del valor de tasación y, después de perder la casa, Mohamed Aziz seguía debiendo 40.000 euros de la hipoteca y otros 42.000 de intereses de demora y costas. 

No pude evitar el lanzamiento, pero empecé a darle vueltas. No podía ser que si tenía razón, si el contrato era abusivo, no tuviera posibilidad de reparación. Entonces decidí plantear la cuestión ante el Tribunal de Justicia de la UE. (...)

P: Tiene que ser terriblemente angustioso que, una vez que se pone en marcha la ejecución, en los dos o tres años que dura el proceso judicial, el tiempo es como una máquina registradora que va anotando intereses de demora y la deuda no para de crecer. ¿Cómo rea­­­ccio­­nan los afectados?

R: El problema es que la gente no es consciente de la deuda total y ni siquiera va al juzgado. En la mayoría de los procedimientos se les declara en rebeldía.

 Eso es muy habitual, porque el proceso es muy complejo, la defensa termina siendo costosa y la gente suele atrincherarse en ideas equivocadas, como “no puede ser que me echen”, “cuando vengan no abriré la puerta”, y cosas por el estilo.

 Cuando deja de pagar la cuota mensual, el deudor piensa: “Debo cuatro meses, a razón de 600 euros, son 2.400 euros”. Y calcula que cuando el banco vaya a reclamarle deberá 3.000 o 5.000 euros y podrá encontrar a alguien de su entorno que se los preste.

 Pero cuando llega la ejecución se encuentra con que no le reclaman las cuotas que debe, sino la totalidad de la deuda, lo que se llama “el vencimiento anticipado”, es decir, todo lo que le queda por pagar de la hipoteca más los intereses de demora. 

En una economía de subsistencia, es posible que alguien próximo pueda prestarle 3.000 euros, pero no 120.000. Ese es otro de los graves problemas del sistema actual que he sometido a la consideración del Tribunal de Luxemburgo.
 
P: Si el tribunal dictamina que la legislación vulnera los derechos de los afectados, ¿qué efectos jurídicos puede tener?

R: Con la actual normativa, el juez puede examinar la legalidad formal de la hipoteca, pero no puede entrar en el contenido del contrato. 

Si el tribunal dijera que para ejercer la tutela efectiva debe poder valorar el contenido, cualquier juez podría acogerse al derecho comunitario y declarar nulas las cláusulas o los procedimientos que considerase abusivos, lo que desactivaría la fuerza coactiva de la actual normativa.

P: Eso para los nuevos casos, pero ¿qué pasaría con los anteriores a la sentencia?

R: Pues yo entiendo que alguna decisión tendría que tomarse también respecto de los anteriores, porque la legislación comunitaria es de 1993 y tendría que haber sido traspuesta a la española en 1995. 

De modo que, en los casos tramitados después de esa fecha, el afectado podría acudir a la justicia, y, si se acreditara un perjuicio, podría pedir una reparación por el incumplimiento de la norma comunitaria. (...)

P: Colocar en la agenda política la dación en pago es probablemente el resultado más tangible del Movimiento 15-M.
 Ni el PSOE ni el PP habían hecho nada por cambiar la legislación. ¿Cree que se han asustado ante la posibilidad de que los suicidios provocaran, como en la ‘primavera árabe’, un estallido social?

R: Sí, porque los suicidios simbolizaban la desesperación en la que la crisis ha sumido a muchas familias. Y además, el lanzamiento de una familia de su casa no va seguido del realojo de otra. 

Es un ejercicio de fuerza sin ningún otro objetivo que el de ejercerla porque la ley lo permite. Hay países en los que no se desaloja una vivienda hasta que no hay otro ocupante. 

Aquí se desaloja a la fuerza, se deja a la gente en la calle y la vivienda se queda vacía. Y además se ven movimientos tan miserables…

P: ¿Por ejemplo?

 R: En el caso de los bancos intervenidos, habría que preguntarse cuántas ejecuciones hipotecarias se han adelantado porque algunos abogados o procuradores han visto en riesgo su contrato con la entidad financiera.

 En estos momentos, la mayoría de los desalojos están externalizados. Ya no son las entidades financieras las que se ocupan de reclamar las deudas, sino agentes externos que se llevan en torno al 30%.

 En los procesos de fusión bancaria, esos contratos peligran, y algunos de los bufetes que gestionan la morosidad de esas entidades han llevado de golpe a los juzgados todos los impagados por temor a que se les acabe el contrato. 

Si el proceso está vivo en el juzgado, devenga intereses y costas. Eso ha pasado, por ejemplo, con hipotecas de Bankia, de Unim o de Caixa del Penedès.  (...)

P: ¿Servirá de algo la moratoria aprobada por el Gobierno?
 
R: No, en absoluto. La moratoria no va a resolver el problema, sino a agravarlo, porque, como en todos los contratos, hay que leer la letra pequeña, y en este lo que dice es algo tremendo: la moratoria paraliza el proceso, pero no los intereses de demora…

P: Pero eso es una burla.

R: O un ejercicio de optimismo. A lo mejor, el Gobierno cree que va a mejorar tanto la situación económica, que dentro de dos años las personas afectadas no solo habrán recuperado el poder adquisitivo, sino que podrán hacer frente a toda la deuda y los intereses de demora, que oscilan entre el 18% y el 29%. 

La sensación que tuve cuando se presentó la medida no podía ser peor. Que no apareciera el ministro de Justicia para hablar de este problema en términos jurídicos, sino el de Economía, ya indica por dónde van las cosas. 

¿No se dan cuenta de que están haciendo el ridículo? Si alguien no puede pagar ahora 120.000 euros, ¿cómo va a pagar 150.000 dentro de dos años?"      ( , El País,  30 NOV 2012)

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