"¿Qué hay que abordar antes, la financiación de la actividad o el
saneamiento del sistema financiero? ¿Salvar a la banca o a los
desahuciados? ¿El crecimiento económico o el ajuste del sector público? (...)
Simplemente hay que aprender de la historia. Un elemento clave del éxito del New Deal fue el planteamiento del rescate bancario del plan Roosevelt, en 1933, articulado desde el Home Owners Loan Corporation (HOLC).
Se trataba de un programa masivo que permitió a millones de familias
evitar perder sus casas y que se ejecutaran sus hipotecas.
El HOLC
compró durante dos años hipotecas a la banca a valor de mercado, con el
correspondiente descuento, y gestionó tales activos durante 18 años. Con
esta medida se afrontaba directamente un problema social e,
indirectamente, se aliviaban los problemas de liquidez e insolvencia
bancarios.
La medida permitía refinanciar a los hipotecados a punto de
ejecutarles la hipoteca, ofreciéndoles nuevas hipotecas con menor valor
facial y tipos hipotecarios más bajos.
Recuperar un programa similar es
fundamental en estos momentos. Cuando los recursos son tan escasos no
puede entregarse ni un solo euro a la banca que no conlleve un incentivo
directo a la actividad económica mediante un alivio para la demanda o
un apoyo a la oferta.
Dotar en España cada año 3.000 millones
de euros a un programa similar permitiría parar todas las ejecuciones de
primera vivienda y, de paso, evitar que se sigan deteriorando los
balances de nuestros bancos.
Lo mismo ocurre con las más de 10.000
familias endeudadas en yenes (otro dato sagrado, opaco), que reclama una
actuación pública que sanearía el balance de algunos bancos de postín
cargados de ese activo tóxico con valores contables que casi
triplican el de mercado: un producto de alto riesgo que nunca tuvo que
permitirse.
Hay que afrontar soluciones para los problemas sociales que,
de paso, saneen a los bancos. Ese es el camino.
Incentivar el arranque del sector de la
construcción es otra necesidad. ¿Hay que esperar a que se vendan todas
las viviendas acabadas? No tiene por qué. Los activos catalogados como promoción en curso
son, en realidad, un conjunto heterogéneo de obras paradas y
abandonadas en un estado de progresivo deterioro, las mismas que suelen
formar parte de los reportajes que las televisiones extranjeras dedican a
nuestro país.
El Gobierno estudia derruirlas como ya
hizo Irlanda. ¿Por qué no seleccionar 20.000 destinados a primera
residencia para entregárselas a cooperativas que fueran capaces de
acabar las obras en un plazo definido beneficiándose de viviendas a
precio muy reducido? Se generaría actividad inmediata, nuevas viviendas
baratas y se contribuiría a sanear a la banca.
Otro asunto. Es esencial que el Gobierno
consolide a largo plazo las deudas fiscales de las Pymes cuando
mantienen empleo y no contribuir, como está haciendo, a la ejecución de
los pocos activos sanos que quedan.
Si la deuda pública tiene que crecer como
efecto de la socialización de costes, al menos elijamos los programas
que incentiven la actividad económica mediante un alivio de la demanda o
un apoyo a la oferta. La opción primero sanear y luego crecer
nos hunde cada vez más.
Significa realmente: primero la banca (y antes
que nadie la banca alemana) y la estabilidad fiscal y luego… luego, ya
veremos. Cualquier analista fija el momento en que “los mercados vendrán
a ayudarnos” en un mínimo de 3 años y un máximo de 8.Un camino de
desastre.
¿Por qué ocurre esto? Porque el Gobierno
del PP cree que la economía son las empresas y los empresarios, que solo
debemos mejorar la eficiencia de nuestra oferta. Se equivoca: la
economía es también la demanda, y los ciudadanos trabajan por un salario
que destinan al consumo en su casi totalidad. Sigan bajando los
salarios y olvidándose de las familias y nuestra economía se hundirá
irremisiblemente." (Economistas frente a la crisis, 13/12/2012)
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