"Con la explosión de Chipre se confirmó que los meses de calma en la
Europa periférica solo eran el preludio de una nueva tempestad. Antes de
que esa calma generase una visión optimista del futuro, el mazazo
chipriota desencadenó una nueva oleada del pesimismo más crudo,
nuevamente prefabricado por los maquiavelos que manejan el mundo a su
antojo y construyen la realidad.
Quedó demostrado que “2014”, el año
fijado por tecnócratas y políticos para la ansiada recuperación, no era
más que un nombre dado a la línea del horizonte . Del mismo modo que
esta se aleja cuanto más te acercas, se asigna a la recuperación
económica una fecha que podrán ir reemplazando a discreción (por “2015”,
“2016”, “2017”…).
Se sentaba así la base “realista” (si las
perspectivas vuelven a ser negras, algo habrá que hacer) para las nuevas
exigencias destructivas. Estas no tardaron en volver a hacerse patentes
sobre España. Hace escasos días los medios informaron acerca de las
órdenes de Bruselas (léase, de la Troika) para proceder a más “reformas”
urgentes.
Primero sonaron las presiones de Durao Barroso , el presidente de la Comisión Europea y anfitrión, años atrás, de “Los Azores” que emprendieron la metódica destrucción de Irak. Al día siguiente, las del comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn
.
Exigen, por ejemplo, más recortes en los derechos laborales, nuevas
subidas de impuestos y otro “pensionazo”. Y lo quieren ya. De hecho, se
espera que el 26 de este mes el dócil Rajoy –aunque a la vez algo remiso
por puro cálculo electoral– anuncie el paquete.
Casi al mismo tiempo llegaban los últimos datos sobre el desplome de la producción industrial en España: un 8,5% en el mes de febrero. Por si quedaran dudas de que “algo habrá que hacer”…
Así es como la realidad se sigue acomodando a las directrices del FMI,
ministerio de Economía de un Gobierno Mundial cada vez más visible .
Recordemos, por ejemplo, que este organismo lleva tiempo reclamando
una subida adicional del IVA, insatisfecho con las que ya elevaron el
tipo máximo al 18 y al 21% sucesivamente. Algo similar venía ocurriendo
con las pensiones , por limitarnos a otro ejemplo.(...)
Según Jeroen Dijsselbloem
, presidente del Eurogrupo, «sacar el riesgo del sistema financiero y
hacerlo caer sobre las espaldas de los contribuyentes —tal y como ha
sucedido hasta la fecha con Irlanda y con España— no es la aproximación
correcta». La pregunta inmediata es, entonces, a qué esperan para
devolver ese dinero a los “contribuyentes” irlandeses, españoles y del
resto de Europa.
Pero no parece que tengan tan buenas
intenciones. El propio Dijsselbloem, en el marco de un nuevo globo
sonda, anunció que la “solución” aplicada a Chipre puede ser válida en
el futuro para otros países, lo que supondrá más golpes económicos a la
ciudadanía (?) europea, en principio la “periférica”.
Tras algún
posterior desmentido (más o menos parcial), la propia Comisión Europea reconoció
que ese es el plan. Así pues, se ha empezado a consagrar un principio
opuesto al que se venía utilizando: los depósitos dejan de ser
“sagrados” y los depositantes (de momento, dicen, solo los de más de
cien más euros) son tratados como los accionistas –y otros inversores–
de las entidades bancarias en crisis. (...)
Lógica A: “Tenemos una crisis económica grave que, entre otras cosas,
afecta a la solvencia de la banca. No se puede consentir que los bancos
se vengan abajo porque entonces peligrarían los depósitos de millones de
ahorradores. Así pues, financiemos con dinero de todos el rescate de
las entidades afectadas, de manera que se diluya el perjuicio
económico.” (...)
Lógica B: “Lo verdaderamente correcto es que quienes paguen los
rescates bancarios sean las personas más directamente relacionadas con
los propios bancos, por ser las que han confiado en ellos, con el riesgo
consiguiente. Esto incluye a los ahorradores, en particular a los que
tienen los depósitos más voluminosos.”
Esta opción es (aún) más
acorde con la ideología “neoliberal” , sobre todo con sus escuelas
teóricas. Por eso tiene sentido que haya encontrado el aplauso de
conspicuos portavoces de la misma. Sostienen
que, frente a la socialización de las pérdidas de un banco, es más
justo “privatizarlas” (¡como si no fueran privadas ya!); es decir, que
sea el propio ámbito interno de la banca afectada la que peche con las
pérdidas y la recapitalización de la entidad.
En principio,
esta “solución” suena bien, pero en realidad no es menos falaz. Primero,
porque no es una verdadera alternativa de facto a la lógica A, sino que
podría acumularse a ella: como ya hemos visto, no parece que la lógica B
vaya a aplicarse con “efecto retroactivo”. Esto significa que muchas
personas pueden pagar por ambas (p. ej., como “contribuyentes” que ya lo
hicieron antes y como ahorradores si a partir de ahora se ven afectados
por las medidas contra los depósitos).
Pero es que además hay
un grave “error” conceptual aquí , dada la naturaleza del bien (dinero)
con que comercia la banca. Por decirlo escuetamente, no se puede
equiparar el dinero de un accionista (propietario en cuanto tal) con el
de un ahorrador . El primero es claramente capital de la compañía, no
así el segundo. A este se le considera contablemente “pasivo”, pero sin
duda es de otra índole (ajena, no propia), y hasta esa misma
denominación resulta problemática.
Los ahorradores son,
sencillamente, los clientes de la empresa llamada banco. Jamás se pueden
equiparar a los accionistas por el hecho de que ambos tengan dinero en
ella. Son dineros distintos.(...)
Las directrices del Fondo, ya lo venimos diciendo (y ver de nuevo ), las acaban siguiendo escrupulosamente sus lacayos de la Europa muerta
. Una Europa que se ha creído rica y poderosa antes de la “crisis”,
pero que ya entonces era un continente cautivo del Imperio y, sobre
todo, de la falta de unidad entre los pueblos que la componen." (El blog de Cordura, 13/04/2013)
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