"Una pregunta se hacen estos días los vecinos de algunos pueblos de
Ourense cercanos a la frontera con Portugal: ¿quiénes se comerán los
15.000 kilos de carne que saldrán de los casi 100 terneros que ha robado
una banda de cuatreros?
Se los llevaban de 13 en 13 hasta que hace unos
días se superaron: 53 de un golpe. El campo español tiene un aire a far west de un tiempo a esta parte, con sus patrullas armadas, sus vigilantes con pistola y cuatreros que nadie conoce.
En el mejor de los supuestos, cada hora se producen tres asaltos en
el campo español. Probablemente, en localidades del sur y el este de
España. Y, si hubiera que afinar más, serían Almería y Valencia las
provincias más afectadas. Se trata de una violencia discreta y sorda (de
baja intensidad, añaden los técnicos en su argot) porque el mundo rural
no tiene el altavoz de las grandes poblaciones
. Es una plaga que dura
cuatro años. Lo más peligroso, sin embargo, es que lo sustraído entra en
la cadena de consumo, bien a través de mercados de segunda mano, de
venta ambulante o del circuito convencional. (...)
La crisis ha sido y sigue siendo la tapadera, la excusa, de este
fenómeno que suscita cada poco tiempo una reunión entre organizaciones
profesionales y autoridades locales (hace unos días, con la delegada del
Gobierno en Madrid). Porque no se trata de robos improvisados. El
fenómeno tiene mucho que ver con el estado de indefensión en el que ha
quedado el sector agrícola y ganadero, según las organizaciones.
Una
buena parte de los robos son planificados, requieren información y
organización. Es un delito que se mueve al calor de las cosechas y de
los precios de mercado. Y cada vez son más los agricultores y ganaderos
que sospechan de que parte de los culpables se encuentran entre ellos.
Por esa razón, los portavoces de la Guardia Civil
consultados son muy prudentes a la hora de establecer el perfil de los
delincuentes: hay presencia de nacionales de países del Este, pero
también de españoles. Todo hace indicar que cooperan. En el campo se
roba todo: cobre, hierro, maquinaria, aperos, sistemas de riego, placas
solares y también terneros, corderos, cerdos, alimentos ya elaborados,
además de los productos del campo.
Y no en pequeñas cantidades: “No
estamos hablando de unos kilos de hortalizas que el ladrón vende en la
carretera, estamos hablando de 2.000 kilos que van a entrar en la línea
de consumo”, dice Rafael Cervera, de Unión de Pequeños Agricultores
(UPA).
“Hace nueve años hablábamos de este tema, pero ha cambiado la forma, la tipología”, sostiene Andrés Góngora, de la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos)
en Almería. “Antes era mucho el cobre, ahora te roban las campañas. Así
ha sido con la campaña de primavera, con la fruta, ahora el melón y la
sandía. Si te roban 2.000 kilos sabes que lo van a colocar en el
mercado; cuando son 300 kilos sabes que lo harán en la carretera o en un
mercadillo.
Ahora roban colmenas para polinización. Pero el producto
estrella es la maquinaria. Hay que controlar el puerto, las
chatarrerías. Es un fenómeno curioso, hacen un catálogo de productos
susceptibles de ser robados, toman nota y hacen fotos del equipamiento,
desbrozadoras, ordenadores para riego, hasta que consiguen comprador.
Ojo con el material de segunda mano”. (El País, 19/05/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario