"(...) ¿Política? Qué va. Puro sentido común, dicen. Normalidad. ¿Qué hay
más normal que la Generalitat quiera vender la vivienda social de la que
dispone el Incasol (miles de pisos) para construir, precisamente,
vivienda social? Así se publicaba y se atribuía la idea a un conseller
muy normal.
¿No hemos escuchado reiteradamente en los últimos cuatro
años que “hay que despedir para crear empleo” o que hay que empobrecerse
(austeridad) para crear riqueza? ¿No resulta tan normal que Oriol
Junqueras se jacte de que puede parar una semana la economía catalana si
da por normal el apoyo de todos los catalanes a la independencia?
¿No
es perfectamente normal que el señor Rajoy necesite que un informe
técnico le confirme que las cuchillas cortan?
Unos y otros protagonizan
una película grotesca que trata de normalizarnos y cambiar nuestra
historia. Todos practican 'las leyes de la imitación' que enunció
Gabriel de Trade (en ¡1890!), y lo que Galbraith definió en 1983
('Anatomía del poder', reedición Ariel) como método para imponer el
poder: amenaza, compensación, persuasión.
Un buen líder es hoy aquel que vuelve normal lo anormal. Aquel que,
como explica Ton Engelhard en El fin de la cultura de la victoria
(1993), fabrica una película tan buena como La guerra de las galaxias
(1979) para que se expanda la hegemonía nacional americana como hizo
Ronald Reagan y sus neocons a partir de 1980 y crear valores comunes.
Un
buen líder es quien se envuelve en la fantasía, forja mitos e iconos:
no importa que mienta. La confusión le favorece: deja inermes a los
ciudadanos, les entretiene con mil piruetas, normaliza el delirio y los
deja perfectamente preparados para la 'indiferencia global' como la ha
llamado el Papa Francisco. Cuando cualquier cosa es normal, el
autoritarismo o el populismo pueden pasar por democráticos. Una fiesta." (
Margarita Rivière
, El País 26 NOV 2013 )
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