"(...) Lo que se necesita, sobre todo, es una reforma fundamental en la
estructura de la eurozona. A estas alturas ya se logró concebir una idea
bastante clara de lo que se requiere para ello:
Una unión bancaria real, con una supervisión común,
un seguro de depósitos común y un mecanismo de toma de decisiones común;
sin todo esto, el dinero seguirá fluyendo desde los países más débiles
hacia los más fuertes.
Algún tipo de mutualización de la deuda, como por ejemplo los eurobonos:
al tener una ratio de deuda / PIB europeo menor al de EE UU, la
eurozona podría prestarse a tasas de interés reales negativas, tal como
lo hace EE UU.
Las tasas de interés más bajas podrían liberar dinero
para estimular la economía, rompiendo el círculo vicioso en el que se
encuentran los países afectados por la crisis, mediante el cual la
austeridad aumenta la carga de la deuda, haciendo que la deuda sea menos
sostenible, ya que el PIB se contrae.
Políticas industriales que permitan que los países rezagados se pongan al mismo nivel que los otros;
esto implica revisar las estructuras actuales, que prohíben tales
políticas por considerarlas como intervenciones inaceptables en los
mercados libres.
Un banco central que se centre no solamente en la inflación, sino que también centre su atención en el crecimiento, el empleo y la estabilidad financiera.
Sustitución de las políticas de austeridad que van
en contra del crecimiento con políticas que favorezcan el crecimiento y
que se centren en llevar a cabo inversiones en personas, tecnología e
infraestructura.
Gran parte del diseño del euro refleja las doctrinas económicas
neoliberales que prevalecían en el momento en el que se concibió la
moneda única. Se pensaba que era necesario mantener una baja inflación y
que ello sería casi suficiente para lograr crecimiento y estabilidad;
que hacer que los bancos centrales fueran independientes era la única
manera de garantizar la confianza en el sistema monetario; que niveles
de deuda y de déficits bajos garantizarían la convergencia económica
entre los países miembros, y que un mercado único, con un flujo libre de
personas y dinero, garantizaría la eficiencia y la estabilidad.
Cada una de estas doctrinas ha demostrado ser errónea. (...)" (
Joseph E. Stiglitz
, El País, 15 DIC 2013 )
No hay comentarios:
Publicar un comentario