20.12.13

Los españoles tenemos que estar muy orgullosos de esta pacífica coexistencia de hambrientos y saciados, de honrados y ladrones

"(...) En esta España cada vez más caníbal hemos conseguido algo que parece imposible: una convivencia armoniosa y feliz entre ricos y pobres, entre gordos y famélicos, entre gourmets y desnutridos. 

Usted puede salir de cenar opíparamente en un restaurante con estrellas Michelin y ver cómo, a pocos metros, una manada de seres humanos saquea un contenedor de Mercadona. Y no pasa nada. Tranquilo. No le quitarán ni el Rolex ni el iPhone, ni le arrancarán los higadillos para comérselos crudos. 

Como mucho le mirarán desconfiados, por el rabillo del ojo, pensando que quizá tengan que compartir el botín y pasarle unos yogures Cañete. Son inofensivos. Usted podrá alejarse tranquilamente, dejándoles de recuerdo un regüeldo de carabineros caramelizados con eneldo y foie.

Los españoles tenemos que estar muy orgullosos de esta pacífica coexistencia de hambrientos y saciados, de honrados y ladrones, de  salarios sociales y sobres de dinero negro. 

De bancos de alimentos y princesas como Elena, que celebran su cumpleaños con 1.400 euros de sushi (pagados con dinero público). En no todos los países con semejante dolorosa desigualdad se viviría una paz social como la nuestra. Celebrémoslo como se merece: ¡con una comilona navideña!


La diferencia con otros locales con similares viandas es que aquí los habituales camareros uniformados han sido sustituidos por señoritas en topless. Lo normal en un país antropófago"            (JAVIER PéREZ DE ALBéNIZ, Cuarto Poder, 17/12/2013)

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