"(...) Llevo media vida leyendo encuestas y algo se termina aprendiendo. Lo
fundamental es siempre la tendencia de fondo: ¿qué nos dice esta? La
crisis del bipartidismo político y la apertura, clara y nítida, de una
crisis de régimen.
Atrás van quedando muchas cosas.
La primera, que no es verdad que la
ciudadanía acepte sin más convivir permanentemente con la corrupción. Lo
que se ha llamado “el franquismo sociológico” tiene límites y una parte
sustancial de la población rechaza esta política y a estos políticos.
La segunda, que, a pesar de vaivenes en la opinión y en los humores
sociales, el bipartidismo sufre una enorme erosión y tiene alternativa.
Las dos cosas, como es natural, están relacionadas.
En tercer lugar,
quedan también atrás aquellos que rechazaban la posibilidad de una
crisis de régimen y que consideraban consignas como “proceso
constituyente y rebelión democrática” meras abstracciones de
intelectuales radicalizados que poco o nada tenían que ver con el sano
sentido de la vida de las clases trabajadoras.
La realidad, tarde o temprano, premia la
audacia y a aquellos que se atreven a tomar decisiones fundadas: la
fortuna acude cuando se la desafía, como nos enseñó el secretario
florentino. Los que se inventaron Podemos asumieron
riesgos y tomaron decisiones: tenían sus propias mochilas y, sorpresa,
una teoría solvente sobre la realidad. En el centro de todo este proceso
de cambio, el 15M.
Quedan también atrás aquellos que
subestimaron un movimiento de grandes dimensiones, culturalmente
complejo y políticamente transversal que, como el ‘viejo topo’, ha ido
erosionando el sistema político y situando nuevas agendas sociales y
culturales. (...)
Lo que viene ahora no será fácil. La reacción de los poderes va a ser
muy fuerte y van a atacar con todo y, como decía el hijo menor de
Corleone en la película El padrino, “cuando vengan, te
golpearán donde más te duele”.
Pronto entenderemos, además, una radical
novedad que antes no existía. Lo que llamamos España no es un país
soberano y se ha ido convirtiendo progresivamente en una periferia
dependiente de una Unión Europea hegemonizada por el Estado alemán.
Lo que quiero decir es que el poder que se tiene cuando se llega al
gobierno es hoy mucho menor y que la principal tarea de una fuerza
alternativa es crear poder desde el gobierno y desde la sociedad; poder
real y suficiente para oponerse a los que mandan, es decir, a los grupos
económicos y mediáticos dominantes. (...)
Lo que viene ahora no será fácil. La reacción de los poderes va a ser
muy fuerte y van a atacar con todo y, como decía el hijo menor de
Corleone en la película El padrino, “cuando vengan, te
golpearán donde más te duele”.
Pronto entenderemos, además, una radical
novedad que antes no existía. Lo que llamamos España no es un país
soberano y se ha ido convirtiendo progresivamente en una periferia
dependiente de una Unión Europea hegemonizada por el Estado alemán.
Lo que quiero decir es que el poder que se tiene cuando se llega al
gobierno es hoy mucho menor y que la principal tarea de una fuerza
alternativa es crear poder desde el gobierno y desde la sociedad; poder
real y suficiente para oponerse a los que mandan, es decir, a los grupos
económicos y mediáticos dominantes. (...)
El miedo y el terror franquista configuraron un específico
conformismo social que ha perdurado más allá de la muerte del dictador.
Como he repetido muchas veces, lo peor de la Transición, su límite más
relevante, fue que nunca fuimos capaces de superar colectivamente la
condición de súbditos.
Ahora lo que estamos realmente haciendo es
construir, crear y definir una sociedad de hombres y mujeres libres e
iguales, es decir, un régimen político y un sistema económico basado en
una ciudadanía con derechos y poderes.
Condición previa de todo esto, como nos enseña el movimiento
feminista, es la autoestima. El franquismo anuló nuestra autoestima como
pueblo.
Seguramente el europeísmo ingenuo que ha dominado hasta el
presente en la opinión pública española tiene mucho que ver con esta
necesidad apremiante de “fugarse” de España y de los seculares problemas
de un país que, como decía Castelar, ha cansado a la historia.(...)" (Manolo Monereo, Cuarto Poder, 03/10/2014)
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