"Charo tiene dos hijos de cinco y ocho años. Vivía hasta
el pasado lunes junto a su marido y los dos niños en un piso del barrio
madrileño de Alto de Extremadura. La casa no era suya: la ocupó el
pasado año tras ser acogida durante los cuatro anteriores por amigos y
familiares.
Una situación de desamparo provocada por otro desalojo. Fue
en 2010, cuando vivía en el poblado de Puerta de Hierro y el Ayuntamiento de Madrid declaró que las viviendas de esa zona no eran habitables. Fue su primer desahucio. Ahora ha sufrido el segundo. A punto de verse en la calle por tercera vez.
Este segundo desalojo no pilló por sorpresa a Charo. Tras ocupar la
vivienda en abril de 2014, la policía interpuso una denuncia de oficio
después de que ella y su familia se instalasen.
Desde que llegó a su
nueva casa, mantiene que intentó negociar en todo momento con Bankia un
alquiler social. Incluso, que el banco le tramitó una solicitud para un
programa social y así lograr un realojo en otra vivienda.
Meses después,
asegura que todo cambió: la entidad se personó en la causa contra Charo
por la ocupación, y se sumó a la Fiscalía para acusarla de un delito de
usurpación por meterse a vivir en una casa que no era de su propiedad.
El lunes, con media docena de furgones de la policía desplegados, se
produjo el lanzamiento entre las protestas de los miembros de Stop
Desahucios y de la propia Charo. (...)
A lo ocurrido se suman sus escasos recursos económicos, que tampoco
contribuyen a mejorar su situación. Cobra la Renta Mínima de Inserción
de la Comunidad de Madrid, que le reporta algo más de 400 euros. Su
única ventaja es un descuento en el comedor escolar de sus hijos. El
resto lo tiene que distribuir entre comida, gastos y el mantenimiento de
un coche que su marido necesita para llevar a clase a los niños. (...)
Mientras intenta decidir cuál es el siguiente paso, pasa estos días en
la habitación de un hotel que le proporcionó el Samur Social. Una
situación que no va a durar más allá del lunes, ya que le han comunicado
que no podrá quedarse más días allí.
Una decisión que han tomado en los
Servicios Sociales del Ayuntamiento, según sostienen desde la Asamblea
de Vivienda Latina de Stop Desahucios, que está asesorando a Charo desde
antes de que se produjese el desahucio.
"Nos comunicaron que no era posible. Que en el peor de
los casos los que no se quedarían en la calle serían sus hijos, ya que
está la posibilidad de los centros de menores", cuentan desde la
plataforma. Un escenario que Charo no contempla, dado que no quiere
separarse de sus hijos.
"Las soluciones que nos dan es o que paguemos el
hotel, que ocupemos otra vivienda o que se rompa la familia. La otra
oferta fue que, si se quedan en la calle, los niños puedan ir a hacer
los deberes a un centro de día", relata Stop Desahucios.
Desde los Servicios Sociales aseguran a eldiario.es que en estos casos
se realoja en hoteles o albergues, y mínimo durante 15 días, a las
familias desalojadas. Además, defienden que hacen un estudio de la
situación de estas personas y un seguimiento, pero que muchas abandonan
los hoteles o albergues que se ponen a su disposición de forma
voluntaria.
Desde Stop Desahucios replican que la estancia en estos
lugares no pasa de las siete noches en casos más extremos, como que los
afectados tengan hijos pequeños a su cargo. (...)
Su periplo por todas las casas en las que pudo quedarse hasta que
decidió ocupar una vivienda comenzó en ese 2010 en el que fue desalojada
de su casa. "De repente, un día nos echaron de las casas y llegaron con
las excavadoras.
Ahora aquello es un solar, ya que explotó la burbuja
inmobiliaria y no se ha construido nada de lo que estaba previsto",
cuenta Charo, que sigue empadronada en ese mismo lugar a pesar de que
allí no hay nada más que vacío. Sobre por qué se decidió a ocupar tras
cuatro años buscando, responde que intentó "hacer todo legal" hasta que
no vio "otra salida". (...)" (Jesús Travieso
, eldiario.es, 19/02/2015)
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