"(...) Las
crisis del capitalismo en Europa (y en el mundo) llevan la marca de
colosales transferencias de recursos en el plano internacional y entre
clases dentro de cada país. El que estos grupos sean de una u otra
nacionalidad es accidental.
La historia económica muestra que estas
transferencias son crónicas en Europa y con frecuencia han sido
impuestas después de una guerra por los vencedores a los vencidos.
De aquí se desprende una narrativa equivocada, pues se piensa que las
transferencias son entre países. Así, hoy se afirma que Grecia (o
España) debe pagar sus deudas. Pero las palabras Grecia o Alemania se
refieren a una abstracción. Si nos adentramos en el análisis, veremos
que en cada uno de estos espacios nacionales hay obreros, capitalistas,
terratenientes, banqueros y financieros, así como políticos corruptos.
El tema de la transferencia debe ser analizado con rigor para entender
la crisis en Europa y la manera de superarla. El programa de austeridad
impuesto en Grecia y España conlleva un inmenso flujo de transferencia
de recursos que es soportado por ciertas clases sociales en beneficio de
otros grupos o clases en esos y otros países (por ejemplo, del norte de
Europa). (...)
Por
eso una aportación interesante es el trabajo del analista financiero
Michael Pettis, (http://blog.mpettis.com). Pettis examina el proceso de
estancamiento en el crecimiento del salario real en Alemania a partir de
1995 como precursor de la crisis. Al constreñirse el crecimiento
salarial se forzó la reducción del consumo y, dice Pettis, creció el
ahorro forzado.
Los bancos alemanes no podían invertir el exceso de
ahorro en Alemania y enfocaron la mira hacia países como España, Italia y
Grecia. Los bancos alemanes buscaron y encontraron prestatarios ávidos
de obtener créditos baratos para todo tipo de proyectos, algunos poco
viables y otros especulativos.
Cuando estalla la crisis, los bancos alemanes observan el aumento de su
cartera vencida e incobrable. El lobby financiero hace lo que sabe hacer
muy bien: busca que los gobiernos trasladen el costo del ajuste a las
clases media y trabajadora a través de la devaluación interna.
Observa Pettis con razón: antes de la crisis los trabajadores alemanes
pagaron las burbujas griega y española al aceptar un crecimiento muy
bajo del salario real (en un contexto en el que la productividad en
Alemania se mantenía constante). Y después de la crisis los trabajadores
españoles y griegos se vieron obligados a pagar el costo de la
explosión a través de salarios deprimidos y desempleo.
Pero el análisis de Pettis es incompleto y sólo toca la punta del
iceberg. La capacidad de creación monetaria de los bancos en Europa
encontró un gigantesco espacio de rentabilidad con la unión monetaria.
Así que no sólo se trasladó el ahorro forzado de países como Alemania
hacia bancos y prestatarios en Grecia o España.
Bajo la unión monetaria
los bancos más fuertes pudieron ejercer su capacidad de creación
monetaria en todo el euro espacio y fueron capaces de generar burbujas
como las que estudia Minsky en su modelo de crisis bancarias.
Hoy la clase trabajadora en Europa se enfrenta a un escenario
desfavorable: los bancos alemanes, franceses, holandeses e ingleses
tienen grandes necesidades de recapitalización y ello necesitará de
apoyo público, es decir, de una masiva transferencia de recursos de las
clases medias y trabajadoras del continente hacia el sector financiero.
Los funcionarios del gobierno griego tienen razón cuando afirman que
luchan no sólo por el ciudadano griego promedio, sino por el ciudadano
europeo en general. La recuperación del alma social de Europa pasa por
una exitosa renegociación de la crisis en Grecia."
(Alejandro Nadal, La Jornada, en Jaque al neoliberalismo, 11/02/2015)
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