"El menú consiste en ensalada de bolsa con manzana y naranja troceada de primero y pollo a l’ast y pizza de segundo. No hay cocina y todo se calienta en un microondas. Aída, Llum y Raúl comparten la comida en una mesa minúscula situada en la única estancia del edificio que dispone de grifos, en los bajos.
El edificio tiene agua corriente desde hace pocos días, cuando la pincharon de la calle después de que no llegaron a buen puerto las negociaciones con Agbar para que les conectara el suministro. Ellas hace dos meses que viven aquí; él planea trasladarse cuanto antes.
Aída, Llum y Raúl son los nuevos “inquilinos” del número 3 de la calle Hostafrancs, en el barrio de La Bordeta, un edificio a medio construir que ocupó la Plataforma de Afectados de la Hipoteca el pasado 22 de febrero, el mismo día que la PAH cumplía seis años. El inmueble está cerca del local que acoge la sede de la plataforma antidesahucios en Barcelona, en la calle Leiva, tiene cuatro plantas y una docena de viviendas de una, dos y tres habitaciones.
Aída, Llum y Raúl son los nuevos “inquilinos” del número 3 de la calle Hostafrancs, en el barrio de La Bordeta, un edificio a medio construir que ocupó la Plataforma de Afectados de la Hipoteca el pasado 22 de febrero, el mismo día que la PAH cumplía seis años. El inmueble está cerca del local que acoge la sede de la plataforma antidesahucios en Barcelona, en la calle Leiva, tiene cuatro plantas y una docena de viviendas de una, dos y tres habitaciones.
Los pisos son luminosos, pero las estancias desprenden esa sensación de abandono propia de las construcciones que se quedaron a medias al estallar la burbuja inmobiliaria. Algunas de las grandes ventanas no tienen cristales.
El Bloc La Bordeta, como se conoce desde que lo ocupó la PAH, se quedó a medio construir en 2007. La promotora mallorquina Nyala 2006, propiedad de la familia Riera-arsá, entró en quiebra, no pudo hacer frente al pago de la hipoteca ⎯más de 5 millones de euros⎯ y fue parcialmente absorvida por la caja de ahorros balear Sa Nostra, un de las cuatro que se fusionaron en 2011 para crear el Banco Mare Nostrum. El edificio está actualmente en manos de la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), el banco malo que creó el Gobierno para engullir los activos tóxicos de instituciones financieras en quiebra.
“Liberamos un edificio de la Sareb para devolvérselo a los ciudadanos”, dice Llum, de 48 años, después de dar unos golpecitos sobre la mesa con la base del cigarrillo que acaba de liar. Es una veterana activista de la PAH que antes de quedarse en el paro trabajaba como jardinera.
El Bloc La Bordeta, como se conoce desde que lo ocupó la PAH, se quedó a medio construir en 2007. La promotora mallorquina Nyala 2006, propiedad de la familia Riera-arsá, entró en quiebra, no pudo hacer frente al pago de la hipoteca ⎯más de 5 millones de euros⎯ y fue parcialmente absorvida por la caja de ahorros balear Sa Nostra, un de las cuatro que se fusionaron en 2011 para crear el Banco Mare Nostrum. El edificio está actualmente en manos de la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), el banco malo que creó el Gobierno para engullir los activos tóxicos de instituciones financieras en quiebra.
“Liberamos un edificio de la Sareb para devolvérselo a los ciudadanos”, dice Llum, de 48 años, después de dar unos golpecitos sobre la mesa con la base del cigarrillo que acaba de liar. Es una veterana activista de la PAH que antes de quedarse en el paro trabajaba como jardinera.
El piso del Bloc La Bordeta es la segunda vivienda vacía que ocupa desde que su marido la abandonó y no pudo seguir pagando la hipoteca, aunque al menos logró la dación en pago. Ahora reivindica un alquiler social.Su vecina, Aída, es una risueña asturiana en la mitad de los treinta que en 2011 contribuyó a fundar la PAH en su tierra natal. Hace dos años se trasladó a la capital catalana atraída por las acciones de la plataforma en Barcelona y ahora gestiona su comunicación en las redes sociales. Siempre tiene el móvil en la mano y es capaz de fundir la batería en un par de horas. Cobra unos 400 euros al mes del paro ⎯trabajó de cocinera⎯ y no puede pedir un alquiler social porque no está aún empadronada.“No puedo costearme una vivienda digna. A duras penas podría dejarme 200 o 300 euros en una habitación”, señala mientras apura un muslo de pollo.Para Llum y Aída, la ocupación del Bloc La Bordeta, el único edificio en manos de la PAH en Barcelona, no es solo la respuesta a una emergencia de vivienda. Ellas entienden la ocupación como una acto de protesta. No se consideran okupas en su sentido más estricto. Ambas tienen gatos ⎯Bolita y Mixu⎯, han decorado mínimamente sus viviendas y ordenado sus pertenencias, aunque muchas de éstas están aun en cajas. Ambas participan en los actos reivindicativos que organiza el movimiento del que fue portavoz Ada Colau, hoy candidata a la alcaldía de la ciudad.
Uno de los criterios que exige la Obra Social de la PAH para permitir a una persona o a una familia residir en un piso o bloque “recuperado” por la plataforma es que participen de forma activa asistiendo a las reuniones y asambleas y apoyando al colectivo en acciones de protesta, requisito al que se ajustan las dos vecinas del bloque de La Bordeta.
“Hay semanas en las que tenemos dos o tres desahucios, algún acompañamiento [miembros de la PAH van al banco con los afectados para negociar] y un par de protestas. Suma a eso las asambleas”, explica Aída.
La PAH pide también a los que se trasladan a un piso de su obra social que antes hayan agotado todas las vías administrativas posibles para tener techo (negociación con el banco, servicios sociales y petición de alquiler social). Aunque Raúl sí asiste a las asambleas de la plataforma que tratan los temas referidos a la ocupación de viviendas, no participa en la mayoría de las protestas.
La PAH pide también a los que se trasladan a un piso de su obra social que antes hayan agotado todas las vías administrativas posibles para tener techo (negociación con el banco, servicios sociales y petición de alquiler social). Aunque Raúl sí asiste a las asambleas de la plataforma que tratan los temas referidos a la ocupación de viviendas, no participa en la mayoría de las protestas.
Lo suyo no es activismo, es más bien supervivencia. Soltero, de 35 años y en paro, tiene bajo su custodia a los dos hijos de una hermana fallecida, una niña y un niño de 5 y 11 años de edad. Del padre de los chavales nada se sabe. Tampoco del piso de protección social que espera desde hace años.
Raúl duerme de momento con los niños apiñados en casa de su madre, a la que también cuida. Hace semanas que ya tiene a punto el piso del Bloc La Bordeta, al que se trasladará cuando instalen grifería en las viviendas. “Mira, todo preparadito”, dice tras abrir la puerta de un armario donde guarda parte de la ropa de sus sobrinos. Si no fuera porque en vez de lámparas cuelgan cables pelados del techo no se diría que está ocupando un piso.
A pesar de su difícil situación, Raúl mantiene cierto optimismo. “Yo no me desanimo, llevo años peleándome. Servicios Sociales, EAIA [Equips d’Atenció a la Infància i l’Adolescència, de la Generalitat de Catalunya], Ayuntamiento, alquiler social, enfermeras… vamos, que tengo el culo pelado”, afirma gesticulando con vehemencia. “Me dije: ahora o nunca. Y aquí estoy. Sé lo que puede pasar, pero decidí dar el paso porque siempre hay que buscar una solución”.
Con lo de “sé lo que puede pasar”, Raul se refiere a las consecuencias judiciales que puede tener la ocupación del inmueble. La constructora Nyala 2006 los ha denunciado por un delito de usurpación, recogido en el Código Penal y castigado con una pena de multa de tres a seis meses.
Raúl duerme de momento con los niños apiñados en casa de su madre, a la que también cuida. Hace semanas que ya tiene a punto el piso del Bloc La Bordeta, al que se trasladará cuando instalen grifería en las viviendas. “Mira, todo preparadito”, dice tras abrir la puerta de un armario donde guarda parte de la ropa de sus sobrinos. Si no fuera porque en vez de lámparas cuelgan cables pelados del techo no se diría que está ocupando un piso.
A pesar de su difícil situación, Raúl mantiene cierto optimismo. “Yo no me desanimo, llevo años peleándome. Servicios Sociales, EAIA [Equips d’Atenció a la Infància i l’Adolescència, de la Generalitat de Catalunya], Ayuntamiento, alquiler social, enfermeras… vamos, que tengo el culo pelado”, afirma gesticulando con vehemencia. “Me dije: ahora o nunca. Y aquí estoy. Sé lo que puede pasar, pero decidí dar el paso porque siempre hay que buscar una solución”.
Con lo de “sé lo que puede pasar”, Raul se refiere a las consecuencias judiciales que puede tener la ocupación del inmueble. La constructora Nyala 2006 los ha denunciado por un delito de usurpación, recogido en el Código Penal y castigado con una pena de multa de tres a seis meses.
Aída, Llum y Raúl fueron a declarar el 16 de abril al juzgado número 17 de Barcelona. “Les contamos nuestra vida”, explica Aída. Ahora está en manos de la juez decretar el desalojo cautelar del edificio, tal y como pide la propiedad, o seguir con la instrucción hasta celebrar el juicio.
Pese a que en cualquier momento podría llegar una notificación de desalojo, los ánimos son optimistas. “En el fondo, es una buena noticia”, dice Llum, en tono positivo. “Que nos hayan llamado a declarar resta posibilidades de que haya un desalojo cautelar, pues nos quieren oír hablar. Si llegamos a juicio, la cosa se alargará meses”.
Pese a que en cualquier momento podría llegar una notificación de desalojo, los ánimos son optimistas. “En el fondo, es una buena noticia”, dice Llum, en tono positivo. “Que nos hayan llamado a declarar resta posibilidades de que haya un desalojo cautelar, pues nos quieren oír hablar. Si llegamos a juicio, la cosa se alargará meses”.
Los habitantes del bloque de La Bordeta piden seguir viviendo allí en régimen de alquiler social, pagando hasta el 30% de sus ingresos. Ha habido negociaciones, nunca presenciales, con la Generalitat, que actúa como intermediaria entre la PAH y la Sareb.
No todos lo tienen tan claro. Hace una semana una cuarta persona entró a vivir en el inmueble. Se instaló allí tras ser desahuciada de su vivienda y no quiere dar su nombre ni aparecer en este reportaje por miedo a ser denunciada. Varias familias más están en lista de espera.
La PAH cifra en 2.500 el número de personas a las que ha ayudado a ocupar un piso y en más de 30 los edificios que su Obra Social ha “recuperado” de bancos y fondos buitres en toda España, 14 de los cuales propiedad de la Sareb. En todo caso, advierte que sólo ocupa pisos vacíos de bancos, no de particulares.
No todos lo tienen tan claro. Hace una semana una cuarta persona entró a vivir en el inmueble. Se instaló allí tras ser desahuciada de su vivienda y no quiere dar su nombre ni aparecer en este reportaje por miedo a ser denunciada. Varias familias más están en lista de espera.
La PAH cifra en 2.500 el número de personas a las que ha ayudado a ocupar un piso y en más de 30 los edificios que su Obra Social ha “recuperado” de bancos y fondos buitres en toda España, 14 de los cuales propiedad de la Sareb. En todo caso, advierte que sólo ocupa pisos vacíos de bancos, no de particulares.
Y, a poder ser, de bancos que hayan sido nacionalizados o rescatados con dinero público, como es el caso del bloque de La Bordeta y del que ocupó en 2013 en el barrio del Raval, en el que vivieron durante un año cuatro familias con seis menores, que consiguieron negociar un alquiler social. Situado en el número 5 de la plaza del Padró, el bloque se bautizó “ImpaHrables 13”, porque fue el decimotercer edificio ocupado por la PAH en todo el estado.
Mixu, el gato de Llum, acaba con los restos de un muslo de pollo mientras los comensales hacen la sobremesa. Su dueña da varios golpecitos a otro cigarrillo liado antes de encenderlo. Aída tuitea desde el perfil de la PAH y documenta la lucha del #BlocLaBordeta por conseguir suministros (#AguaPAHLaBordeta) y evitar el desalojo (#SarebSeEsconde). El edificio está acostumbrado a los sobresaltos: esta es la segunda vez que ha sido habitado.
Mixu, el gato de Llum, acaba con los restos de un muslo de pollo mientras los comensales hacen la sobremesa. Su dueña da varios golpecitos a otro cigarrillo liado antes de encenderlo. Aída tuitea desde el perfil de la PAH y documenta la lucha del #BlocLaBordeta por conseguir suministros (#AguaPAHLaBordeta) y evitar el desalojo (#SarebSeEsconde). El edificio está acostumbrado a los sobresaltos: esta es la segunda vez que ha sido habitado.
La primera fue el 18 de noviembre de 2011, cuando la Asamblea Indignada de Sants lo ocupó para reclamar el uso social de los immuebles vacíos y lo bautizó como Habitatge 18N. No era todavía de la Sareb y fue desalojado doce días después. Desde entonces, seguía en desuso." (Districte15, 29/04/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario