"(...) De hecho, buena parte de las redes que han estado bombeando notables
cantidades de dinero en las arcas del PP para que este partido pudiera
competir con mayor ventaja con otros partidos (principalmente el PSOE)
han tenido orígenes y/o terminales significativas en Madrid. (...)
A partir de esta situación y de la arrogancia antipática y la
insensibilidad social con la que muchos líderes del PP han venido
ejerciendo su poderío durante los últimos años, se puede entender el
shock que les ha supuesto el 24 de mayo. Y, sobre todo, lo sucedido en
Madrid. De ahí la desesperación con la que han intentado hacer valer su
peso en la campaña electoral, primero, y en las intentonas de pactos,
después. Aunque en esto último han tenido un buen aliado en Ciudadanos.
Esta desesperación llevó a Esperanza Aguirre ─¿o la llevaron?─ a una
campaña disparatada de insultos y descalificaciones poco fundadas –y
nada propias de la competencia leal─ contra Manuela Carmena y su
formación, con el resultado de situar dicha candidatura en primer plano
de atención, generando corrientes de simpatía y apoyo en bastantes
madrileños originariamente apartados de estos enfoques.
Campaña que, por
cierto, ahora parecen seguir otros líderes del PP que intentan centrar
el foco en Podemos y presentar al PSOE como un actor político
secundario y dependiente; o dicho en la terminología clásica, como un
simple “tonto útil”.
Un nuevo hito en esta secuencia de dura –y asimétrica─ pugna por el
poder en Madrid –aunque no solo─ está siendo la campaña de
descalificación a posteriori de los concejales de la lista encabezada
por Carmena.
Una vez consumada la elección de Carmena como Alcaldesa de Madrid, han
aparecido en los medios de comunicación social una serie de
informaciones demoledoras sobre varios concejales de dicha candidatura.
Así, los madrileños han podido enterarse –a posteriori─ que uno de los
concejales había escrito tuist de un racismo intolerable; no solo para
un “cargo público”, sino para cualquier persona decente.
Por no hablar
de la crueldad inhumana con una víctima del terrorismo. Otro concejal
también ha hecho bromas sobre la guillotina, la plaza pública, la
tortura y Ruiz Gallardón, mientras otros habían pedido abiertamente que
el antiguo Alcalde y Ministro fuera “empalado” (sic).
Pero, ahí no paran
las cosas, sino que parece que hay otra concejala, y nada menos que
portavoz, que está imputada por interrumpir por la fuerza un acto
religioso en la Universidad Complutense. Y no sé si esta misma u otra
concejala parece que también se explayó en Internet pidiendo el
linchamiento de Emilio Botín.
¿Hay quién dé más? ¡Una auténtica barbaridad! Y no sabemos aún lo que puede venir.
Desde luego, resultaría demasiada coincidencia que todo esto surgiera
de esta manera al mismo tiempo y con tal grado de atención mediática, en
una guerra que no se puede dudar que está siendo sin cuartel. Por lo
tanto, hay que preguntarse ¿de dónde han salido todas estas
informaciones de manera súbita y repentina? ¿Quién se ha dedicado a
recopilar y obtener tales informaciones?
¿Alguien ha intentado presionar
previamente a Manuela Carmena, advirtiéndola o insinuándola, que
existían estas informaciones? ¿Desde cuándo tenían algunos estas
informaciones? Si las tenían antes de la campaña, ¿por qué no las
hicieron públicas entonces? ¿Temían algunos que, si los ciudadanos
disponían de estas informaciones antes de votar, acabarían apoyando en
mayor grado a la lista del PSOE y no a la encabezada por Manuela
Carmena?
Sean cuales sean las respuestas que puedan darse a estas y otras
preguntas similares y conectadas, lo que resulta evidente es que nos
encontramos ante un caso de intoxicación política de manual. Una
intoxicación que trasluce –además─ una intencionalidad muy bien trabada,
que se orienta básicamente a que la izquierda no pueda gobernar
tranquilamente en Madrid.
Lo cual, como en las novelas de detectives y
de misterio, apunta en la dirección de ¿quién? Y ¿para quién? Es decir,
¿quiénes son los posibles beneficiados y perjudicados en esta historia?
Y, sobre todo, ¿quién está osando hablar y actuar en nombre de estos
posibles beneficiarios-perjudiciarios y en la forma en la que lo está
haciendo?
Desde luego, son muchas las evidencias y las razones que abonan la
impresión de que estamos ante la acción –nada escrupulosa y poco
inteligente, por cierto─ de poderosos grupos de interés y presión que
actúan desde detrás de las bambalinas. Grupos sobre los que podemos
decir, para evitar que se agite el fantasma de la paranoia, que al igual
que se dice de las meigas, realmente no hay constancia de que existan.
“Pero haberlas, haylas”. (...)" (José Félix Tezanos, Sistema digital, 15-21/06/2015)
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