"La banca. Otra vez. Con más de ocho años de crisis a
las espaldas, la solidez de las entidades europeas vuelve a estar en
cuestión. El problema es que llueve sobre mojado.
O mejor dicho, sobre
ayudado, porque la desconfianza gravita en torno a un sector que, según
los cálculos de la Comisión Europea, ha recibido 661.000 millones de euros en ayudas públicas desde 2008, unas inyecciones directas a las que se suma la liquidez sin precedentes proporcionada por el Banco Central Europeo
(BCE).
Pero ni por esas. Los activos problemáticos que aún tienen en
sus balances, los tipos de interés en mínimos históricos y las
exigencias regulatorias se están agolpando para poner en entredicho su
futuro y, por extensión, el de una recuperación económica que no se
afianzará sin un sector bancario robusto.
Esta renovada
incertidumbre se mostró ayer con toda claridad en los parqués. El sector
sufrió un duro correctivo por la mezcla de dos motivos. El primero, el
aviso por parte del banco galo Société Générale de que
tendrá complicado alcanzar en 2016 el objetivo de rentabilidad sobre el
capital (ROE) del 10% que había anunciado anteriormente.
Y el segundo,
el recorte de los tipos de interés por parte del Riksbank, el banco central de Suecia, hasta el -0,50%, una decisión que fue mal digerida por el sector porque anticipa la senda
por la que puede seguir progresando el BCE y porque, sobre todo,
certifica el inhóspito contexto en el que se mueven ahora los bancos.
Este cóctel dejó un reguero bajista bien visible en las cotizaciones bancarias. (...)
Estas caídas no son nuevas. Prolongan las que ya vienen
sufriendo desde que comenzó el año. Hasta la fecha, el valor bursátil
de la banca europea se ha desinflado en más de 300.000 millones de euros
en 2016. (...)
la incertidumbre ha ido creciendo por dos vías. La primera, italiana.
Las dudas sobre el auténtico volumen de créditos dudosos que acumulan
las entidades transalpinas, que ronda los 200.000 millones de euros, han
desembocado en la creación de un esquema de 'bancos malos' para sanear y
reforzar el sector. Y la segunda, alemana. En su caso, los recelos se centran en Deutsche Bank
y su capacidad para pagar los intereses de sus bonos contingentes
convertibles (CoCos), tras anunciar unas pérdidas de casi 6.800 millones
de euros en 2015. (...)
Estos ingredientes están alimentando la incertidumbre hasta tal punto
que incluso emergen las comparaciones con la situación de 2008 y la histórica quiebra de Lehman Brothers.
"El sistema
financiero, y especialmente el europeo, está colapsado. Parece que a
pesar de tanto test de estrés, los bancos siguen teniendo algo en su
balance que no genera confianza a los inversores. Es el caso
del Deutsche Bank", advierte David Levy, de Diverinvest EAFI. (...)" (El Confidencial, 12/02/16)
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