22.2.16

¿Y si cae el Deutsche Bank? Caería Alemania, ¿y Europa?

"(...) Por su tamaño, las consecuencias de la caída de Deutsche Bank serían globales. Es uno de los bancos considerados too big to fail, demasiado grandes para quebrar, por el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB).  (...)

Sigue siendo prematuro comparar el batacazo bursátil actual con la crisis financiera de 2008. Pero si el peor escenario, una recesión global como la de entonces, se materializarse, el financiero sería el sector que antes y en mayor medida sufriría. Esa idea ya ha calado en las bolsas, y bastó para desatar la crisis en los parqués europeos de hace unos días.  (...)

En 2015, Deutsche Bank tuvo que publicar pérdidas de 6.700 millones de euros (2.000 millones en el cuarto trimestre) y anunciar que reducirá su plantilla en más de 35.000 puestos de trabajo. Antes de la crisis financiera de 2008, la acción del banco alemán cotizaba a 100 euros. Ahora oscila en torno a 17 euros, menos de una quinta parte.

Las primeras señales de alarma sobre las malas prácticas llegaron hace tres años, cuando se dio a conocer la alta exposición del principal banco privado de Europa a los derivados financieros: 75 billones de dólares, una suma que supera 20 veces al PIB de Alemania y cinco veces al de la zona euro. 

El gran problema reside en esta dependencia de la banca de inversión. Antes de la crisis financiera, generaba el 70% de los beneficios del grupo. Tras el hundimiento de Lehman en 2008, se ha desplomado y ahora produce pérdidas.  (...)

Por su tamaño, las consecuencias de la caída de Deutsche Bank serían globales. Pero aunque sea considerado uno de los bancos too big to fail, su historial de los últimos siete años ha dejado una estela de escándalos.

 Además de maquillar los datos en las hipotecas subprime americanas y multiplicar sin tasa los bonus de los altos ejecutivos, el buque insignia de los bancos germanos hizo trampas con el Libor en el mercado de Londres.  (...)

La erupción del escándalo del Libor data de 2012, pero sus efectos todavía duelen. Los costes son inmensos. Y no sólo monetarios. Manipular la principal referencia del mercado mundial de préstamo interbancario ha hecho mella en la confianza dentro del banco, en los empleados, y fuera del mismo, en los clientes. 

En 2015, Deutsche Bank acordó pagar a las autoridades de Estados Unidos y Reino Unido 2.300 millones de euros por su implicación en este escándalo, del que los grandes bancos implicados (Deutsche Bank, UBS, Citigroup, Barclays y JP Morgan) se defendieron argumentando que las faltas las cometieron algunos empleados, sin conocimiento de los superiores.

El escándalo del Libor hizo aflorar lo que ya podía adivinarse: la dependencia de Alemania de su principal banco para reforzar su economía es enorme. Las empresas alemanas de primer orden y las medianas han crecido muy dependientes de la financiación del banco más grande del país. 

Tanto, que líderes empresariales e incluso miembros clave del consejo de supervisión -- formado por accionistas y miembros de los sindicatos y encargado de supervisar las acciones del consejo de administración-- trataron de ayudar a los expresidentes ejecutivos de la entidad, Anshu Jain y Juergen Fitschen, a poner los escándalos en un segundo plano.

Cuando el regulador alemán debía publicar un informe sobre la presunta participación del banco en la manipulación del Libor, surgió una red de apoyo a Deutsche Bank. Directores financieros de algunos grandes grupos empresariales alemanes, como Burkhard Lohr, director financiero del Grupo K+S AG, proveedor de sal y fertilizantes, o Stefan Sturm, director financiero del grupo médico Fresenius SE & Co KGaA, declararon que la fortaleza del Deutsche Bank era vital.  (...)"             (Laura Alzola, CTXT, 17/02/16)

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