"(...) lo que aún prevalece es la existencia de un modelo de desarrollo
económico mundial fundamentado en la preeminencia del sector financiero
sobre las demás áreas productivas.
Ese predominio del sector
financiero o financiarización de la economía global, que empezó a surgir
hace más de tres décadas, ha implicado una desnaturalización de la
manera en que un sistema económico debe funcionar, y ha sido, por
consiguiente, la causa fundamental que desató la crisis financiera
global y de que ésta todavía no haya podido ser superada. (...)
Lo que ha ocurrido en los últimos años es que el sector financiero se
ha convertido en un fin en sí mismo. Acumula beneficios no sobre la
base de la diferenciación de las tasas de interés que aplica entre
préstamos y ahorros, sino de las utilidades que adquiere a través de las
innovaciones financieras y de los productos derivados que ha ido
creando en un sistema bancario interconectado a nivel global.
Esos
productos derivados, como se sabe, provienen de una diversa gama de
instrumentos financieros, como son las opciones, los swaps, las permutas
de incumplimiento crediticio y la especulación financiera sobre
contratos a futuro de commodities. Como consecuencia de la evolución de
ese fenómeno de financiarización, entre 1980 y 2014, los activos
financieros a nivel mundial se expandieron de 12 billones a 294 billones
de dólares.
En el mismo periodo, los contratos de derivados
pasaron de un billón a 692 billones de dólares, una suma fabulosa, sin
antecedentes en la historia, que implica que han pasado a representar
cerca del 70% de los activos financieros a nivel global. Más aun, los
derivados cuyo valor era cercano al PIB mundial en 1980, pasaron a
representar 10 veces el valor de la capacidad mundial de generación de
riquezas a partir de la segunda mitad de la década del 2000.
Debido
al volumen de los montos señalados, puede considerarse que, en estos
momentos, en la economía global no hay falta de liquidez, sino todo lo
contrario. Si es así, ¿cómo es posible que haya una situación de virtual
parálisis en el crecimiento de la economía mundial, sobre la base de
una presunta falta de liquidez?
En realidad, la falta de
crecimiento de la economía mundial se debe, entre otras razones, al
hecho de que como resultado del fenómeno de la financiarización, se ha
producido una desconexión o despegue entre el sistema financiero y los
sectores productivos.
El exceso de liquidez que actualmente
encontramos en la economía mundial no se utiliza para invertir en la
producción industrial, de alimentos, de fuentes de energía o de obras de
infraestructuras. Al revés, se emplea, fundamentalmente, en la
realización de transacciones financieras, que en lugar de contribuir a
crear un tipo de riqueza material que satisfaga la demanda de los
consumidores, crea, más bien, un tipo de riqueza artificial fundamentado
en papeles comerciales.
Al seguir una trayectoria de
multiplicación de sus activos, el sistema financiero ha generado
desequilibrios en la balanza comercial y en la emisión de títulos de
deudas.
De esa manera, suscita un potencial de crisis que es
generado por la existencia de una riqueza ficticia que se incrementa a
gran velocidad, sobrepasando al mismo tiempo los volúmenes de producción
y de comercio a nivel mundial.
Como consecuencia del predominio
de un modelo de financiarización de la economía global, desde el 2007
hasta el 2014, la deuda pública mundial, en lugar de disminuir, se ha
incrementado en 60 billones de dólares, para un total de 200 billones de
dólares.
La humanidad nunca conoció cifras semejantes. Todo eso
desborda la imaginación y toda capacidad de raciocinio. Sin embargo, es
la realidad en la que el mundo se encuentra en estos momentos; y es,
naturalmente, lo que explica el estancamiento secular en el crecimiento
de la economía mundial y la razón por la cual, a pesar de todos los
esfuerzos desplegados, aún no se logra superar la crisis financiera
global iniciada en el 2007.
Pero además de no haberse superado la
Gran Recesión global del 2007, la continuación irrefrenable de un modelo
de financiarización de la economía mundial conduce inevitablemente a
nuevas crisis de dimensiones impredecibles. (...)" (Leonel Fernández, El País, 09-07-16)
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