"(...) Randall Wray
habla sobre política monetaria con la convicción y la urgencia del
hereje que se sabe en posesión de una verdad poderosa. El economista es
una de las figuras destacadas del movimiento de la teoría monetaria
moderna, o modern money theory, que rompe con el análisis ortodoxo sobre la creación del dinero y propone políticas para el pleno empleo. (...)
Entonces, cuando los Estados entran en lo que llamamos ‘crisis de deuda soberana’…
¿Como Japón?
O como los países del euro.
No, no, centrémonos por un momento en Japón. No tiene
crisis de deuda. Su nivel de endeudamiento se acerca al 250% del PIB.
Durante veinticinco años, ha rondado unos intereses del 0% y ha sufrido
deflación, con los déficits presupuestarios más grandes del mundo. No
hay crisis de deuda.
¿Existen las crisis de deuda soberana? ¿Son posibles?
¿En Japón? No. ¿En EEUU? No. ¿Reino Unido? ¿Turquía?
Tampoco. ¿Qué tienen en común? Todos ellos emiten su propia moneda. ¿Qué
pasa si uno abandona su moneda y adopta la de otro? Puede haber un
problema de deuda, porque ya no tienes moneda propia.
Hay países que
‘dolarizan’ su economía. Lo hizo Ecuador. Argentina tenía un régimen de
convertibilidad en los años 90. Puede resultar muy problemático, porque
la única manera de conseguir dólares, si no se puede exportar
suficiente, es pedirlos prestados. Si se piden prestados, hay que
devolverlos con intereses, y si no se consiguen más dólares, puede haber
consecuencias desastrosas, incluido el impago de la deuda.
¿Cuál es el
problema de Europa? Grecia o Italia tenían moneda propia. ¿Podía
agotárseles? No. ¿Qué hicieron? Renunciaron a su propia moneda.
Adoptaron el euro, que es una moneda extranjera. Ahora están en una
situación para la que no hay solución de mercado. Esas economías
–Grecia, Italia, España— no se recuperarán nunca.
¿Y si salieran del euro?
Bueno. Tendrían que salirse del euro, o habría que reformar todo el sistema. Una cosa o la otra terminará sucediendo.
¿A qué se refiere con reformar el sistema?
Las soluciones técnicas son muy fáciles. Una consiste
en aumentar el presupuesto del Parlamento Europeo, que es de menos del
1% del PIB. En EEUU, la unión monetaria está bien hecha. El banco
central –la Reserva Federal— se encarga de la política monetaria, y el
Departamento del Tesoro de la fiscal.
En la Unión Europea creyeron que
se podría tener un banco central único, pero que cada Estado tuviera su
política fiscal. Eso no puede funcionar. Pero sí existe un Parlamento
Europeo. Si su presupuesto fuera más razonable, lo suficientemente
grande como para estabilizar la demanda agregada en toda la economía, y
distribuir más demanda a las economías que pierden empleo por sus
déficits comerciales, podría haber una salida.
¿Cómo de grande tendría
que ser? Diría que en torno a un 10%, la mitad del presupuesto de los
EEUU, sería suficiente. Eso redistribuiría la demanda. Todo el mundo,
incluso Alemania, tendría más demanda, pero se haría de manera
progresiva, para que la periferia reciba relativamente más que el
centro.
Habla de “distribuir demanda”. Pero, ¿cómo se haría eso?
El modo ideal es una garantía de empleo. Pongamos que
la Unión Europea financia una garantía de empleo. Hoy en día podríamos
estar hablando de un 5% del PIB, que quizá en Grecia sería más cercano
al 10%, pero después de la recuperación se estabilizaría entre un 1% y
un 3%.
¿Cree que eso resolvería tanto el problema del empleo como el de la estabilidad financiera?
Las crisis europea y estadounidense fueron idénticas.
Pero la crisis financiera que fue igual para ambos se convirtió en
crisis de deuda soberana en Europa, porque sus países no son soberanos.
En EEUU, no fue así.
Pudimos poner en marcha un estímulo fiscal, aunque
fuera insuficiente. Salvamos el sistema financiero sin imponerle la
deuda estatal a Nueva York o Dakota del Sur. Europa hizo eso,
trasladando el peso a los Estados, no soberanos. España tenía superávits
contables antes de la crisis.
De pronto, llega la crisis financiera y
la deuda estatal explota. El problema fue el sector financiero privado.
La solución no es la austeridad, sino la regulación y supervisión
bancaria, la ruptura de los oligopolios financieros y el encarcelamiento
de los responsables de la situación. La garantía de empleo no es
suficiente. Tiene que venir acompañada de las restricciones a los
excesos financieros.
Ha dicho antes que los países que ceden su
soberanía monetaria dejan de ser soberanos. Pero, ¿no está el resto de
países subordinado a EEUU en materia monetaria, al ser el dólar la
moneda de reserva mundial?
La medida en que se subordinan responde a decisiones
políticas. Hay países que deciden tener un tipo de cambio fijo. Si
quieres hacer eso, necesitas exportar, ¿y qué necesitas para exportar?
Salarios bajos. Una demanda agregada baja. Mantener a tu población lo
suficientemente pobre como para importar. Lo hacen voluntariamente. No
tienen por qué hacerlo.
¿Cuál es la alternativa?
Dejar que la cotización de la moneda fluctúe. Eso te
da más margen de maniobra en política fiscal. Si decides vincular tu
moneda al dólar, mantendrás un tipo de interés alto, perdiendo control
sobre la política monetaria. Tu tipo de interés tiene que estar por
encima del de los EEUU, para mantener una moneda fuerte. Si la dejas
fluctuar, puedes mantener los tipos más bajos y depreciar la moneda.
Con
la política fiscal sucede lo mismo: no es necesario tener a gran parte
de la población desempleada. Puedes perseguir una política de pleno
empleo. La consecuencia puede ser que tu tipo de cambio sea más bajo.
¿Y
qué problema acarrea eso? A tus élites les sale más caro viajar a
Disneylandia. No hablo en broma: para las élites de los países en
desarrollo es muy importante poder mandar a sus hijos a Harvard e ir de
vacaciones a Estados Unidos. Prefieren tener al 50% de la población en
paro para poder hacerlo. (...)" (Entrevista a Randall Wray , Álvaro Guzmán Bastida, CTXT, 22/03/17)
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