24.3.17

El 80% de España, en riesgo de convertirse en desierto este siglo

 

"Cada país, cada región del mundo, está amenazada de manera diferente por los efectos del cambio climático. Algunos estados-isla del Pacífico se enfrentan a la desaparición física, engullidos por la subida del nivel del mar. España, por su parte, se arriesga a convertirse en desierto. 

 Hasta el actual Gobierno advierte ya de que el calentamiento global amenaza con que, en lo que queda de siglo, el 80% del suelo esté en peligro de desertificarse. Incluidas las cordilleras montañosas del sur, según un análisis del Ministerio de Medio Ambiente de 2016 recientemente publicado en el Portal de Transparencia gubernamental.  (...)

El mapa de las zonas áridas de la España peninsular refleja cómo de noroeste (Galicia) a sureste (Almería o Murcia) las tierras secas son cada vez más secas (llueve solo entre un 5% y un 20% de lo que se evapora). El riesgo de desertificación, en diferentes grados, afecta a 37,4 millones de hectáreas de los 50,5 millones del territorio total.

Ganando terreno hacia el norte 

Los cálculos del informe muestran que el suelo susceptible de degradarse va ganando espacio: la zona norte de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valle del Ebro, amplias zonas de Cataluña y la submeseta norte se van tornando más secos hasta perder el tono verde de las zonas húmedas.

 A eso se le añade que las regiones ya áridas empeoran (se vuelven más anaranjadas en los modelos).
De ahí que la España húmeda, que ocupaba un 39% entre 1971 el año 2000, al ritmo actual y con las previsiones disponibles se quede en un 20% al terminar el siglo XXI. La Islas Canarias lo pasarán todavía peor.

El documento indica que se prevé un incremento "muy acusado" de la superficie cuyo balance entre lluvias y evaporación la coloca en la categoría de semiárida, sobre todo en el tercer cuarto del siglo. Pero, al mismo tiempo, destaca que, para el último tercio, los mayores incrementos relativos de zonas en riesgo respecto al año 2000 se van a producir en los suelos con un nivel de amenaza alto o muy alto. Es decir, los peores suelos.

Desertificar un país conlleva consecuencias en muchos niveles. La más obvia resulta la alteración de los ecosistemas que implica "la pérdida de hábitats y de especies", como subraya el IPCC. La biodiversidad se resiente. 

Esta riqueza natural es uno de las características subrayadas por el Ministerio de Medio Ambiente: España es el país de la Unión Europea que más especies de aves, mamíferos y anfibios alberga y está a la cabeza de superficie incrustada en la Red Natura 2000 de protección ambiental con 222.000 km2

Pero, además de esta relación entre mayor desierto y menor biodiversidad, el panel científico de la ONU recuerda que, junto al incremento de riesgo de los incendios forestales, estas áreas se enfrentan a "extensos efectos negativos en la productividad agrícola en el sur" [de Europa]. (...)"          (eldiario.es, 20/03/17)

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