"Banco de España, a su manera, nos detalla en el Informe Anual de 2016 las razones que hay detrás de las sorpresas positivas en nuestra economía.
Y ninguna de ellas tiene que ver con las políticas económicas implementadas desde el gobierno del actual ínclito monclovita, Mariano Rajoy.
O mejor dicho, son consecuencia de hacer exactamente lo contrario
a aquello que dicen hacer. El problema es que cuando reviertan todas y
cada una de ellas veremos cómo no había nada detrás de su política
económica.
Porque nuestro modelo productivo, salvo un tejido
espectacular de mediana y pequeña empresa exportadora, surgido allá por
los 90, y que empieza a ser asaltado por capital especulativo foráneo,
sigue siendo el mismo: burbujas, camareros y crupieres.
En
la páginas 56-58 del Informe Anual de 2016, concretamente en el
recuadro 5.2, se analiza el efecto de los factores transitorios en la
evolución reciente de la economía española y su comparación con la Unión
Europea Monetaria (UEM). Apunta a dos sobre los cuales hemos hablado
largo y tendido en este blog.
Sí, fuimos los primeros y además le dimos
una interpretación política y geoestratégica. Por un lado, la relajación
del ajuste presupuestario. Por otro, la entrada de flujos financieros
foráneos en nuestra economía, derivados de la política monetaria del
BCE. Pero además Banco de España añade otra relevante, la bajada no
prevista del precio del petróleo y otras materias primas.
Como vemos,
ninguna de ellos es controlado o manejado por el gobierno de Rajoy.
Bueno, sí, uno de ellos, que además invalida la verborrea oficial, la
política fiscal, que ha sido expansiva y ha afectado positivamente al
crecimiento económico.
Según los cálculos del regulador, estos tres
elementos habrían tenido un impacto sobre la actividad más positivo del
previsto. Y además todos ellos impactaron de modo menos favorable sobre
el PIB del área del euro que sobre el español. (...)
Por un lado, la caída del precio del petróleo comportó un aumento
directo de la capacidad de compra de los hogares. Además en España este
aumento de la renta real es mayor que en la UEM, tanto porque los
derivados del petróleo tienen un peso más elevado en la cesta de consumo
de los hogares como porque los impuestos de cuantía fija constituyen
una proporción inferior del precio unitario.
Por otro lado, el descenso
de la cotización del petróleo genera una disminución de los costes de
producción en las industrias en las que esta materia prima es un consumo
intermedio. Y en el caso español, el peso del petróleo dentro de la
estructura de costes de la economía es mayor que en la zona euro.
En conjunto, teniendo en cuenta estos dos aspectos positivos derivados
de la bajada del precio de las materias primas, según las estimaciones
realizadas por Banco de España la reducción de los precios del petróleo
habría aportado 0,6 puntos porcentuales al crecimiento del producto del
área del euro en el período 2014 2016, frente a 1,1 en España.
Si seguimos leyendo el recuadro 2, el regulador dice algo obvio. En
comparación con lo que se proyectaba en la primavera de 2014, la
política fiscal ha mantenido en el período 2014‑2016 un tono más
expansivo, con un mayor deterioro de lo previsto del saldo primario
ajustado de ciclo, tanto en el área del euro como, sobre todo, en
España.
Se estima que este curso de la política fiscal habría añadido
0,8 puntos porcentuales al crecimiento del PIB de España en el conjunto
de estos dos años, frente a solo 0,2 en el caso del área del euro. En
realidad el impacto en nuestro país es bastante mayor, próximo a los 2
puntos porcentuales. (...)
Los datos de la propia Comisión Europea muestran que para España en el
período 2010-2013 la política fiscal fue tremendamente contractiva. El
déficit estructural se recortó desde niveles superiores al 7% del PIB a
cifras próximas al 2%. En un contexto de desapalancamiento del sector
privado ello supuso una gravísima recesión económica.
Pero desde finales
de 2013, con el consentimiento de Bruselas, la austeridad se relajó. El
déficit estructural ha crecido desde entonces. Pero la razón no es que
realmente se hubieran dado cuenta de la necesidad de recurrir a una
expansión fiscal en recesión de balances como única herramienta
efectiva.
El objetivo era evitar un resultado electoral que, antes de la
expansión fiscal, era nefasto para ciertos intereses. La austeridad
fiscal en recesión de balances privados era muy dañina.
Pero no solo ha habido una relajación presupuestaria programada con
Bruselas. Las ayudas del Banco Central Europeo han sido notorias. Las
últimas, en un contexto de impulso fiscal, han permitido una
reactivación modesta del crédito bancario y han evitado un
descarrilamiento del sistema bancario.
Según el regulador, las
actuaciones adoptadas en política monetaria en el último trienio, tanto
en el ámbito de políticas convencionales como no convencionales, han
contribuido a que el tipo de cambio efectivo nominal se depreciara en
ese período en torno a un 14 % -cuidado con estas relaciones
causa-efecto- y a que los costes de financiación del conjunto de agentes
de la economía española hayan experimentado una disminución sustancial.
De acuerdo con las estimaciones de Banco de España, estas medidas de
política monetaria habrían impulsado algo más el crecimiento en España,
1,7 puntos porcentuales, que en el conjunto del área del euro, 1,5
puntos porcentuales.
Solo un dato. A cierre de abril de 2017 en el Balance de Banco de España
el total de activos, por obra y gracia de la aplicación del programa de
compras del regulador -expansión cuantitativa-, básicamente deuda
soberana, ascendía a más de 250 mil millones de euros. Banco de España
ya es el primer acreedor del Tesoro.
Detrás de esta política no se ha
implementado ningún programa activo de inversión productiva y generación
de empleo. Solo se favorece un sistema de generación de deuda que
permite sujetar el sistema bancario.
Una de las consecuencias de esta
política monetaria es el déficit o necesidades de financiación de la
banca patria, vía Eurosistema o Target 2, que alcanzó en abril los 366
mil millones de euros, superando los niveles récord de 2012, en plena
turbulencia financiera.
De las estimaciones del regulador, aunque no lo puede decir de manera
clara y concisa, se puede afirmar que nuestro país está experimentando
una expansión económica cuyas raíces no se encuentran en procesos de
inversión en capital y en el desarrollo de la actividad industrial, sino
básicamente en el crecimiento del sector servicios y el incremento de
la deuda para ciertos fines espurios.
Si la mejora de la economía no se
debe a Rajoy, ¿qué le queda a este gobierno? Nada. España, con pies de
barro." (Juan Laborda, Vox Populi, 04/06/17)
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