"Mientras el régimen de Maduro
intenta imponer su nueva Asamblea Constituyente como rival o sustituta
del actual Congreso de Venezuela y arresta a los líderes de la oposición
pro-capitalista, la grave situación económica y social del país sigue
empeorando. (...)
En 2013, advertí que
los logros de la 'revolución bolivariana' con Chávez estaban seriamente
amenazados. Chávez había mejorado las condiciones de los más pobres con
el aumento de los salarios, los servicios sociales y la reducción de la
desigualdad. Sin embargo, estos sólo podían aumentar en los confines de
la economía capitalista mediante el uso de los ingresos de las
exportaciones de petróleo en un momento de precios muy altos del
petróleo. Pero los precios del petróleo comenzaron a caer y
prácticamente se han reducido a la mitad en los últimos dos años.
Las
exportaciones de petróleo se redujeron en $ 2.200 per cápita de 2012 a
2016, de los cuales $ 1.500 se debieron a la disminución de los precios
del petróleo. El gobierno de Maduro comenzó a acumular enormes deudas
externas para tratar de mantener el nivel de vida. Venezuela es ahora el
país más endeudado del mundo. Ningún país tiene una deuda externa
pública mayor en proporción del PIB o de las exportaciones, o tiene un
servicio más elevado de la deuda como porcentaje de sus exportaciones. (...)
Erika Guevara, directora de la Oficina Regional de Amnistía Internacional para las Américas escribió en junio de 2016: “el Hospital de Niños JM. De los Ríos en Caracas, que una vez fue un orgullo como modelo de atención pediátrica en Venezuela, hoy es un símbolo trágico de la crisis que está barriendo al país sudamericano. La mitad del gigantesco edificio se derrumba, las paredes se tambalean, los suelos se inundan y las habitaciones están tan deterioradas que ya no se utilizan. A pesar de ello, cientos de niños están siendo tratados. Pero tanto los medicamentos como los suministros médicos básicos son escasos, y las madres de los niños ya han renunciado a exigirlos. (...)”.
Antes
de Chávez, la mayoría de los venezolanos eran extremadamente pobres
tras una serie de gobiernos de la derecha capitalista. Pero ahora, una
vez más, bajo Maduro, esta es la situación de los pobres y la mayoría de
la clase trabajadora venezolana. No es de extrañar que el apoyo al
gobierno de Maduro ha disminuido, mientras que las fuerzas de la
reacción se hacen más fuertes. Mientras que la mayoría lucha, muchos en
la jerarquía superior del gobierno de Maduro viven tan cómodos como los
capitalistas venezolanos y sus partidarios que están tratando de
derrocar al gobierno.
El
gobierno de Maduro depende cada vez más no del apoyo de la clase
obrera, sino de las fuerzas armadas. Y el gobierno se ocupa de ellos
también. Los militares pueden comprar en mercados exclusivos (por
ejemplo, en las bases militares), tienen un acceso privilegiado a
préstamos y compras de automóviles y viviendas, y han recibido aumentos
salariales sustanciales. El ejército también ha obtenido contratos
lucrativos, gestionando los controles de cambio y los subsidios -por
ejemplo, la venta de gasolina barata comprada en los países vecinos- con
grandes ganancias. (...)
Sectores
importantes de las élites del gobierno de Maduro han utilizado la
crisis económica para su propio beneficio personal. Han comprado deuda
pública con fuertes rendimientos, mientras que al mismo tiempo se
aseguran que no habrá una bancarrota pública, todo ello a expensas de la
caída de los niveles de vida de la gente que debe pagar esta deuda a
través de los impuestos y los ingresos del petróleo no percibidos. Las
divisas destinados al pago de la deuda externa ha sido compensadas por
la reducción de las importaciones de alimentos, medicamentos o insumos
industriales esenciales.
Así,
mientras los manifestantes anti-gubernamentales luchan contra la
policía y el ejército en las calles y el gobierno de Maduro evoluciona
cada vez más hacia un régimen autoritario, la clase obrera se queda sin
amparo. El programa económico y social de la oposición es el tradicional
de los capitalistas nacionales apoyados por el imperialismo: a saber,
la reforma de las leyes laborales (es decir, más explotación y saqueos),
la privatización o la re-privatización de las empresas estatales, la
desregulación de los controles sobre la inversión ( es decir, garantizar
una alta tasa de explotación laboral) y, por supuesto, la liberación de
precios y la unificación de los tipos de cambio. La implementación de
este programa impondría aún más recortes en su nivel de vida a la
mayoría. Al igual que las sanciones previstas por el imperialismo
norteamericano y sus acólitos en la región.
¿Qué
salió mal con los loables objetivos del chavismo? ¿Podría haberse
evitado esta tragedia? Sí, si la revolución chavista no se hubiese
quedado a menos de la mitad, dejando la economía predominantemente bajo
el control del capital. En lugar de ello, los gobiernos chavistas y
Maduro se apoyaron en los altos precios del petróleo y sus enormes
reservas de hidrocarburos para reducir la pobreza, pero no para
transformar la economía a través de la inversión productiva, la
propiedad estatal y la planificación.
Entre 1999 y 2012 el Estado tuvo
ingresos de $ 383.000 millones del petróleo, debido no sólo a la mejora
de los precios, sino también al aumento de las regalías pagadas por las
transnacionales. Sin embargo, estos ingresos no se utilizaron para
transformar los sectores productivos de la economía. Sí, algo se utilizó
para mejorar el nivel de vida de las masas más empobrecidas. Pero no
había un plan de inversión y crecimiento. Al capital venezolano se le
permitió seguir adelante operando como siempre - o no, según fuese el
caso. De hecho, la participación de la industria en el PIB se redujo del
18% en 1998 al 14% en 2012.
Ahora
la derecha pro 'libre mercado' nos dicen que Venezuela demuestra que el
'socialismo' no funciona y que no se puede escapar a los rigores del
mercado. Pero la historia de los últimos diez años no es la del fracaso
del 'socialismo' o de la planificación, sino la del fracaso para poner
fin al control del capital en un (cada vez más aislado) país capitalista
aparentemente débil con un único activo: el petróleo.
No hubo inversión
en la gente, en su formación, en el desarrollo de nuevas industrias y
la innovación tecnológica: todo ello se dejo en manos del sector
capitalista. Basta comparar con el 'socialismo con características chinas', aunque en un país más grande que ahora es la mayor economía del mundo.
Hace poco más de un año, escribí en una nota que,
para salvar los objetivos del chavismo, “es probable que sea demasiado
tarde, ya que las fuerzas de la reacción ganan terreno cada día en el
país. Parece solo estamos a la espera de la decisión del ejército de
cambiar de bando y expulsar a los chavistas”. (Michael Roberts
, Sin Permiso, 06/08/2017)
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