"(...) ¿Hay en tu entorno gente con carencias graves, que no les da para pasar el mes?
La situación real de los barrios del área
metropolitana de Barcelona es gravísima. La gente no tiene para pagar la
hipoteca o el alquiler, la luz o el gas y hasta para comer. Estamos
viviendo muy en precario. Cualquiera puede encontrarse en estas
circunstancias cuando menos se lo piensa, y tener trabajo no garantiza
una vida digna.
¿Es esto consecuencia directa de la crisis o el problema es más bien estructural?
La última crisis ha hecho que los pobres sean
más pobres y los ricos más ricos. Esto se está agudizando y en los
barrios se ve claramente. Muchos trabajadores siguen padeciendo la
crisis, y para la mayoría la salida es mayor empobrecimiento, menos
derechos y un futuro más negro. Todo ello, claro, partiendo de una
situación que ya estaba al límite. Llueve sobre mojado.
Y no me gusta el
término “precariado” que quizás responde a esa tendencia posmoderna de
cambiarle el nombre a las cosas para que parezcan que son otras.
Yo creo
que trabajador es quien vende su fuerza de trabajo para ganarse la
vida. Y si es cierto que la vida de mucha gente y las condiciones
laborales se están degradando. La gente acepta ahora cualquier situación
laboral, porque hay un ejército de parados.
¿Y cómo viven esto los más jóvenes?
Desde hace 15 o 20 años hay muchísimo menos
trabajo, cosa que el propio capitalismo ha generado. Tener un desempleo
de más de un 20% garantiza a los empresarios mano de obra abundante y
barata.
Vivirlo en primera persona, como lo vive la gente en los barrios
de Barcelona, es muy diferente a como se vivía. Antes de la crisis
todavía podría encontrarse empleo en bastantes buenas condiciones
(horario, salario…), comparadas con las de ahora. Cosa que también
ocurre con los estudios.
Por el camino que vamos, pronto llegaremos a
aquélla pancarta de Cornellá (“Los hijos de los obreros queremos
estudiar”). De hecho, yo conozco personalmente a chavales que no pueden
estudiar, porque no tienen con qué pagárselo. Yo, como otros jóvenes de
clase obrera, pudimos estudiar, aunque, es verdad, a veces con mucho
esfuerzo, combinado el trabajo y la formación.
También había becas.
Ahora es más difícil, porque resulta más caro, no hay ayudas y, además,
el plan Bolonia obliga al alumno a estudiar presencialmente, lo que
constituye una barrera para quien tiene que compaginar trabajo y
estudios.
¿Esta gente de la que
hablamos son, sobre todo, digamos, autóctonos, emigrantes de primera,
segunda o tercera generación procedentes de otros lugares de España,
emigrantes de los otros países…?
Se podría decir que hay de todo, pero
predominan los hijos e hijas de la gente que vino a Cataluña en los años
70, procedentes de Andalucía, Murcia, Galicia…, Los “charnegos”, para
entendernos. Este es el colectivo más afectado y después los “nous
vinguts”, que son esa segunda oleada migratoria de latinoamericanos,
magrebís, gente del Este de Europa… (...)"
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