"(...) A grandes rasgos, ¿qué es la derecha alternativa, conocida como Alt Right?
Es un movimiento de reacción resultado de varias décadas de
predominio por parte de la izquierda entre la juventud que ha aparecido
en los últimos años.
Responde a un cambio dentro de los jóvenes
norteamericanos que han visto cómo ni la izquierda ni la derecha
tradicional tienen respuestas para sus problemas, copiando los moldes de
políticas identitarias típicas de la izquierda para intentar recuperar
la hegemonía para la derecha política.
Los textos sobre Donald Trump y la nueva extrema derecha
estadounidense que publicó en CTXT reflejaban el crecimiento y la
expansión del ideario de la Alt Right. Los sucesos de Charlottesville,
donde un kamikaze atropelló a varios manifestantes matando a Heather
Heyer, marcaron un antes y un después en la capacidad de expansión del
ideario de este movimiento. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?
La Alt Right se puede dividir en tres etapas. La primera viene a ser
la protohistoria del movimiento, que iría desde –más o menos– el año
2010 hasta las elecciones presidenciales de 2016. El segundo período
vendría a ser el momento en que se populariza, cuando en el verano de
2016 Donald Trump ficha a Steve Bannon como director de campaña.
Un año
después, durante las protestas de Charlottesville en julio, el
movimiento parece entrar en una situación de estancamiento y de cambio
de cara, porque a diferencia de la etapa anterior, la gente ya no ve a
este movimiento como algo novedoso, contestatario y gamberro, sino algo
más parecido a la extrema derecha tradicional que era lo que en un
principio les había posibilitado crecer.
Yo suelo hablar de una suerte
de mecanismo inmunitario que ha desarrollado la cultura occidental desde
la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo, por el peso que tuvieron
los movimientos antifascistas en la derrota del nazismo y el fascismo en
la guerra.
Aunque todo eso se va erosionando y olvidando, queda como
una suerte de reservorio o mecanismo defensivo cultural muy debilitado
que explica por qué la extrema derecha vuelve a tener una mayor
incidencia. Mientras la Alt Right no se vista con ropajes tradicionales
del fascismo o el neofascismo, en principio, tiene posibilidad de
crecer.
¿Por qué considera que Trump no puede ser catalogado como parte de la nueva extrema derecha?
Trump no forma parte de la Alt Right porque ésta
tiene un componente generacional muy marcado, y tampoco llegó a ser
parte del Tea Party, solamente coqueteó con este movimiento al inicio de
la presidencia Obama dándole su apoyo. Es muy difícil categorizarlo
dentro de una ideología específica, pero si hay una donde puede encajar
más es dentro del movimiento paleoconservador.
Éste no es muy conocido
fuera de Estados Unidos porque tiene que ver con una disputa interna
dentro del Partido Republicano, pero es muy importante para la extrema
derecha actual, ya que Paul Gottfried –el mayor teórico
paleoconservador– es el maestro espiritual de muchos intelectuales de la
Alt Right.
¿Qué es el paleoconservadurismo?
El paleconservadurismo generalmente ha considerado que Estados Unidos
es una tierra pura y que todo lo que sea meterse en cuestiones externas
puede dañar y contaminar esa pureza, lo que le ha llevado a defender
posiciones aislacionistas. Además, considera que no hay nada más sagrado
que la nación y hay que defenderla frente a cualquier perturbación,
tanto en lo externo como en lo interno.
Todo esto se conseguirá mediante
una política moralista y un sistema fiscal conservador, sin meterse en
las cuestiones internas de otros países. Trump y su Make America Great Again ensalzan,
de alguna manera, la idea de que hubo una época dorada de Estados
Unidos que se ha perdido por diversas alteraciones que están
contaminándola. (...)
¿La Alt Right ha sido capaz de ocupar la centralidad del
debate político y permear a grandes capas de la sociedad estadounidense,
como ocurrió –pese a ser antagónicos– con el ‘momento Podemos’?
La analogía es pertinente porque el caso es muy parecido, incluso en
cuanto a la suerte que corre el movimiento. La Alt Right fue capaz de
visualizar y corporizar un racismo que estaba latente en la población,
llevándolo a unos niveles de popularidad y teorización que no se habían
logrado anteriormente con discursos similares como el del Tea Party.
La
extrema derecha ha irrumpido y transformado la política estadounidense
sin necesariamente arrastrar a una gran mayoría con ellos pero,
solamente por contraste y referencialidad, vemos que aunque no son
mayoritarios dentro de la política, son un imán que atrae la discusión
pública a su alrededor. Al igual que ocurrió con Podemos, la Alt Right
ha tenido su coyuntura álgida, donde parecía que iban a comerse el
mundo.
Pero finalmente la mala gestión del ‘momento populista’ ha
incapacitado la posibilidad de seguir aglutinando a gente muy diversa
que en muchas otras circunstancias no hubieran seguido a un movimiento
de extrema derecha.(...)
¿El movimiento Alt Right se trata de un fenómeno que se
circunscribe a las fronteras y al contexto social norteamericano o, sin
embargo, podemos localizarlo en los populismos de extrema derecha que
han surgido en Europa, como puedan ser el Front National francés, el M5S
italiano o el AfD alemán?
La realidad económica que da lugar a la Alt Right es la misma que en
el contexto europeo. El deterioro material aúpa a las nuevas extremas
derechas continentales, donde las capas sociales que han disfrutado de
una cierta sociedad del bienestar y ahora están viviendo en una
situación comprometida por la desaparición paulatina de las políticas
sociales en nombre de los recortes, van viendo que todo a su alrededor
se desmorona sin que se les ofrezca una alternativa.
Es una situación
donde hay gran flexibilidad en los flujos de capitales sin que las
regulaciones estatales puedan hacer mucho para hacer valer el pacto
social que posibilitaba el Estado del Bienestar, lo que conlleva una
sensación de pérdida de control sobre las herramientas de política
económica.
Es ahí donde la extrema derecha, desde una posición combativa por la
melancolía de un pasado dorado perdido, vuelve a reclamar más Estado
nación. El diagnóstico que se hace es que todos los problemas actuales
son fruto del desvanecimiento de este ente garantista que ofrecía unas
posibilidades materiales.
La constitución material es la misma pero
varía la cultura política, al menos en parte, ya que el resultado de
vivir en un mundo globalizado, donde el patrón dominante es la cultura
norteamericana, hace que este movimiento sea muy fácilmente recepcionado
por la extrema derecha y la población europea. Al estar americanizados,
los códigos culturales para codificar y asimilar estos discursos ya los
tenemos. (...)
Volviendo a la cuestión acerca del combate ideológico, ¿hasta
qué punto el triunfo cultural de la derecha alternativa es un correlato
del fracaso de la izquierda a la hora de articular un discurso tanto
vanguardista como hegemónico?
Yo diría que el fracaso de la izquierda ha sido en un aspecto muy
específico, pero no en otro. La izquierda conserva un monopolio del
discurso en lo referido a la agenda social, cultural, minorías y formas
de vida; no así en lo relativo a la economía o políticas públicas,
cuestiones en las que fue derrotada a partir de los ochenta.
Es
precisamente por el triunfo de la izquierda en el consenso cultural
sobre lo políticamente correcto en el espacio público lo que lleva a
reaccionar a la Alt Right. En cierta medida, no es la reacción contra
unos perdedores, es la reacción contra unos ganadores en el terreno
cultural.
Sin embargo, la gran ausencia tanto para la izquierda como
para la Alt Right tiene que ver con que en la agenda económica no pueden
ofrecer a la sociedad un modelo alternativo al del neoliberalismo
dominante que, bajo una apariencia tecnocrática, es capaz de marcar los
presupuestos generales de todos los países y gobiernos sin importar el
color de los mismos. (...)
Aprender de la izquierda para reformularse y evolucionar.
Haber estado dentro del ámbito universitario, donde las luchas
culturales son muy importantes y donde ellos se ven en minoría, juega un
papel fundamental en la génesis de la Alt Right, pues les obliga no a
sólo reaccionar sino a desarrollar estrategias prácticas e inteligentes
para poder vencer a sus adversarios, lo que les lleva a tomar
referencias intelectuales de un amplio rango de lugares, incluso de
tradiciones políticas vinculadas a la izquierda.
Al fin y al cabo, su
obsesión es la misma que tenía la izquierda hace 40 años, cuando era
dominante. (...)"
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