5.9.18

El deterioro material aúpa a las nuevas extremas derechas las capas sociales que han disfrutado de una cierta sociedad del bienestar y ahora están viviendo en una situación comprometida por la desaparición paulatina de las políticas sociales en nombre de los recortes

"(...) A grandes rasgos, ¿qué es la derecha alternativa, conocida como Alt Right? 

Es un movimiento de reacción resultado de varias décadas de predominio por parte de la izquierda entre la juventud que ha aparecido en los últimos años. 

Responde a un cambio dentro de los jóvenes norteamericanos que han visto cómo ni la izquierda ni la derecha tradicional tienen respuestas para sus problemas, copiando los moldes de políticas identitarias típicas de la izquierda para intentar recuperar la hegemonía para la derecha política. 

Los textos sobre Donald Trump y la nueva extrema derecha estadounidense que publicó en CTXT reflejaban el crecimiento y la expansión del ideario de la Alt Right. Los sucesos de Charlottesville, donde un kamikaze atropelló a varios manifestantes matando a Heather Heyer, marcaron un antes y un después en la capacidad de expansión del ideario de este movimiento. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?

La Alt Right se puede dividir en tres etapas. La primera viene a ser la protohistoria del movimiento, que iría desde –más o menos– el año 2010 hasta las elecciones presidenciales de 2016. El segundo período vendría a ser el momento en que se populariza, cuando en el verano de 2016 Donald Trump ficha a Steve Bannon como director de campaña. 

Un año después, durante las protestas de Charlottesville en julio, el movimiento parece entrar en una situación de estancamiento y de cambio de cara, porque a diferencia de la etapa anterior, la gente ya no ve a este movimiento como algo novedoso, contestatario y gamberro, sino algo más parecido a la extrema derecha tradicional que era lo que en un principio les había posibilitado crecer. 

Yo suelo hablar de una suerte de mecanismo inmunitario que ha desarrollado la cultura occidental desde la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo, por el peso que tuvieron los movimientos antifascistas en la derrota del nazismo y el fascismo en la guerra.

 Aunque todo eso se va erosionando y olvidando, queda como una suerte de reservorio o mecanismo defensivo cultural muy debilitado que explica por qué la extrema derecha vuelve a tener una mayor incidencia. Mientras la Alt Right no se vista con ropajes tradicionales del fascismo o el neofascismo, en principio, tiene posibilidad de crecer.

¿Por qué considera que Trump no puede ser catalogado como parte de la nueva extrema derecha?

 Trump no forma parte de la Alt Right porque ésta tiene un componente generacional muy marcado, y tampoco llegó a ser parte del Tea Party, solamente coqueteó con este movimiento al inicio de la presidencia Obama dándole su apoyo. Es muy difícil categorizarlo dentro de una ideología específica, pero si hay una donde puede encajar más es dentro del movimiento paleoconservador. 

Éste no es muy conocido fuera de Estados Unidos porque tiene que ver con una disputa interna dentro del Partido Republicano, pero es muy importante para la extrema derecha actual, ya que Paul Gottfried –el mayor teórico paleoconservador– es el maestro espiritual de muchos intelectuales de la Alt Right.

¿Qué es el paleoconservadurismo?

El paleconservadurismo generalmente ha considerado que Estados Unidos es una tierra pura y que todo lo que sea meterse en cuestiones externas puede dañar y contaminar esa pureza, lo que le ha llevado a defender posiciones aislacionistas. Además, considera que no hay nada más sagrado que la nación y hay que defenderla frente a cualquier perturbación, tanto en lo externo como en lo interno. 

Todo esto se conseguirá mediante una política moralista y un sistema fiscal conservador, sin meterse en las cuestiones internas de otros países. Trump y su Make America Great Again ensalzan, de alguna manera, la idea de que hubo una época dorada de Estados Unidos que se ha perdido por diversas alteraciones que están contaminándola. (...)
 
¿La Alt Right ha sido capaz de ocupar la centralidad del debate político y permear a grandes capas de la sociedad estadounidense, como ocurrió –pese a ser antagónicos– con el ‘momento Podemos’?

La analogía es pertinente porque el caso es muy parecido, incluso en cuanto a la suerte que corre el movimiento. La Alt Right fue capaz de visualizar y corporizar un racismo que estaba latente en la población, llevándolo a unos niveles de popularidad y teorización que no se habían logrado anteriormente con discursos similares como el del Tea Party.

 La extrema derecha ha irrumpido y transformado la política estadounidense sin necesariamente arrastrar a una gran mayoría con ellos pero, solamente por contraste y referencialidad, vemos que aunque no son mayoritarios dentro de la política, son un imán que atrae la discusión pública a su alrededor. Al igual que ocurrió con Podemos, la Alt Right ha tenido su coyuntura álgida, donde parecía que iban a comerse el mundo. 

Pero finalmente la mala gestión del ‘momento populista’ ha incapacitado la posibilidad de seguir aglutinando a gente muy diversa que en muchas otras circunstancias no hubieran seguido a un movimiento de extrema derecha.(...) 

¿El movimiento Alt Right se trata de un fenómeno que se circunscribe a las fronteras y al contexto social norteamericano o, sin embargo, podemos localizarlo en los populismos de extrema derecha que han surgido en Europa, como puedan ser el Front National francés, el M5S italiano o el AfD alemán?

La realidad económica que da lugar a la Alt Right es la misma que en el contexto europeo. El deterioro material aúpa a las nuevas extremas derechas continentales, donde las capas sociales que han disfrutado de una cierta sociedad del bienestar y ahora están viviendo en una situación comprometida por la desaparición paulatina de las políticas sociales en nombre de los recortes, van viendo que todo a su alrededor se desmorona sin que se les ofrezca una alternativa. 

Es una situación donde hay gran flexibilidad en los flujos de capitales sin que las regulaciones estatales puedan hacer mucho para hacer valer el pacto social que posibilitaba el Estado del Bienestar, lo que conlleva una sensación de pérdida de control sobre las herramientas de política económica.

Es ahí donde la extrema derecha, desde una posición combativa por la melancolía de un pasado dorado perdido, vuelve a reclamar más Estado nación. El diagnóstico que se hace es que todos los problemas actuales son fruto del desvanecimiento de este ente garantista que ofrecía unas posibilidades materiales.

 La constitución material es la misma pero varía la cultura política, al menos en parte, ya que el resultado de vivir en un mundo globalizado, donde el patrón dominante es la cultura norteamericana, hace que este movimiento sea muy fácilmente recepcionado por la extrema derecha y la población europea. Al estar americanizados, los códigos culturales para codificar y asimilar estos discursos ya los tenemos. (...)

Volviendo a la cuestión acerca del combate ideológico, ¿hasta qué punto el triunfo cultural de la derecha alternativa es un correlato del fracaso de la izquierda a la hora de articular un discurso tanto vanguardista como hegemónico?

Yo diría que el fracaso de la izquierda ha sido en un aspecto muy específico, pero no en otro. La izquierda conserva un monopolio del discurso en lo referido a la agenda social, cultural, minorías y formas de vida; no así en lo relativo a la economía o políticas públicas, cuestiones en las que fue derrotada a partir de los ochenta. 

Es precisamente por el triunfo de la izquierda en el consenso cultural sobre lo políticamente correcto en el espacio público lo que lleva a reaccionar a la Alt Right. En cierta medida, no es la reacción contra unos perdedores, es la reacción contra unos ganadores en el terreno cultural.

 Sin embargo, la gran ausencia tanto para la izquierda como para la Alt Right tiene que ver con que en la agenda económica no pueden ofrecer a la sociedad un modelo alternativo al del neoliberalismo dominante que, bajo una apariencia tecnocrática, es capaz de marcar los presupuestos generales de todos los países y gobiernos sin importar el color de los mismos. (...)

Aprender de la izquierda para reformularse y evolucionar. 

Haber estado dentro del ámbito universitario, donde las luchas culturales son muy importantes y donde ellos se ven en minoría, juega un papel fundamental en la génesis de la Alt Right, pues les obliga no a sólo reaccionar sino a desarrollar estrategias prácticas e inteligentes para poder vencer a sus adversarios, lo que les lleva a tomar referencias intelectuales de un amplio rango de lugares, incluso de tradiciones políticas vinculadas a la izquierda. 

Al fin y al cabo, su obsesión es la misma que tenía la izquierda hace 40 años, cuando era dominante.  (...)"  

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