"(...) Sinceramente, me gustaría que los agoreros nos
equivocásemos un poco más, porque, desde que en 2014 nuestro grupo
empezó a publicar los resultados de sus modelos, hemos acertado en muchas cosas, y ninguna de ellas buena.
Los modelos de nuestro grupo de investigación (GEEDS-Uva)
–que no son sino grandes conjuntos de ecuaciones simuladas por
ordenador– nos permiten prever la evolución de los recursos energéticos y
la economía mundial.
Las primeras versiones fueron realizadas en 2011 con el modelo WoLiM y actualmente estamos trabajando en el modelo MEDEAS,
desarrollado dentro un proyecto financiado por la UE dentro del
programa H2020 y realizado en colaboración con un consorcio de 12
universidades y centros de investigación de diversos países
europeos. Después de todos estos años de estudio, estamos viendo que los
hechos corroboran en gran parte nuestros resultados.
Hablábamos, por ejemplo, de que la economía no iba a
seguir creciendo como en décadas pasadas y también de que la adaptación
exclusivamente tecnológica al pico del petróleo no iba a ser posible. La
realidad de esta década confirma que los escenarios que llamábamos 1 y
2, de crecimiento y optimismo tecnológico, no se han cumplido: la
economía mundial está encontrando cada vez más dificultades para
mantener sus tasas de crecimiento, las energías renovables crecen a
ritmos muy inferiores a los necesarios y el desarrollo de los vehículos
eléctricos es ridículo frente a lo que se preveía hace una década –en
2013 la IEA estimaba que habría 20 millones de vehículos eléctricos en
20120 y a día de hoy su número apenas llega a los dos millones–.
Dado que la escasez energética es bastante evidente y
las soluciones tecnológicas están fallando, es urgente articular
soluciones mucho más ambiciosas y que vayan a la raíz del problema: la
enorme insostenibilidad de nuestra sociedad. Si no lo hacemos, tenemos
un tercer escenario de colapso asegurado: crisis económicas, guerras por
los recursos, regímenes autoritarios, refugiados…
Urge empezar a
diseñar un horizonte a la vez posible y deseable, basado en cambios de
estilos de vida, profundas transformaciones sociales y tecnologías
apropiadas. Esto es lo que llamamos escenario 4 o postcrecimiento,
escenario que todavía no está implementado en nuestros modelos y del que
aún no tenemos resultados, pero que vemos urgente empezar a diseñar.
¿Es imposible realizar una transformación de ese
calibre? Es muy fácil decir que sí y dejarse llevar por la
desesperación. Pero, cuando oigo estos razonamientos, no puedo evitar
pensar que los habitantes de este siglo XXI –las generaciones mejor
formadas, mejor alimentadas y con más recursos que han pisado el
Planeta– parecemos niños mimados cuando hablamos con ese derrotismo.
Si
nuestros tatarabuelos y tatarabuelas –que levantaron pueblos y ciudades
trabajando con sus manos, sin ayuda de combustibles fósiles ni
conocimientos científicos– nos vieran, probablemente pensarían que somos
una panda de indolentes e idiotas.
Además, cuando una lee sobre cosas tan fantásticas
como la agricultura regenerativa o la bioconstrucción –capaces de
producir alimentos y construir viviendas realmente bellas, que
requieren un uso mínimo de energía, muestran muy buenos rendimientos
económicos y además regeneran la biodiversidad– empieza a pensar que la
única razón por la cual no estamos ya viviendo un escenario 4 son todos
esos cientos y cientos de ideas obsoletas que pueblan nuestras mentes y
nos atrapan en modos de vida ridículos, infelices, ineficientes y
antiguos.
Así que... dejemos de perder tiempo y empecemos a
esbozar ya cómo sería un escenario 4, que, por ejemplo, se podría basar
en cosas como estas:
– Se implementan cambios radicales en la concepción
de la economía.
Los países tienen como primer objetivo de su política la
consecución del máximo bienestar humano dentro de los límites de la
sostenibilidad. El PIB deja de ser una medida de la marcha de la
economía y es sustituido por indicadores como la huella ecológica, la
felicidad interna, la TRE (Tasa de Retorno Energético) y la conservación
del capital natural.
– Se emprenden ambiciosas campañas de concienciación
para conseguir que cada profesional, cada familia, cada campesino y cada
empresa piense en las posibilidades de ahorro energético en su
actividad diaria.(...)
– Se establecen fuertes impuestos sobre la energía.
Esto permite reducir impuestos a la contratación de personas, lo que
baja el desempleo.
– Las ciudades se transforman radicalmente.
El
automóvil privado desaparece de las calles y es sustituido por todo tipo
de vehículos ligeros, algunos de ellos eléctricos: bicicletas,
triciclos, patinetes... Los vehículos pesados sólo son permitidos en
entornos rurales, normalmente alquilados. Se fomenta la migración hacia
ciudades de tamaño mediano y pueblos, donde el transporte y la
alimentación es menos problemática.
– Los estados financian planes de reforma de las
viviendas para hacerlas energéticamente eficientes. Los tejados y
fachadas de las casas se llenan de captadores solares para calefacción,
agua caliente, cocina y electricidad.
– Las huertas urbanas reciclan los residuos
orgánicos, las aguas fecales se tratan con filtros verdes. Los residuos
plásticos se eliminan con fuertes impuestos al uso de envases y la
aplicación de severas políticas de separación de basuras.
–La agricultura se transforma completamente hacia el
modelo ecológico, regenerativo y local, lo que consigue unos ahorros
energéticos enormes en todo el sector alimentario. La adopción de la
agricultura sin laboreo y el manejo holístico del ganado consiguen
revertir la desertización y la pérdida de suelos de amplias regiones del
planeta.
– La presión de un enorme movimiento de consumidores
vegetarianos y los peligros asociados a la resistencia a antibióticos
hacen que se prohíban las prácticas de cría industrial del ganado.
La
ganadería queda restringida a los métodos extensivos, preferentemente
con manejo holístico y pastoreo racional. Esto reduce la presión de la
soja sobre las selvas tropicales, libera una gran cantidad de tierras
para bosques y aumenta la cantidad de alimentos disponibles en los
países empobrecidos.
– La agricultura urbana y periurbana consigue
satisfacer gran parte de las necesidades de alimento de las ciudades y
crean numerosos puestos de trabajo. Esto compensa la pérdida de empleos
causada por la quiebra de los grupos empresariales ligados a la
industria química y el automóvil.
– Las industrias ven claramente que no basta con
utilizar energías renovables para los mismos procesos obsoletos del
siglo XX: es preciso repensar todas las actividades para adaptarlas a la
eficiencia energética, el reciclado total de minerales y el uso directo
del calor solar. (...)
– Los planes de I+D+i se orientan hacia la solución
de los principales problemas de la humanidad: reverdecimiento del
planeta y adaptación al cambio climático, protección de la
biodiversidad, reciclado de los minerales claves para la tecnología,
almacenamiento de energía, sustitución de compuestos tóxicos,
eliminación de residuos plásticos, recuperación de pesquerías, ahorro de
agua, etc.
– La competitividad, el individualismo y el
consumismo dejan de ser valores socialmente aceptados.
La cooperación se
convierte en el valor básico en las relaciones humanas. (...)
– Se revaloriza y se da poder real a las Naciones Unidas, encargadas de coordinar la transición ecológica de la humanidad. (...)
– Los cinturones de miseria de las ciudades del Sur
desaparecen, se vuelven a poblar las zonas rurales y se prima la
producción de alimentos para el consumo local frente a la agricultura de
exportación y los biocombustibles (sólo autorizados para vehículos
especiales). Las políticas de regeneración de suelos, apoyo a la
agricultura campesina y reverdecimiento del planeta consiguen que la
desnutrición y la pobreza severa desaparezcan.
La población humana se
consigue estabilizar en un número sostenible mientras crece en todo el
planeta la cantidad de animales, plantas y vida silvestre. La
biodiversidad se recupera después de la Sexta Gran Extinción que,
oficialmente, ya se da por concluida.
En fin, quizá es excesivamente utópico este escenario
4 pero, para eso sirve la utopía, como decía Galeano, para ser
inalcanzable y obligarnos a caminar."
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