"Al comparar los jóvenes actuales con la generación que estrenó los 20 antes de la crisis que en 2008 sacudió al mundo, dos aspectos llaman poderosamente la atención: la precarización del empleo
y la sangría demográfica.
El primero se traduce en una devaluación
salarial vivida entre 2008 y 2016 por prácticamente todos los
trabajadores, pero que se concentró en las franjas de edad más bajas: el
salario medio de los menores de 20 sufrió un descenso del 28%; la caída
para los de 20 a 24 fue del 15%; y del 9% para los de 25 a 29, según la
Encuesta Anual de Estructura Salarial.
El segundo gran cambio estructural es el
adelgazamiento de la nueva generación: los 4,8 millones de españoles de
20 a 29 años que el INE contabilizaba a principios de año suponen un
descenso de casi el 30% respecto a los 6,7 que había en 2005. Un
impresionante bajón demográfico.
"Se están acentuado tendencias precarizadoras
instaladas hace ya tiempo. Un joven consolida su proyecto vital sobre
dos pilares: condiciones laborales y acceso a la vivienda. Y tanto la
temporalidad como los precios del alquiler han ido a peor estos años",
asegura Carlos Gutiérrez, secretario de Juventud de CC OO, sindicato que
acaba de publicar #Generaciónmóvil, una radiografía de la juventud cuya
principal conclusión es que la precariedad "no se define ya como una
fase inicial o transitoria", sino que "cada vez más se extiende como una
mancha de aceite que conforma una nueva normalidad del mercado de
trabajo". (...)
Garrido huye de cualquier discurso que lleve la coletilla de "generación
perdida". "De generación perdida nada. ¡Todo lo contrario!", protesta.
Él detecta dos factores que colocan a los jóvenes de hoy en una
situación mucho más favorable que la de sus predecesores: la vuelta en
masa a los estudios —sobre todo de las chicas— que dieron tras el shock
de la crisis y la menor competencia por la caída demográfica. (...)
"Muchos jóvenes dicen estar desesperados por las
malas perspectivas. Pero tienen ventajas descomunales. Entre otras, el
ser poquísimos. No hay ninguna ventaja comparable a esta", concluye
Garrido, que lleva décadas escudriñando los datos de la EPA.
Pese a este futuro luminoso que les anticipa el catedrático de Sociología, los jóvenes se enfrentan a un presente muy difícil. (...)
"Mis amigos y yo vemos muy difícil dar con un buen trabajo estable. Más
bien pensamos que iremos saltando de un puesto a otro", sintetiza este
estudiante de FP de 25 años." (Luis Doncel. El País, 26/11/18)
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