"La emoción en Podemos tras la investidura de Sánchez fue desbordante. (...) Llama la atención esa intensidad, porque estaban celebrando como si
Iglesias fuera el nuevo inquilino de Moncloa cuando no es más que el
socio minoritario de la coalición.
Esa capacidad de difundir sus
renuncias como si fueran triunfos forma parte del ADN de Podemos, aunque en este caso tenía algo de necesario, como era transmitir ilusión en un tiempo que se adivina difícil.
La coalición cuenta con dos factores cohesivos que no se pueden menospreciar. La lógica política subraya que no hay nada que una más que el poder y nada que divida más que la derrota.(...)
Cuando un partido gobierna, el efecto más habitual es que las facciones
enfrentadas que lo conforman cierren filas, y suelen hacerlo muy
sólidamente cuando el reparto es el adecuado. En UP, parecen contentos
en ese sentido.
El otro elemento de unión entre Iglesias y Sánchez, pero también con
aliados distantes como ERC, es todavía más intenso: cuando la única
alternativa es un mal mayor, las diferencias suelen aparcarse. Tener en
el otro lado a la derecha nihilista es un regalo para los socialistas, la foto de Colón fue una gran ayuda para llegar a la Moncloa y la actitud de PP, Cs y Vox en la investidura los benefició enormemente. El frente antifascista, así, da réditos. (...)
En sentido contrario, es difícil anticipar lo que durará este Gobierno,
en parte porque depende de factores que no controla, como son las intenciones reales de ERC de tener un 'president' en la Generalitat, algo que exige aparcar el 'procés' y rebajar la tensión. El otro elemento que puede romper esta alianza precaria es la situación internacional: una crisis económica, por ejemplo, sería difícil de atravesar con el equilibrio actual de fuerzas. (...)
Este Gobierno supone un cierre de filas en la izquierda que, al menos
durante un tiempo sustancial, borrará toda crítica, algo que sin la
ayuda de Iglesias sería mucho más difícil. (...)
En segundo lugar, a Iglesias le conviene que el Gobierno dure porque debe construir su partido,
que territorialmente es muy débil, y piensa que desde el poder es mucho
más fácil construir redes sólidas que desde la oposición. (...)
También conviene a los socialistas contar con Iglesias por razones
mediáticas. Hay temor a una exposición pública exitosa del líder de
Podemos (incluso se ha hablado
de que sea su lanzamiento, como ocurrió con Salvini), pero también es
algo de lo que pueden sacar partido. Dado que las funciones reales de
Iglesias en el Gobierno van a ser limitadas y carecerá de peso en un
área como economía, puede jugar el mismo papel que Alfonso Guerra con González:
cuando haya que apelar a los descamisados contra los señoritos, ahí
estará Iglesias, lo que permitirá a Sánchez ser más moderado.
Se debe tener en cuenta algo más, que la reciente entrevista de Andrés Gil
en 'eldiario.es' subraya de forma insistente. Iglesias ha maniobrado
permanentemente en escenarios diversos, y cada paso adelante que ha dado
fue para rebajar sus postulados. Le ocurrió en lo puramente electoral,
ya que convirtió un partido con vocación hegemónica en uno subordinado,
aceptó las reglas del juego que pretendía desafiar, decidió ser la
muleta voluntaria de la formación política a la que pretendía sustituir
y, cuando le negaron, se volcó en las nuevas elecciones en ser aceptado
como socio. (...)
Iglesias tenía buena relación con Tsipras y aprendió la
lección, fue consciente de que el camino rupturista le traería problemas
y lo abandonó; conservó cierto tono antisistema, pero desde luego no
las propuestas. No olvidemos que será el vicepresidente que liderará la Agenda 2030, algo que podrían haber hecho desde Toni Roldán hasta Eduardo Madina.
De
esto son conscientes los mercados y las instituciones internacionales,
que no han mostrado preocupación por el nuevo Gobierno, y que son
quienes podrían poner las cosas difíciles para España. Esta alianza se
romperá tarde o temprano, dependiendo de cuándo sean las próximas
elecciones generales, es ley de vida. La cuestión es el mientras tanto, y
en ese periodo, Iglesias puede ser un socio valioso (...)
Es cierto que Iglesias es un superviviente, pero Sánchez lo es todavía más. Los recelos son normales, pero solo hasta cierto punto." (Esteban Hernández, El Confidencial, 10/01/20)
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