La promesa lleva añadida un asterisco al que podríamos llamar 'la enmienda Vox'. Para recibir la ayuda, esas mujeres deberán llevar empadronadas en Madrid al menos diez años. Quedan fuera en la práctica las mujeres de origen extranjero y hasta las que vengan de otras regiones españolas. La necesidad de complacer las ideas xenófobas de la extrema derecha se lleva por delante a andaluzas, gallegas y valencianas. Madrid acoge con los brazos abiertos a todos los que vienen de fuera, pero a la hora de apoyar a las mujeres que tengan hijos el dinero está reservado a las auténticas madrileñas. Natalismo identitario que si se aprobara en comunidades gobernadas por partidos nacionalistas provocaría ríos de indignación en la prensa de Madrid. La palabra 'supremacismo' aparecería en unos cuantos titulares.