"(...) Contrariamente a las ilusiones de algunos por la relajación de las coacciones institucionales (UE, FMI,…) y la reducción de los tipos de interés, las restricciones ligadas a la deuda pública no desaparecieron. ¿Cómo ves la situación «poscovid», tanto en el Norte como en el Sur?
(...) el aumento del déficit público sirve para implementar medidas de contención sociales (subsidios por paro, ayudas financieras puntuales a las familias y a algunos sectores económicos fuertemente afectados…) sin mayores impuestos a los capitalistas y a sus empresas. No hay tampoco, una verdadera refinanciación del sector público de salud… Las obligaciones ligadas a la deuda pública han sido, provisoriamente, muy flexibilizadas, en espera del retorno de la dureza de las nuevas medidas de austeridad en un año o dos.
Cuando se exija de nuevo la disciplina por las instancias europeas en aplicación a los tratados, la deuda pública habrá aumentado a tal punto que se requerirán nuevos recortes en los gastos públicos y sociales, junto a nuevas contrarreformas en el ámbito de los derechos de asalariadas y asalariados y de las personas dependientes de ayudas sociales.
Hubiera sido necesario aumentar el déficit público para financiar un vasto plan de gastos y, simultáneamente, aplicar de manera complementaria impuestos al 1% más rico de la sociedad, tanto sobre el patrimonio como sobre los ingresos.
El plan de relanzamiento de los gastos públicos ha sido, finalmente, muy limitado y totalmente financiado por el recurso al endeudamiento.
Entre los nuevos ataques que debemos resistir, están:
- la aceleración de la automatización/robotización del trabajo; la generalización del teletrabajo, en el que los trabajadores está aislados, aún con menos disponibilidad de su tiempo, y asumiendo una serie de gastos ligados a sus útiles de trabajo que no existiría si estuvieran trabajando físicamente en la empresa; nuevos ataques a la enseñanza pública y un desarrollo de la enseñanza a distancia que aumenta las desigualdades culturales y sociales; una intensificación del control sobre la vida privada y sobre los datos privados; la intensificación de la represión…
Finalmente, está muy claro que la pandemia del coronavirus aumentó todavía un poco más la desigualdad en el reparto de los ingresos y patrimonios. También creció, de manera dramática, la desigualdad ante la enfermedad y ante la muerte.
Los gobiernos y el Gran Capital no abandonarán la continuación de
esta ofensiva contra los intereses de la gran mayoría de la población,
excepto que unas movilizaciones muy potentes los obliguen a hacer
concesiones, o si triunfa una revolución social. (...)" (Entrevista a Éric Toussaint, CADTM, 09/07/21)
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