"(...) “El shock inicial de las sanciones se ha evaporado. La congelación de reservas del Banco Central de Rusia (BCR) fue un gran golpe, pero los ingresos energéticos récord han permitido suavizar el aterrizaje de la economía”, comenta Maria Shagina, investigadora en materia de sanciones económicas en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. “A largo plazo, el impacto de las sanciones dependerá de cuán pronto Rusia logrará establecer nuevas rutas con países no alineados y si China o India estarán dispuestos a apoyar a un socio necesitado exponiéndose al riesgo de sanciones secundarias, lo que es improbable. La economía rusa no colapsará, pero el país estará más aislado”, sintetiza la experta. (...)
“La respuesta a la pregunta de si están funcionando nuestras sanciones en materia energética es seca y simple: no”, considera Simone Tagliapietra, analista especializado en la materia del centro de estudios Bruegel. “Es así, porque, hasta ahora, los europeos no hemos hecho nada, solo anunciado medidas. El veto al carbón entrará en vigor en agosto; la renuncia a las importaciones de crudo por vía marítima, a final de año. Desde este punto de vista, titubeando, anunciando medidas a futuro, hemos cometido un error estratégico. En el crudo, los precios han subido, China y la India importan más que antes, los europeos no han reducido mucho, y los rusos ganan. En cuanto al gas, no hemos tenido la valentía de hacer algo, y están actuando ellos, restringiendo los suministros a varios países europeos”.
Un estudio publicado a mediados de junio por el Centro para la Investigación sobre Energía y Aire Limpio señalaba que Rusia ha logrado unos 93.000 millones de euros por exportaciones de combustibles fósiles en los primeros 100 días tras la invasión, de los cuales unos 57.000 pagados desde la UE. El gasto europeo, como indica Tagliapietra, sigue, y esa cifra roza ahora los 66.000 millones. La agencia Bloomberg apunta a que la India ha multiplicado por cinco el valor de las importaciones energéticas desde Rusia en los meses de marzo a mayo con respecto al mismo periodo del año anterior; China ha multiplicado por dos ese valor.
En este contexto, el Kremlin ha podido atenuar el impacto de las
sanciones sobre su economía al disponer de fondo para medidas de
estímulo y de protección social. Las previsiones de contracción del PIB
llegaron a situarse en un -12%, y ahora dirigentes rusos empiezan a
señalar una horquilla de entre -3% y -5%, mucho más leve. El banco
JPMorgan sitúa la recesión para 2022 en el entorno del -3,5%. Otros
apuntan cifras mayores, pero todos revisan de forma favorable a Moscú. A
la vez, las facturas energéticas se disparan en Occidente, causando
malestar social, y los gobiernos se desangran para paliar los embates
del incremento del coste de la vida. La reciente cumbre del G-7,
celebrada en Alemania, evidenció que algo no va bien en este sector al dar gran protagonismo a la exploración de un sistema de sanción alternativo, el establecimiento de topes de precios. (...)" (Andrea Rizzi , El país, 10/07/22)
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