7.7.22

Pedro Fresco: El tope al gasde la excepción ibérica realmente actúa como una especie de freno al aumento del mercado si se dispara el coste del gas; y se está disparando... Si vemos los precios de futuros, el cuarto trimestre del año ibérico está sobre 150 €/MWh, mientras el alemán está sobre los 375 €/MWh y el francés ¡¡A 745 €/MWh!!... Ese precio francés ya es insoportable para prácticamente cualquier industria, y si no están cerrando es gracias a que en Francia existen multitud de contratos a precio fijo y a largo plazo que no se han visto afectados por esta situación de mercado... La excepción ibérica representa, además, una novedad conceptual: es una 'desmarginalización' parcial del mercado, en tanto que el precio medio final ya no se calcula estrictamente con el precio ofertado por la última unidad que cubre la demanda, sino en función de los ingresos otorgados a cada tecnología... Y esto abre un nuevo horizonte a futuro. Europa no puede permitir que el gas escale sin límite y que la electricidad llegue directamente hasta la inasequibilidad. Si seguimos así, tendrá que suspender el mercado, intervenirlo o marcar nuevas reglas... El invierno en Europa puede ser muy duro y la excepción ibérica puede ser la inspiración para romper el corsé energético que nos auto-inflige dolor. Sería gracioso que, después de hacer correr ríos de tinta contra la excepción ibérica, muchos basados en la mala fe o el anumerismo, Europa acabara implantando un mecanismo parecido

 "(...) La excepción ibérica realmente actúa como una especie de freno al aumento del mercado si se dispara el coste del gas; y se está disparando. Mientras los mercados de nuestros vecinos superan los 300 €/MWh, el coste de mercado para los consumidores afectados está sobre 200 €/MWh en los días con bastante porcentaje renovable y sobre 250 €/MWh los días que más tiramos de gas. 

Y si éste sigue subiendo, el diferencial seguirá aumentando. Si vemos los precios de futuros, el cuarto trimestre del año ibérico está sobre 150 €/MWh, mientras el alemán está sobre los 375 €/MWh y el francés ¡¡A 745 €/MWh!! Por muy alta que sea la compensación, que no será tan alta con más penetración eólica y con más consumidores afectados, el precio final seguirá siendo muy inferior. Y si los problemas con el suministro de gas empeoran, el diferencial (y la situación) puede ser terrible. Ese precio francés ya es insoportable para prácticamente cualquier industria, y si no están cerrando es gracias a que en Francia existen multitud de contratos a precio fijo y a largo plazo que no se han visto afectados por esta situación de mercado. 

La excepción ibérica representa, además, una novedad conceptual: es una 'desmarginalización' parcial del mercado, en tanto que el precio medio final ya no se calcula estrictamente con el precio ofertado por la última unidad que cubre la demanda, sino en función de los ingresos otorgados a cada tecnología. Porque, en el fondo, el mercado ha fijado unos ingresos de alrededor de 150 €/MWh para las tecnologías no fósiles y un ingreso spot (este sí) para las fósiles, y el precio final depende del porcentaje de ambas en el mix eléctrico. En el fondo, es casi como si hubiese dos mercados: uno spot y otro a precio semi-fijo.

Las críticas a este sistema pueden ser muchas. Es evidente que 150 €/MWh está muy por encima de los costes de la generación inframarginal y de cualquier expectativa de ingreso cuando se invirtió en aquellas tecnologías. Es verdad que el coste del gas de muchos ciclos combinados no es el spot, sino uno inferior sustentado en un contrato a largo plazo. Se puede desaprobar que el coste de compensación lo soporten los consumidores y no se pague mediante otro mecanismo. O se puede preferir, directamente, una intervención del mercado por motivos de urgencia. Ésta no es la medida perfecta. De hecho, fue producto de una negociación nada fácil de los gobiernos de España y Portugal. Pero esta medida rompe un dogma, rompe una muralla: el resultado del mercado marginalista no es inamovible, no es el sistema perfecto ni un castigo divino que debamos aceptar. El mercado marginalista falla, se rompe y deja de funcionar en determinadas circunstancias, como han dicho la propia Von der Leyen o la vicepresidenta Ribera. 

Y esto abre un nuevo horizonte a futuro. Europa no puede permitir que el gas escale sin límite y que la electricidad llegue directamente hasta la inasequibilidad. Si seguimos así, tendrá que suspender el mercado, intervenirlo o marcar nuevas reglas. Los demás países no creo que acepten de buen grado que el incremento del precio del gas afecte mucho menos a un lado de los Pirineos que al otro simplemente por tener reglas distintas. Europa debe parar la espiral inflacionista y debe promover la electrificación precisamente para depender menos de los combustibles fósiles rusos, y nada de eso sucederá con precios mayoristas de electricidad en una escalada sin fin.

Los próximos meses serán clave y, si la cosa se complica, se tendrán que tomar decisiones contundentes. Nuestra historia reciente nos ha demostrado que viviendo en el dogma no hacemos más que enquistar y agrandar los problemas. Afortunadamente, la Unión ha demostrado ser mucho más pragmática en las crisis recientes. El invierno en Europa puede ser muy duro y la excepción ibérica puede ser la inspiración para romper el corsé energético que nos auto-inflige dolor. Sería gracioso que, después de hacer correr ríos de tinta contra la excepción ibérica, muchos basados en la mala fe o el anumerismo, Europa acabara implantando un mecanismo parecido. Aunque mi intuición me dice que, de abrirse este melón, se podría ir bastante más allá de lo permitido a la península ibérica."                 (Pedro Fresco, Agenda Pública, 07/07/22)

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