16.12.24

El primer estudio global sobre la reducción de la semana laboral confirma un aumento del bienestar en los trabajadores Mejor rendimiento, menos fatiga y mejor salud son algunos de los impactos positivos de la jornada de cuatro días

 "En 2022, un grupo de científicos empezó a elaborar el primer estudio transnacional a gran escala del sector privado sobre la reducción de la semana laboral sin quita salarial, una política que dejó de ser tabú y que tras la pandemia empezó a expandirse por la agenda política de muchos países. A finales de noviembre, los investigadores publicaron la última actualización del trabajo con una muestra de casi 3.000 trabajadores de 141 empresas ubicadas en distintos puntos del mapa. La conclusión es que la medida “conduce a mejoras en múltiples medidas de bienestar”, incluido el menor agotamiento, la satisfacción laboral, la salud mental y la salud física.

Los resultados coinciden con los obtenidos en las pruebas pilotos realizadas en Reino Unido, Islandia, Portugal o España, donde el Gobierno, a través de su vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, quiere que la semana laboral de cuatro días sea una realidad a partir de 2025. 

La fortaleza de esta investigación, titulada ¿La reducción del tiempo de trabajo mejora el bienestar de los trabajadores? Evidencias de ensayos globales de semanas laborales de cuatro días, es su escala mundial, con datos recopilados en Canadá y Estados Unidos, Europa continental, Irlanda y el Reino Unido, Australia y Sudáfrica. 

La investigadora principal es Juliet Schor, economista y profesora de Sociología en el Boston College, quien ha dedicado toda su carrera a estudiar las tendencias del tiempo de trabajo, el consumismo, la relación entre el trabajo y la familia, los problemas de las mujeres y la desigualdad económica, entre otras tantas aristas vinculadas a este campo de estudio. “El punto clave es que estamos ante hallazgos reales y duraderos. Entierran la idea de moda pasajera que se quiere instalar”, sentencia sobre la trascendencia del estudio.

Schor y su equipo han tomado como base el trabajo de la ONG 4 Day Week Global, fundada después de la pandemia por el empresario neozelandés Andrew Barnes y su esposa Charlotte Lockhart, tras aplicar con éxito, de forma voluntaria, una semana de cuatro días sin reducción de salario en su empresa. 

En 2021, la organización comenzó a reclutar empresas para pruebas piloto a través del boca a boca y mediante formularios online. Las compañías que aceptaron el reto habilitaron que los empleados trabajasen el 80% de su jornada laboral por el 100% del salario

Sin embargo, en estos experimentos, las empresas no estaban obligadas a implementar una semana laboral de cuatro días. La premisa consistía en mantener el salario constante y ofrecer una reducción “significativa” del tiempo de trabajo. 

En la muestra de esta nueva investigación, el 82% de las firmas sí ofreció una semana laboral de cuatro días con procesos de reorganización del trabajo –eliminación de «reuniones innecesarias», por ejemplo– para no afectar a la productividad

“Las pruebas de la semana laboral de cuatro días ofrecen una oportunidad única para desarrollar un modelo estructural, un enfoque para comprender cómo se relacionan las horas de trabajo con la salud mental y la calidad de vida”, explican los autores. 

Una de las claves es el “proceso de reorganización de trabajo”. Por lo general, según los datos obtenidos, “mejora tanto el sentido colectivo como el individual sobre cómo los empleados desempeñan su trabajo”, optimizando tareas, logrando mayor eficiencia y limitando la improductividad. 

Tras este primer paso –la reorganización-, las empresas se sometieron a un ensayo de semana laboral de cuatro días de entre seis y doce meses. “Se identificaron tres factores que contribuyen significativamente a la relación entre la reducción de horas y el aumento del bienestar: mejoras en la capacidad laboral autodeclarada, reducciones en los problemas de sueño y disminución de los niveles de fatiga”, revelan los resultados.

El trabajo: determinante social fundamental de la salud

La investigación explica que un componente primordial de las exigencias laborales es la duración de las horas de trabajo. Un periodo extenso “puede activar un proceso de deterioro del bienestar que agota la capacidad física, emocional y recursos cognitivos, lo que conduce a una mayor tensión laboral, agotamiento y angustia”. 

Por el contrario, se aclara, “la reducción de horas a través de cambios organizacionales puede verse como un tipo de recurso laboral que, a su vez, fomenta el bienestar de los empleados”.

Schor explica que la pandemia de COVID-19 provocó “cambios profundos en los mercados laborales de todo el mundo, incluyendo mayores tasas de estrés y agotamiento entre los empleados”. No obstante, también fomentó “una nueva comprensión de los desafíos de los trabajadores en la gestión de la interfaz entre el trabajo, la familia y la vida personal”.

Por tanto, tras la “vuelta a la normalidad”, una respuesta innovadora de algunos empleadores ha sido ofrecer un día libre adicional sin reducción de salario. Los autores se propusieron medir el cambio en el “bienestar subjetivo” (agotamiento, satisfacción laboral, salud mental y salud física) de los trabajadores con encuestas realizadas antes y después del ensayo.

El agotamiento se redujo de 2,83 a 2,38 en una escala de 1 a 5, mientras que la salud mental y física aumentó de 2,93 a 3,32 y de 3,01 a 3,29, respectivamente. En tanto, la satisfacción laboral se incrementó de 7,07 a 7,59 en una escala de 0 a 10.

Los resultados arrojan “una evidencia más sólida” para las dos medidas relacionadas con el trabajo: el agotamiento y la satisfacción laboral. La salud física es la que muestra los “efectos más débiles”, un “patrón comprensible”, ya que los estos cambios pueden manifestarse más tarde, explican los investigadores.

También permiten concluir que la semana de cuatro días no consiste únicamente en reducir el tiempo de trabajo, sino que “conlleva cambios profundos en el trabajo mismo, mejorando la calidad de vida de los trabajadores”.

Productividad

Respecto a la productividad de las empresas tras reducir la semana laboral de 40 a 32 horas, la investigación no aporta evidencias concluyentes. Se aclara que la mayoría de las empresas que participaron del ensayo “carecen de una productividad sólida”, lo que no permite medir los “efectos” de la reorganización de tareas. 

De las encuestas realizadas, se desprende que las “empresas de cuello blanco” (de oficina) tienen más probabilidades de reducir las ineficiencias, mientras que los sectores de atención de salud y de servicios tradicionales reducen costes debido a la reducción de la deserción, “una tendencia prevalente” en toda la muestra. Los resultados sí permiten “desafiar” el imaginario colectivo del “trabajador productivo” que combina largas horas de trabajo e “intensidad y dureza” en todas sus labores.  

Otra limitación del estudio, reconocen los investigadores, es la geográfica. La mayoría de las compañías que han participado del ensayo pertenecen a países de altos ingresos. El tamaño, organizaciones pequeñas, es otro factor que impide una contundente generalización. “Representa oportunidades para futuras investigaciones”, se aclara.

“A pesar de sus limitaciones, este estudio tiene implicaciones importantes para comprender el futuro del trabajo, siendo la semana laboral de cuatro días un componente clave”, resume Schor. 

“En definitiva, todos los resultados de bienestar han mejorado: estrés, ansiedad, agotamiento, salud física, salud mental, cansancio, más ejercicios, menores problemas de sueño, más satisfacción con el tiempo y con la vida, menos conflicto con las familias. Hemos medido muchos aspectos y todos han mejorado. En paralelo, el ritmo de trabajo no ha aumentado, lo que demuestra que la reorganización laboral funciona”, asevera."

(Andrés Actis , Climática, 11/11/24)

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