8.7.25

Trump, aficionado a la grandilocuencia, denominó a su proyecto de ley estrella, que acaba de ser aprobado, el Big Beautiful Bill. Es un intento de ofrecer algo a cada una de las facciones que apostaron por él: los recortes de impuestos a las propinas para los trabajadores, la expulsión de emigrantes a los MAGA, las rebajas sustanciales de impuestos a los ricos, los recortes en prestaciones del Medicaid para satisfacer a los que se quejan del déficit presupuestario. Dar un poco a cada uno es la mejor manera para no dejar contento a ninguno... ha prometido que la economía crecerá, que se crearán empleos y que muchos de ellos serán en sectores mejor pagados... Pero una administración demasiado volcada hacia el shadow banking es un paso adelante más en el ideario neoliberal y neocon... El presidente estadounidense necesita que ese capital vaya hacia la economía real, lo que no parece tan claro... Esto es algo que puede hacer daño entre las bases MAGA. La intervención en Irán fue muy mal vista, a pesar de que se trata de un sector favorable a Israel, porque la promesa de Trump era la de 'EEUU primero'. Los recortes de impuestos a los más favorecidos junto con la rebaja de prestaciones médicas implican un regreso a aquello de lo que querían escapar, la gestión neocon. Votaron a un libertador y se están encontrando con George W. Trump... Trump liberó en la campaña unas esperanzas que resultan muy difíciles de meter de nuevo en la botella... para un electorado MAGA mucho más centrado en cuestiones materiales. Sin esa parte de los votantes, el partido republicano tendrá muy difícil repetir en las próximas elecciones (Esteban Hernández)

 "(...) Trump, aficionado a la grandilocuencia, denominó a su proyecto de ley estrella, que acaba de ser aprobado, el Big Beautiful Bill. Es un intento de ofrecer algo a cada una de las facciones que apostaron por él: los recortes de impuestos a las propinas para los trabajadores, la expulsión de emigrantes a los MAGA, las rebajas sustanciales de impuestos a los ricos, los recortes en prestaciones del Medicaid para satisfacer a los que se quejan del déficit presupuestario. Dar un poco a cada uno es la mejor manera para no dejar contento a ninguno.

El Big Beautiful Bill era una prueba de fuego, ya que el plan económico es el terreno donde mejor se retratan los propósitos políticos. La ley ha generado muchas críticas, incluso entre votantes suyos, y también un buen número de adhesiones. Pero, más allá de su recepción, la ley es una fotografía que retrata el giro que está protagonizando la administración Trump, así como de las contradicciones que espera resolver.

El ámbito financiero trumpista

Para entender a quién beneficia la ley hay que constatar qué apoyos que recibió Trump durante su campaña electoral. En el ámbito económico, la élite tecnológica de Silicon Valley ligada al venture capital hizo una apuesta muy decidida por el republicano. Las empresas de combustibles fósiles, de armamento y de seguridad, tradicionalmente ligadas al partido conservador, también se pronunciaron a su favor. Todas ellas están obteniendo un respaldo relevante por parte de la administración Trump. El momento internacional, con las guerras incluidas, es un contexto idóneo para que el gobierno de EEUU impulse a las empresas con su bandera que operan en esos sectores. Esta ley se inserta dentro de ese marco.

Sin embargo, hay algo más. El presidente estadounidense ha prometido que la economía crecerá, que se crearán empleos y que muchos de ellos serán en sectores mejor pagados. Hay un propósito de reindustrialización estadounidense que tendrá que definir bien sus contornos y que requiere inversión. Aquí Trump sigue las viejas teorías neoliberales, ya que el dinero liberado con los recortes de impuestos podrá destinarse, al menos en parte, a esa reconstrucción. Además, hay un interés muy especial en avanzar en inteligencia artificial, lo que requiere movilizar capital para desarrollar iniciativas y para dotar al sector de centros de datos. La reconversión de las empresas hacia la tecnología, robots incluidos, con el objetivo de alcanzar una productividad mayor, es otro de los propósitos de la administración Trump.

La creación de condiciones para que el sector financiero afín tenga un mejor recorrido, en EEUU y en Occidente, es un propósito de Trump

En estos ámbitos, y en unos cuantos más, tiene que fluir el capital para que la activación se produzca. Los gestores de fondos de cobertura, las firmas de private equity y del venture capital, así como el entorno financiero ligado a Silicon Valley, son los sectores que más han apoyado a Trump para llegar al poder y con quienes tiene vínculos más estrechos. La creación de condiciones idóneas para que ese ámbito financiero tenga un mejor recorrido, en EEUU y en Occidente, es uno de los propósitos principales de la administración Trump. Hay que liberar capital para ello y ayudar con la desregulación. La ley responde a esa intención.

La ligazón entre bancos e industria nacional fue una constante en el crecimiento que se experimentó en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Ese vínculo, hecho añicos en la época de la globalización, ha girado hacia un nuevo contexto en el que el capital es aportado por sectores que operan fuera del sistema bancario tradicional y que están sometidos a una regulación mucho más laxa. Son esos actores los que Trump pretende que encabecen la inversión actual.

El instinto animal del capitalismo

Sin embargo, esto es un problema serio para mantener los lazos con los votantes de entornos desfavorecidos que apoyaron a los republicanos en las últimas elecciones. Esta clase de empresas tienen unos objetivos de rentabilidad y unos tiempos que difieren mucho de las necesidades de ese trabajador al que ha prometido un nivel de vida mejor. Existe, no obstante, la posibilidad de que la movilización de esa clase de capital pueda ofrecer buenos números para la economía estadounidense, e incluso que creen empleo si se apuesta de verdad por reindustrializar. EEUU es un país que tiene músculo financiero para generar crecimiento ligado al empleo o, como dice Bannon, para "desatar los instintos animales del capitalismo estadounidense". Pero una administración demasiado volcada hacia el shadow banking es un paso adelante más en el ideario neoliberal y neocon y no una ruptura con las formas de gestión económicas de tiempos recientes. Señala la victoria de una clase de capital financiero, y eso no suele llevar hacia un país más cohesionado. En un instante en que el nivel de vida es cada vez más importante políticamente, las condiciones para que los populistas de un lado del espectro político y del otro se revuelvan están dadas.

Los cambios en las finanzas y en la sociedad han favorecido la creación de un votante MAGA centrado en los salarios dignos

Esto es algo que puede hacer daño entre las bases MAGA. La intervención en Irán fue muy mal vista, a pesar de que se trata de un sector favorable a Israel, porque la promesa de Trump era la de 'EEUU primero'. Los recortes de impuestos a los más favorecidos junto con la rebaja de prestaciones médicas implican un regreso a aquello de lo que querían escapar, la gestión neocon. Votaron a un libertador y se están encontrando con George W. Trump. El presidente estadounidense necesita que ese capital vaya hacia la economía real, lo que no parece tan claro.

En los últimos años, se ha producido en EEUU una división entre el capital financiero, parte del cual se ha vinculado a Trump, y otra parte a los demócratas. Pero, al mismo tiempo, se han generado cambios en el electorado, ya que las clases trabajadoras perjudicadas por la globalización y las medias que residen en territorios con poca vitalidad económica se desplazaron desde los demócratas hacia el ámbito republicano. Los dos movimientos se han dado casi a la vez, y eso ha favorecido la creación de un electorado MAGA mucho más centrado en cuestiones materiales. Sin esa parte de los votantes, el partido republicano tendrá muy difícil repetir en las próximas elecciones. La Big Beautiful Bill no ayuda en ese propósito. Y conduce a nuevos problemas para Trump, porque liberó en la campaña unas esperanzas que resultan muy difíciles de meter de nuevo en la botella."

(Esteban Hernández, El Confidencial,  05/07/25)

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