"El discurso occidental es que China es una dictadura del Partido Comunista y que el gobierno de ese país es ilegítimo por ausencia de democracia y representatividad.
La primera trampa es limitar democracia a elecciones multipartidistas con multitud de elementos que distorsionan la voluntad popular como financiación electoral, desigual acceso a los medios o legislaciones electorales tramposas.
A partir de ahí podemos analizar la legítima representatividad. Ahí descubrimos gobiernos occidentales que se consideran legitimados con el apoyo de menos del 20% de los ciudadanos. No olvidemos que las participaciones electores pueden ser del 60% o menos, y si ganan candidatos con solo concentrar la tercera parte de los votos, gobernarían con el apoyo de tan solo la quinta parte del censo electoral.
Vayamos a China. Dos estudios realizados por instituciones occidentales nada prochinas, muestran que el gobierno de China goza de un fuerte apoyo popular y que la mayoría de la población china cree que su sistema político es democrático, justo y sirve a los intereses del pueblo.
El primer estudio lo publica el Ash Center for Democratic Governance and Innovation de Harvard. Ellos lo describen como «el esfuerzo independiente más duradero para hacer un seguimiento de la satisfacción de los ciudadanos chinos con el desempeño del gobierno». Se han realizado encuestas periódicas desde 2003. La más reciente se publicó en 2020, en un informe titulado «Comprender la resiliencia del PCCh: Encuesta de la opinión pública china a través del tiempo».
Insistimos en que no se trata de una publicación pro-China. De hecho, el Ash Center parte de la suposición de que China es un sistema autoritario dependiente de la coerción, pero los resultados reales del estudio establecen conclusiones muy diferentes.
Los autores resumen sus resultados de la siguiente manera: “Hemos descubierto que, desde el inicio de la encuesta en 2003, la satisfacción de los ciudadanos chinos con el gobierno ha aumentado prácticamente en todos los ámbitos. Desde el impacto de las políticas nacionales generales hasta la conducta de los funcionarios locales, los ciudadanos chinos califican al gobierno como más capaz y eficaz que nunca. Curiosamente, los grupos más marginados de las regiones más pobres del interior son, en comparación, más propensos a informar de un aumento de la satisfacción. En segundo lugar, las actitudes de los ciudadanos chinos parecen responder (tanto positiva como negativamente) a los cambios reales en su bienestar material”.
El informe concluye que la satisfacción de la población con el gobierno central es extremadamente alta. En 2016, el último año de datos, se situó en el 93 %, habiendo aumentado en general con el tiempo. La satisfacción con los niveles inferiores de gobierno es algo menor, pero sigue siendo muy fuerte; por ejemplo, los gobiernos provinciales contaron con un apoyo del 82 % en el último año de datos.
El segundo estudio lo publica la Alliance of Democracies (AoD), una ONG danesa fundada por el ex secretario general de la OTAN y el ex primer ministro de Dinamarca Anders Fogh Rasmussen. AoD se asocia con Latana, una empresa de investigación de mercado con sede en Alemania, para realizar encuestas anuales sobre la percepción de la democracia en más de 50 países de todo el mundo. Han publicado el informe Democracy Perception Index todos los años desde 2019. Es el estándar de oro en la industria, producido por instituciones liberales que ciertamente no pueden ser acusadas de tener un sesgo pro-China. Y, sin embargo, los resultados sobre China son sorprendentes.
Según el último informe, del pasado año 2024, la población china tiene una opinión abrumadoramente positiva de su sistema político. El 92 % de la población afirma que la democracia es importante para ellos, el 79 % afirma que su país es democrático, el 91 % afirma que el gobierno sirve a los intereses de la mayoría de la población (en lugar de a los de un pequeño grupo) y el 85 % afirma que todas las personas tienen los mismos derechos ante la ley. El estudio muestra que China supera a EE. UU. y a la mayoría de los países europeos en estos indicadores.
El estudio del AoD también evalúa las percepciones de las personas sobre la libertad de expresión y las elecciones libres y justas. Aquí también China supera a EE. UU. y a la mayor parte de Europa. Cuando se les dio la afirmación “Todos en mi país pueden expresar libremente su opinión sobre temas políticos y sociales”, solo el 18 % de las personas en China no estuvieron de acuerdo (en comparación con el 27 % en EE. UU. en respuesta a la misma pregunta). Y cuando se les dio “Los líderes políticos en mi país son elegidos en elecciones libres y justas”, solo el 5 % en China no estuvieron de acuerdo (en comparación con el 27 % en EE. UU.).
Una posible crítica es que la gente en China puede ser reacia a decir cosas negativas sobre su gobierno porque puede temer represión. Pero la metodología de Latana está diseñada explícitamente para mitigar esta posibilidad. El informe de AoD afirma: “A diferencia de las encuestas realizadas cara a cara o por teléfono, el anonimato que ofrece la metodología de Latana puede ayudar a reducir el sesgo de respuesta, el sesgo del entrevistador y la autocensura del encuestado”.
Muchas personas se sorprenden de los resultados del AoD para China porque creen que China no tiene un sistema democrático. Es cierto que China no tiene una democracia liberal al estilo occidental, en la que los votantes eligen a los gobernantes cada pocos años. Pero tiene su propio sistema de democracia, al que se refiere como una “democracia popular de proceso integral”, con principios de centralismo democrático y un sistema de partidos único. Este sistema busca institucionalizar la participación popular en el proceso de formulación de políticas para garantizar la capacidad de respuesta a las necesidades de las personas. Las elecciones directas se producen en los dos niveles más locales del Congreso Nacional del Pueblo, y los diputados elegidos votan a continuación por aquellos que desempeñarán sus funciones en los niveles superiores.
Los resultados de estos estudios sugieren que lo que más importa en lo que respecta a la percepción de la democracia por parte de la gente no es si su país tiene elecciones al estilo occidental, sino si creen que su gobierno actúa en interés de la mayoría de la gente. En muchos países occidentales que celebran elecciones multipartidistas periódicas, la gente no cree que sus gobiernos actúen en interés de la mayoría de la gente, y no creen que sus países sean democráticos. En China, la gente percibe de manera abrumadora que su gobierno actúa en interés de la mayoría, y esto puede ser clave para la alta percepción de democracia que existe allí." (Pascual Serrano , Mundo Obrero, 03/07/25)
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