"La victoria de Zohran Mamdani en las primarias demócratas para competir por la alcaldía de Nueva York es simbólicamente relevante. (...) la victoria de Mamdani alcanza más allá de Nueva York. (...)
Más allá de las incertidumbres estadounidenses, la victoria de Mamdani refleja bien el momento insurgente de la política occidental. En gran medida, porque remite a los nuevos ejes que definen las campañas y los resultados de estas, y el más relevante es el geográfico. La división entre las ciudades globales y el interior de los países, entre sus distintos modos de vida, trayectorias económicas y posibilidades de futuro está definiendo un buen número de elecciones en todo Occidente. (...)
No obstante, ese dibujo no explica todo el mapa. La realidad no es una plantilla y la victoria de Mamdani ha venido a subrayarlo.
La vida en la gran ciudad dista mucho de ser satisfactoria para muchos de sus habitantes. Ofrece muchas ventajas en términos laborales, en oferta cultural y en posibilidades personales. También es incómoda por las distancias o por la cada vez mayor planificación del tiempo que exige. Pero sobre todo, la vida en la gran ciudad es cara, y cada vez más. No es solo el coste de la vivienda, el principal factor, sino que la energía, el transporte, la alimentación o el ocio han aumentado sustancialmente su precio. Los salarios crecen, pero no lo suficiente para compensar el aumento de los gastos. Además, las grandes ciudades generan mucho empleo en el sector servicios, que no es de los mejores retribuidos, y los trabajos en sectores cualificados viven sometidos a una significativa bifurcación entre los puestos muy bien retribuidos y una mayoría cuyos salarios están por debajo de lo esperado.
Desde la izquierda se ha insistido en el salario mínimo, pero mucho menos en lo que conforma el coste de la vida para el ciudadano común
La acción municipal es muy diferente de la estatal, no solo por los bienes públicos que debe asegurar y por las diferentes competencias de las que dispone, sino porque se dirige a la vida cotidiana. La acción municipal tiene poco que decir de los salarios, pero sí puede operar sobre los precios. En eso ha consistido el programa de Mamdani.
El control de los alquileres, el transporte público gratuito, los supermercados públicos con los que controlar el aumento de precios de las grandes cadenas, las guarderías gratuitas y el aumento de impuestos a quienes ganen más de un millón de dólares al año son medidas que pretenden abaratar el coste de la vida para la mayoría de los neoyorquinos. No es una oferta menor en una ciudad especialmente cara, en la que la guardería cuesta 30.000 dólares al año. Esa oferta ha sido la clave de su triunfo. Más allá de que su campaña haya sido o no formalmente brillante, ha puesto el acento sobre los precios. Desde la izquierda se ha insistido mucho en el aumento del salario mínimo, pero mucho menos en todo aquello que conforma el coste de la vida para el ciudadano común. Mamdani ha puesto ahí el foco.
Es importante comparar, en este punto, el programa municipal de Mamdani con el que Trump ofreció en las elecciones presidenciales, porque ambos se asientan en una ruptura con la forma de pensar del establishment. Trump prometió generar empleos bien retribuidos, en general fruto de una reindustrialización del país. La oferta le funcionó, especialmente en lugares en los que los precios eran más baratos que en las grandes ciudades, pero que adolecían de una escasa vitalidad. Necesitan empleos que permitieran ganarse la vida dignamente.
Su promesa requería una transformación sustancial del esquema económico, sobre todo en lo que refería al comercio, y resonaba en los territorios interiores. La oferta de Mamdani suena mucho mejor en las grandes ciudades, que suelen tener empleos, y en las que el problema principal es la carestía de la vida. Pero, como Trump, la promesa formulada por el candidato demócrata a la alcaldía supone romper con muchos dogmas económicos. Ambas son propuestas que aseguran cambios, una más centrada en el lado del empleo y el salario, otra más centrada en los precios y en la provisión compensatoria de bienes públicos.
Las clases urbanas formadas, cuando operaban políticamente, ponían el acento sobre la diversidad y las dotaciones públicas
En segunda instancia, Mamdani tuvo éxito entre las clases medias en situación de movilidad descendente. No se centró en cuestiones raciales ni en políticas identitarias, ni en políticas de embellecimiento del paisaje urbano, sino en elementos materiales que hacen la vida complicada a los habitantes de Nueva York, desde los alquileres elevados hasta la burocracia que dificulta enormemente el recorrido de las pequeñas empresas. Mamdani ofreció un programa con el que no solo las clases trabajadoras podían identificarse, sino buena parte de las clases medias amenazadas. Este aspecto es relevante, ya que las clases urbanas formadas, cuando operaban políticamente, ponían el acento sobre la diversidad, el cambio climático y las dotaciones públicas. Mamdani las ha dirigido hacia otro lugar.
Nueva York es la ciudad global por excelencia, lo que la vuelve diferente incluso de otras grandes urbes estadounidenses. La victoria de Mamdani puede ser explicada mediante distintas claves, demográficas, culturales y sociales, pero el aspecto económico ha sido muy relevante. Y es algo que teme el mundo del establishment, que ya ha sido desafiado por el Trump de los aranceles y el que presiona a la Reserva Federal, y que ahora se enfrenta a una opción política que amenaza convertirse en exitosa. Una victoria de Mamdani en Nueva York con este programa podría tener efecto contagio sobre el mismo partido demócrata.
Algunas de sus figuras relevantes, como Larry Summers, ya han llamado al orden para evitar que esa manera política de pensar se extienda. Otros prefieren centrarse en el potencial del candidato, por su imagen y juventud, al mismo tiempo que promueven su domesticación. Incluso Bill Ackman, el multimillonario gestor de un hedge fund, Pershing Square, se ha ofrecido a recaudar fondos para un candidato que pueda evitar que Mamdani gobierne la ciudad de Nueva York.
Algunas de sus figuras relevantes, como Larry Summers, ya han llamado al orden para evitar que esa manera política de pensar se extienda
Hay mucha agitación alrededor del fenómeno político del momento. Veremos si, cuando lleguen las elecciones, Mamdani alcanza la alcaldía. Y si, en ese caso, introduce los cambios reales que ha ofrecido o si es simplemente el momento Carmena de la izquierda estadounidense. Pero eso no es, en el fondo, tan relevante. Su victoria señala que la pulsión insurgente está muy presente en la política y que las izquierdas están comenzando a entenderlo; que los votantes demandan cambios reales que incidan favorablemente sobre su nivel de vida; que las clases medias formadas urbanas están constatando que este tipo de economía las está expulsando hacia la periferia social y se están resistiendo; que los costes son tan relevantes como los salarios; y que la política dominante en las últimas décadas ya no genera legitimidad. Todo esto, sumado al eje territorial, implica una reconfiguración significativa de los marcos ideológicos y abre la puerta a transformaciones políticas de calado.
Son fenómenos comunes en Occidente: primero la derecha mutó de piel, ahora está comenzando a suceder en la izquierda. En España, a las fuerzas progresistas no les valdrá con el aumento del salario mínimo, la reducción de jornada y las medidas dubitativas sobre vivienda. Los cambios son más profundos."
(Esteban Hernández , El Confidencial, 28/06/25)
No hay comentarios:
Publicar un comentario