25.2.08

Lo dicho, si las brasileñas se tendrán que vestir de toreros ¿De qué tendremos que disfrazarnos los gallegos, en Cataluña...?

“Me acordé de las últimas navidades que pasé en Salvador de Bahía. Durante la cena le conté a mi familia que estaba solicitando la nacionalidad española, y mis primitas pequeñas me preguntaron si iba a dejar de ser brasileña. Jamás voy a dejar de ser brasileña, les dije, una cosa no quita la otra, sino que añade. Quisieron saber cómo hace uno para ser español y yo les expliqué que me harían una entrevista y un examen. ¿Qué clase de examen?, me preguntaron. Les conté, aguantando la risa, que tendría que demostrar que sé bailar sevillanas, hacer tortilla de patatas, dormir la siesta e incluso torear. Curiosamente, hace pocos días, vi mi absurda broma hecha realidad en la propuesta del "contrato de integración para los inmigrantes", y ya no me parecía tan graciosa. Eso sí, mis primas pequeñas se quedaron fascinadas con los exámenes. De pronto todas querían ser españolas. Pero a Andréia, la menor, le dio un poco de miedo eso de torear. Si ella supiese...

Torear es lo que más he hecho en estos años. Torear con los papeles de trabajo, de residencia, con los trabajos en negro, con el simple hecho de alquilar un piso teniendo acento extranjero, con la dificultad de escribir en una lengua que no es la mía, con el no conocer a nadie, con el empezar de cero.” (CARLA GUIMARãES: Diario de una brasileña en Madrid. El País, ed. Galicia, Opinión, 23/02/2008, p. 33)

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