Febrero parece la prehistoria. De entonces a hoy se han instrumentado las medidas de salvamento a los bancos en dificultades por valor de 700.000 millones de dólares (520.000 millones de euros). Conforme avanzan los días, más sectores productivos se añaden a la cola de las ayudas: después de los bancos, las aseguradoras, luego la industria de Detroit cuyo colapso podría terminar con alguna de las grandes compañías de automóviles de EE UU, etcétera. La pregunta es cuándo llega el turno de los ciudadanos afectados por el pago de una hipoteca, muchos de los cuales están siendo desahuciados de sus casas por no poder pagarla.
La sensación de algunos contribuyentes de ser los grandes olvidados del maná que desciende de la Administración Bush se agranda conforme se conocen algunos detalles del plan Paulson. Hace escasos días, las nueve principales entidades financieras de Wall Street y una decena de bancos regionales llegaron a un acuerdo para ser nacionalizadas en parte, voluntariamente, mediante la inyección en su capital de 125.000 millones de dólares (98.000 millones de euros) de dinero público. El secretario del Tesoro ya ha anunciado que quiere dedicar al menos el doble de esa cantidad (de los 700.000 millones aprobados por el Congreso) a esta nacionalización. Pues bien, el 52% de la cantidad inicial va a ser gastada por los bancos en el pago del dividendo a sus accionistas. Con el dinero de millones de contribuyentes se va a pagar a centenares de miles de accionistas bancarios. Extraordinaria redistribución de las rentas." (JOAQUÍN ESTEFANÍA: Transición y recesión USA. (El País, ed. Galicia, Economía, 03/11/2008, p. 32 )
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