Para ello, el Gobierno tiene todavía que vencer una fuerte resistencia de las grandes corporaciones, que advierten que sus beneficios pueden verse gravemente afectados por estas medidas (...)
De acuerdo con la ley actual, las empresas con inversiones en otros países no están obligadas a pagar impuestos en EE UU a menos que se traigan los beneficios obtenidos. Si no lo hacen, pueden evitar al fisco norteamericano eternamente. Actualmente se calcula que las compañías estadounidenses mantienen en esas condiciones en el exterior alrededor de 700.000 millones de dólares.
La reforma anunciada ayer, todavía carente de detalles específicos, pretende actuar sobre esas cantidades y eliminar algunas otras ventajas fiscales que obtenían dentro de un sistema que Obama calificó ayer de "roto". Gracias a esas ventajas, empresas como General-Electric, Google, Cisco o Hewlett-Packard, consiguen actualmente reducir sus impuestos en porcentajes que podían oscilar del 15% al 27%, según un cálculo de The Wall Street Journal.
Obama anunció también medidas para evitar la salida de dinero de particulares hacia los paraísos fiscales. En estos momentos, básicamente, cualquier estadounidense puede invertir en cualquier lugar del mundo si no se demuestra que está cometiendo un delito. Si esta reforma es aprobada, la carga de la prueba será al revés: el inversor tendrá que demostrar que no está trabajando con una entidad o un país opaco para el fisco norteamericano para que su inversión sea legal. En cualquier otra circunstancia, la actuación en un paraíso fiscal será tratada por las autoridades como un acto ilegal." (El País, ed. Galicia, Economía, 05/05/2009, p. 23)
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