"Comencemos con las buenas noticias: el mes pasado 345.000 personas fueron despedidas en Estados Unidos, lo que llevó la tasa de desempleo en ese país a su nivel más alto en un cuarto de siglo. La otra buena noticia es que, en mayo, los precios de las materias primas subieron un 20%, un aumento mensual sin precedentes. Petróleo, algodón, níquel y muchos otros productos aumentaron de precio. ¿Cómo pueden ser éstas buenas noticias? Pues porque el número de empleos que desapareció en mayo es el más bajo de los últimos nueve meses y ese número viene cayendo rápidamente.
A su vez, el alza en los precios de las materias primas señala un aumento en la demanda, lo cual indica que el periodo de contracción económica global ha terminado y que está comenzando la recuperación -al menos en EE UU-. (...)
¿Cuán confiables son estos pronósticos? Son las expectativas de economistas -un grupo que no se ha distinguido por la precisión de sus modelos-. Pero si bien los economistas no se destacan por su clarividencia, sus técnicas forenses son mucho mejores. A los economistas les va mejor explicando lo que ya pasó que anticipando lo que va a pasar. Desde esta perspectiva, quizá la mejor manera de entender esta crisis es examinando las anteriores. (...)
La crisis actual tiene algunas similitudes con crisis pasadas. Pero también tiene enormes diferencias. Lo único que sabemos con seguridad es que tanto las anteriores como la actual han sido la causa de enorme sufrimiento humano. Y que se hubieran podido evitar." (MOISÉS NAÍM: ¿Cuánto va a durar esta crisis económica?. (El País, ed. Galicia, Internacional, 0706/2009, p. 12)
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