Aunque el crecimiento se ha desacelerado (según el FMI sólo será del 3,9% en 2009), la crisis es menos dura que en el resto del mundo. Pero el despegue económico no ha logrado parar la desigualdad. "El crecimiento no ha sido inclusivo en los países de la región. El campo está totalmente descuidado e incluso dentro de los sectores que crecen, es sólo para unos cuantos", explica C. P. Chandrashekhar, economista de la Universidad Jawaharlal Nehru.
El problema es de una dimensión aplastante: el 33% de la población come menos de las 2.100 calorías recomendadas al día. Y el 74% vive, como la familia de Mahayavi, con menos dos dólares al día (1,40 euros), según el informe Un asunto de magnitud.
Justo esos 1.180 millones de personas que viven bajo el límite de pobreza que marca el Banco Mundial son los más afectados ante el aumento de precios por la crisis, porque gastan del 60% al 70% de sus ingresos en comida. De entre los pobres, tanto en las ciudades como en el campo, los niños y las mujeres fueron todavía los más golpeados. (...)
Los representantes de Unicef advierten de que se está al borde de la catástrofe. "Sin una urgente e inclusiva respuesta gubernamental, los pobres del sur de Asia -casi el 20% de la población mundial- van a sumirse aún más en la pobreza y la malnutrición, con consecuencias negativas para el crecimiento y desarrollo de la región y el mundo".
Pero si los países no mejoraron sus condiciones sociales antes de la crisis, cuando sus PIB crecían en promedio hasta casi 10%, ¿cómo lo harán ahora? Unicef insiste en que deben hacerlo. "Las inversiones en el capital social pagan por sí mismas", asegura Aniruddha Bonnerjee, un consultor económico de la organización. Y de ejemplo ponen a China y Singapur invirtiendo en educación y salud. Además, "la cuestión de supervivencia", el hambre, no se debe a la falta de comida, sino a la desigualdad y las políticas." (El País, ed. Galicia, Sociedad, 08/06/2009, p. 42)
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