2.6.09

El 'sheriff' se hartó. Dijo que no pensaba ejecutar más órdenes de desahucio que afectaban a pobre gente

"El sheriff llamó a la puerta. Le abrió un hombre joven, de treinta y tantos años, con un bebé de seis meses en pañales en cada brazo. Agarrado a su pierna, con cara de susto, se aferraba otro hijo de cinco años. Unos pasos más atrás, sorprendidos y con un bocado de cena todavía en la boca, habían acudido a la inesperada llamada a la puerta un cuarto hijo de 11 años y la esposa y madre de los anteriores. Tenían el tiempo justo para recoger sus pertenencias y salir de la casa. Eso era lo que el sheriff había ido a decirles. Eso era lo que el sheriff debía hacer: ejecutar el desahucio. Pero el sheriff dijo no. Se acabó.

El sheriff Thomas Dart, del condado de Cook, en Illinois (Estados Unidos), se negó a llevar a cabo más desahucios de "inocentes" a los que el banco no había notificado con tiempo o a quienes, sencillamente, el casero engañaba y, mientras no pagaba su préstamo, seguía cobrando la renta del inquilino, que ahora sufría las culpas ajenas.

El índice de desahucios en el área metropolitana de Chicago -Condado de Cook, que, con cinco millones de habitantes, es el segundo más grande del país- había permanecido casi estable durante 10 años. Pero a partir de 2006 el número comenzó a crecer y pasó de cerca de 19.000 en ese año a más de 32.000 en 2008. (...)

El sheriff Thomas Dart, del condado de Cook, en Illinois (Estados Unidos), se negó a llevar a cabo más desahucios de "inocentes" a los que el banco no había notificado con tiempo o a quienes, sencillamente, el casero engañaba y, mientras no pagaba su préstamo, seguía cobrando la renta del inquilino, que ahora sufría las culpas ajenas.

El índice de desahucios en el área metropolitana de Chicago -Condado de Cook, que, con cinco millones de habitantes, es el segundo más grande del país- había permanecido casi estable durante 10 años. Pero a partir de 2006 el número comenzó a crecer y pasó de cerca de 19.000 en ese año a más de 32.000 en 2008. (...)

Dice el 'sheriff' Dart que cada día se hizo más difícil cumplir con su trabajo. Cada vez era peor. Más duro. Siempre había niños pequeños por medio, siempre había madres solteras que se estaban dejando la piel para salir adelante y que, de repente, se veían sin un techo. Niños sentados en las aceras en plenas noches de invierno. Familias con todas sus pertenencias en medio de la calle rogando que no se las robaran mientras buscaban un medio de transporte que les llevara al albergue más cercano. Mujeres que cargaban a sus pequeños en brazos y que metían apresuradamente un par de pijamas y pañales en el bolso para aventurarse carretera abajo sin atreverse a mirar atrás. "Gente inocente", subraya Dart.

"Mi conciencia no me permitía seguir participando en algo tan injusto". Estamos hablando de gente cuyo alquiler se comía casi todo su salario y a la que no le quedaba casi ni un centavo para comida y gastos, mientras el propietario del inmueble hacía meses que no cumplía con sus obligaciones bancarias y no pagaba la hipoteca. Gente que de un día para otro acababa en la calle cuando había pagado todas y cada una de sus facturas. También gente que, por la crisis, era incapaz de hacer frente a las deudas y a la que no se le concedía ni un mínimo plazo para adaptarse a la nueva situación. "Decidimos que no íbamos a seguir formando parte de algo tan injusto", insiste visiblemente enfadado Dart.

Le escucharon. Bien porque los medios de comunicación han estado haciendo mucho ruido, bien porque alguien consideró que era lo que había que hacer. Los tribunales estuvieron de acuerdo en diseñar un plan que diera a los ocupantes de las casas susceptibles de desahucios un tiempo razonable para que pudieran buscar un alojamiento decente. Para que familias enteras no acabasen en albergues donde las condiciones de vida son espartanas y a veces se ven obligadas a separarse, pues en algunos centros no se aceptan adolescentes por temor a conductas violentas.

"Los desahucios se hicieron conocidos porque de repente llegaron en aluvión. Hasta ese momento siempre habían sido un problema de otro", explica. "Pero de la noche a la mañana se convirtieron en un problema de todos y en todo el país". (El País Semanal, 31/05/2009, p. 18/20)

No hay comentarios: