Lo hacen sin chulería, invocando el derecho a la vivienda. La comisión -comúnmente, un procurador del banco, un agente judicial, un cerrajero, policía en diversas proporciones-, después de comprobar que, en efecto, no se puede realizar el desahucio, lee lo que tiene que leer.
Un portavoz de los concentrados lee, a su vez, los textos legales en los que se apoyan para su acción: el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el artículo 47 de la Constitución.
Cuando la comisión se marcha, ha conocido el nombre y el rostro de los desahuciados y su cultura de derechos. Y ha visto, como todos los presentes, la violencia económica implícita del asunto y cómo en pocos metros cuadrados han chocado dos concepciones de la democracia, dos concepciones del mismo sistema.
La comisión volverá. Pero se ha producido un momento mágico de poder ciudadano frente a una problemática abandonada por la ley y la política. Hay personas llorando, abrazadas. Todo el mundo sonríe y grita: "¡Sí se puede!".
Desde el 15-M estos actos han ido en aumento, así como su participación ciudadana. En Barcelona y su área han sido una decena los desahucios parados.
Son acciones sin precedentes cercanos. Uno pueden ser las acciones ciudadanas en Chicago y Nueva York en los años 30 contra los desahucios, organizadas por el Partido Comunista de Estados Unidos. Consistían en reuniones espontáneas para volver a subir a un piso los enseres que la autoridad había hecho bajar.
El otro, más cercano geográficamente, es la huelga de alquileres organizada por la CNT en Barcelona en la misma década. Todo el barrio boicoteaba un desahucio. Si al inquilino se le cortaban los servicios, trabajadores de la CNT los volvían a conectar.
Pero, en la actualidad, el aparentemente potente movimiento no tiene un partido comunista ni un sindicato anarquista detrás. Es fruto de la asociación ciudadana. Muy horizontal, como muchas de las propuestas que han ido encontrándose y dibujando el Movimiento 15-M.
Las convocatorias para paralizar desahucios parten de la web de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. " (El País, 16/06/2011, p. 18)
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