Ambos porcentajes se reducen significativamente si la pregunta se hace a personas de 35 a 54 años (57% y 25% respectivamente) y de 55 años en adelante (52% y 23%). España ha sido un país tradicionalmente desconfiado y la crisis económica también afecta a esta variable, pero resulta patente que existe una brecha generacional. Lo que no está tan claro es el motivo. (...)
Las personas que hoy son mayores han vivido en el pasado en una realidad dura y el transcurrir de los años les ha sido favorable. "Perciben una sociedad moderada, educada y serena. Viven en un mundo mejor del que podían imaginar.
Ese choque entre expectativa y realidad les lleva a confiar", asegura el sociólogo. Vivir una dictadura y una transición a una democracia que, mal que bien, se consolida y permite progresar al país parece, sin duda, una buena manera de que las personas confíen las unas en las otras.
Su colega Julio Iglesias de Ussel coincide en el análisis y añade que "la magnitud de esa diferencia es un indicador de los problemas de configuración social que tenemos" en España.
"En la medida en que no están consolidados los procesos de inmersión social, en el ámbito del trabajo, de la vida privada, hay desconfianza", apunta. (...)
Por último, existe un componente estacional, propio del momento actual: una gran crisis económica que ha llevado al paro juvenil en España desde su mínimo histórico en 2006 (17%) hasta el 45% actual y que ha terminado de frustrar las expectativas que los jóvenes españoles se hicieron durante muchos años.
"Los mayores tienen una posición económica más desahogada, ganan más dinero. La de los jóvenes es más dura y se desenvuelven en un entorno más agresivo, lo que les hace más desconfiados".
Es lo que Emilio Lamo califica como "barrera de clase". Para los jóvenes de hoy todo es más complicado. Julio Iglesias de Ussel coincide en que el índice de desconfianza "probablemente se ha agudizado porque la situación es peor".(...)"Parece claro que la gente educada, satisfecha y socialmente integrada tiene mayores probabilidades de confiar. En consecuencia, tanto la confianza como la satisfacción con la propia vida tienden a estar vinculadas a la educación y al estatus social". (...)
Entre las variables que explican los niveles de confianza de una sociedad se encuentran los de "la renta, el estatus social, la pertenencia a un grupo mayoritario, la satisfacción por el trabajo, el optimismo y los indicadores de felicidad subjetiva, bienestar económico, confianza económica y satisfacción vital", según cita Montero. (...)
"No todos los países ricos o más desarrollados tienen un índice de confianza alto, pero sí todos los países que lo tienen presentan buenos niveles de desarrollo" (El País, 16/06/2011, p. 38/9)
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