En mi artículo de diciembre de 2008 sostuve que la única forma práctica de acortar el próximo periodo de doloroso desapalancamiento y crecimiento lento sería la aceleración sostenida de una inflación moderada, por ejemplo, 4% a 6% durante varios años.
Por supuesto, la inflación es una transferencia injusta y arbitraria de ingresos de los ahorradores a los deudores. Pero, al fin y al cabo, esta transferencia es el enfoque más directo para una recuperación más rápida.
A la larga, dicha transferencia se llevará a cabo de una u otra manera; de todos modos, esto es lo que Europa está aprendiendo de manera dolorosa.
Algunos observadores consideran cualquier insinuación de inflación, incluso de inflación modestamente elevada, como una forma de herejía. Sin embargo, las grandes contracciones, a diferencia de las recesiones, son acontecimientos muy poco frecuentes, que ocurren quizá una vez cada 70 u 80 años.
Estos son periodos en los que los bancos centrales necesitan gastar parte de la credibilidad que acumulan en tiempos normales." (KENNETH ROGOFF: La segunda gran contracción. El País, Negocios, 07/08/2011, p. 4)
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