"¿Mañana llega el gran día de la ILP. ¿Qué espera de la votación en el Congreso?
De
mañana esperamos que el PP rectifique, porque de momento han anunciado
que bloquearán la tramitación, algo que me parece inconcebible. (...)
Pero si no rectifican y mantienen el voto contrario, tumbando de esta
manera la tramitación de la ILP, las medidas que proponemos seguirán
siendo perfectamente vigentes y seguiremos con la campaña de presión
para defender los derechos fundamentales, porque no nos queda otra
opción. En este sentido, pondremos en marcha la campaña que hemos
anunciado de presión a los diputados.
Por mucho que la banca
insista en ello, las soluciones que plantean no parecen tan radicales;
la dación en pago, la moratoria y el parque social de alquiler son
medidas que ya existen en otros países cercanos. ¿Por qué es tan difícil
en el Estado español?
Yo creo que hay dos motivos
principales. Por un lado, creo que en el Estado español la democracia
esta totalmente secuestrada por los intereses económicos, que son los
que dictan las políticas. Ocurre también en otros lugares, pero creo que
aquí especialmente.
De hecho, la relación de dependencia que existe
entre el poder político y el poder financiero es uno de los temas de
fondo que estamos denunciando, no solo nosotros, sino también otros
colectivos. A ellos les condonan las deudas que no les condonan a las
familias, lo que deja claro que existe esta relación de dependencia que
hace que primen los intereses de las entidades financieras.
En
segundo lugar, además de los intereses económicos, creo que entra en
juego también un fuerte componente simbólico. Es decir, el hecho de que,
de alguna manera, se de la razón a una movilización ciudadana
construida desde abajo, que de forma humilde y persistente, como una
hormiguita, lleva cuatro años plantando cara a las entidades
financieras, tiene un peso simbólico muy fuerte.
De hecho, podría animar
a otros movimientos y a otras luchas a seguir insistiendo. El peligro
que ello conlleva y la arrogancia que lleva pegada el poder les impide
reconocer, finalmente, que la sociedad civil tiene la razón. (...)
¿Cree que ha servido de algo este proceso?
Nosotros ya
sabíamos que era muy difícil, porque una de las cosas que visibilizan,
precisamente, la democracia descafeinada que tenemos en el Estado
español son los mismos mecanismos de participación ciudadana existentes,
que además nunca son vinculantes.
La ILP es un ejemplo clarísimo:
tienes que hacer un esfuerzo inhumano para recoger firmas con una
barbaridad de obstáculos y requisitos, y cuando haces este esfuerzo,
resulta que ellos pueden incluso no admitir a trámite esta iniciativa.
Por
lo tanto, no somos ingenuos y ya lo habíamos calculado, ya sabíamos que
sería así. Pero al margen de que finalmente sea rechazada, la ILP ha
servido ya para muchas cosas; por ejemplo, como proceso de movilización,
articulando más el movimiento y haciéndolo crecer, ya que se han creado
muchos nuevos núcleos de la Plataforma gracias a la ILP.
Además, nos
hemos articulado con otros movimientos, hemos estado en la calle
permanentemente, generando debate, y esto se está visibilizando ahora
que hay dificultades con la ILP, cuando surge un clamor popular de
indignación Eso es fruto del trabajo anterior de articulación y
movilización.
Pero no solo eso. La iniciativa sirve también para
visibilizar la legitimidad que tienen nuestras demandas, más allá de que
ellos las tengan en cuenta o no. 1.400.000 firmas en pocos meses no es
poca cosa, no cualquiera lo puede conseguir y visibiliza este apoyo
popular amplísimo que tienen nuestras demandas.
Y consecuentemente,
también nos facilita visibilizar este punto de inflexión en el que nos
encontramos ahora que hemos agotado todos los canales que nos ofrecía el
sistema: hemos hablado con servicios sociales, con partidos, con
ayuntamientos, con juzgados, con entidades financieras, hemos recogida
firmas como hormiguitas, etc.
Hemos hecho todo lo que se podía hacer. Si
a partir de aquí es el sistema y las propias administraciones públicas
las que no responden, están legitimando que la ciudadanía de pasos
adelante y eleve el tono de las protestas.
La ILP servirá
también, como habéis comentado en más de una ocasión, para retratar a
aquellos diputados que la rechacen. ¿Cabría extender a ellos la
calificación de criminales que adjudicó en su discurso al representante
de la banca?
Sí, totalmente. Los hacemos directamente
responsables del sufrimiento de la gente. Si con todas las cartas sobre
la mesa, como están ahora, hay diputados y diputadas que más allá de su
grupo político, que nos da igual, con su conciencia personal, siguen
bloqueando estas demandas de mínimos, los hacemos directamente
responsables del sufrimiento de la gente y, por lo tanto, les extendemos
el calificativo de criminales. (...)
En tu discurso en el Congreso advertiste que los diputados y las
formaciones que se opongan a la ILP correrán el riesgo de ser señalados
por la sociedad. ¿Hacia dónde se encaminarán las acciones de la PAH a
partir de ahora?
Por un lado mantendremos y ampliaremos las
campañas de desobediencia civil que ya estaban en curso, es decir, las
de detener desahucios, las de hacer acciones de presión a las entidades
financieras para forzar las negociaciones caso por caso y lo que
llamamos la Obra Social de la PAH, que es la recuperación de viviendas
vacías en manos de las entidades financieras para recolocar a las
familias que lo necesiten.
Por otro lado, ya he explicado que
hemos agotado todas vías que teníamos, por lo que a partir de ahora
comienza una nueva fase, que es la de señalar responsables y acabar con
la impunidad.
Entendemos que no habrá nunca democracia mientras los
responsables de todo esto se puedan mover con impunidad por la calle y
por las instituciones y, por lo tanto, sin hacer acciones violentas,
porque nunca hemos estado a favor de la agresión física, señalaremos a
estas personas haya donde vayan, en actos públicos, por la calle o donde
sea.
Y simplemente nos limitaremos a dar información, que todo el mundo
sepa que estas personas, con estos nombres y estos apellidos, son
responsables del sufrimiento, la extorsión y la estafa de miles de
personas." (Beñat Zaldua, Gara, Rebelión, 11/02/2013)
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