"¿Volverá a ser Alemania la tierra prometida que fue en los años sesenta y setenta para el paro
estructural español? Leyendo la prensa y observando las colas que hay
en España para aprender alemán, así se diría. (...)
La Alemania de leyenda tiene poco gancho
“MobiPro” vende como reclamo “un país cosmopolita”, “divertido para vivir y trabajar” y “abierto a otras culturas”, sin embargo la realidad es que Alemania es muy poco atractiva.
Su mercado atrae entre cinco y diez veces menos
empleados cualificados de fuera de Europa que países como Dinamarca,
Reino Unidos, Canadá o Australia y ocupa la cola de los 34 países de la
OCDE, señala el último estudio de esta organización. Eso es sí pese a
que el país es de los que menos obstáculos administrativos presenta a
esa emigración, señala el estudio.
Pese al buen nivel de sus
universidades, los bajos costes y amplias posibilidades de trabajo
durante los estudios y al acabarlos, muy pocos estudiantes extranjeros
acuden a estudiar a Alemania, señala el informe. ¿Qué ocurre? Sin duda
el idioma, pero no solo.
Alemania tiene un problema histórico de desagrado cultural hacia la
diversidad que supone su emigración, mucho más agudo que países como
Francia y Gran Bretaña. (...)
Es
verdad que (aún) no hay en las ciudades alemanas guetos socialmente tan
conflictivos como los del extrarradio parisino, pero ninguna población
se mezcla menos con los emigrantes, como lo demuestra el dato de solo un
4% de matrimonios mixtos entre alemanes y ciudadanos de origen turco.
La palabra clave en la materia es “integración”. ¿Qué significa en
Alemania? “Anulación de la propia identidad”, estima Nuria Barnolas, una
catalana de 29 años que trabaja desde hace siete en el país. En muchos
casos hablar correctamente alemán y el pasaporte no bastan para perderse
entre la multitud nacional.
Además hay que parecer alemán, no solo en
la conducta y la mentalidad, sino en el físico. Apenas hay gente de
aspecto foráneo en la tele y solo un 13% de los funcionarios tienen
algún origen no alemán, frente al 20% en Francia o Reino Unido. Que el
actual vicecanciller y ministro de economía, Phillipp Rösler, naciera en
Vietnam es un problema. “Nuestra sociedad aún está lejos de aceptar su
aspecto asiático“, reconoce el ministro de justicia de Hesse, Jörg Uwe
Hahn. (...)
Sobre este entramado, las experiencias son diversas. Entre los
jóvenes profesionales españoles, Barnolas, con dos carreras, fluida en
alemán y otra media docena de lenguas, y con una experiencia vital y
laboral que va de Mali a California, pasando por Bulgaria, resume su
medio ambiente laboral de project manager en una empresa de Munich como,
“una lucha constante para afirmarse como persona y derribar la imagen
que los otros construyen de ti”.
En España se idealiza la situación laboral en Alemania. “No hay
conciencia de las dificultades que supone, lo mismo pasaba en Bulgaria,
donde los búlgaros soñaban con emigrar a España o en Mali, donde se
hablaba de Europa como tierra de grandes oportunidades”, explica
Barnolas. (...)
Javier García, 28 años y ocho meses en Alemania, se deslomó cargando
muebles en una empresa berlinesa de mudanzas con un contrato de minijob
que en realidad era frecuentemente de jornada completa de siglo XIX, más
de doce horas. Luego sirvió comida en un centro comercial a cinco euros
la hora.
El local cerró y sudó semanas para que su patrón le pagara el
salario adeudado. Al final unas clases de español en una escuela de
Francfort y la posibilidad de un alojamiento barato, le han decidido a
cambiar de ciudad.
“Creía que en el Oeste de Alemania había más
oportunidades, pero no es muy diferente”, dice. No me quejo, la gente ha
sido amable y a veces he visto buenas reacciones por ser español”,
explica, pero para el precariado el mercado alemán “es una selva”.
Mito y realidad de la “falta de mano de obra”
¿Hay escasez de mano de obra en Alemania? A tenor de lo que afirman los medios de comunicación y asociaciones empresariales, Alemania sufre una aguda “falta de mano de obra” especialmente mano de obra cualificada, que crecerá en el futuro y que tiene que ver con el desarrollo demográfico. (...)
Si eso es así ¿por qué hay miles de ingenieros alemanes bien formados
que no encuentran trabajo?, ¿por qué más de tres mil médicos alemanes
se han ido a trabajar a Suiza y Austria?
¿Hay realmente escasez de mano
de obra en Alemania, un país con cuatro millones de parados reales
(incluido un millón no contabilizado estadísticamente) y más de ocho
millones de empleados en el sector precario o de salarios bajos, muchos
de los cuales desearían regresar a los empleos mejor pagados y a tiempo
completo de antes?
Si ese fuera el caso, el fenómeno se reflejaría en los salarios, cuya
tendencia al aumento sería indicador claro de escasez, explica Karl
Brenke, investigador del Instituto Alemán de Investigación Económica
(DIW) una institución pública. Pero eso no ha ocurrido: los salarios de
los especialistas apenas han aumentado en los últimos años.
¿Cómo explicar la presunta escasez de “miles de conductores de tren”
cuando en ese sector se han registrado huelgas pidiendo un aumento
salarial que simplemente compense la inflación? ¿Y qué decir del agujero
de médicos cuando los que faltan se han ido a Suiza y Austria porque se
les paga mejor?
Si faltan asistentes y enfermeros para el cuidado de
ancianos y enfermos, ¿tiene eso algo que ver con una situación salarial
tan precaria que obliga a los profesionales del sector a practicar el
pluriempleo o a complementar su exiguo sueldo con la ayuda social (Hartz
IV)? Brenke califica de “problemática” la metodología de cálculo
empleada por los estudios del IW de Colonia, próximo a la patronal, que
defienden la presunta carencia de ingenieros.
“No se puede hablar de escasez de mano de obra cualificada”, dice
Gustav Horn, director del instituto IMK, próximo a los sindicatos. Lo
que ocurre es que encontrar a esos profesionales ya no es tan fácil como
antes cuando había un mayor desempleo, explica este experto.
“Muchas
veces quien busca trabajo hoy es mayor, su calificación es diferente o
quiere mejor sueldo y condiciones de trabajo”. En otras palabras: a las
empresas les resulta más caro contratar. De ahí la idea de rellenar los
agujeros existentes con mano de obra foránea.
La sospecha de que se está ante una campaña del poderoso lobby
empresarial-industrial alemán, con fuerte influencia en los medios de
comunicación, para mantener la presión en pro de salarios bajos en el
país, se hace irresistible.
A efectos de opinión pública el resultado es
el siguiente mensaje: el problema económico del país no es la creciente
precariedad socio-laboral, ni la desigualdad en aumento, ni el
desempleo, sino la falta de mano de obra calificada. Brenke habla de
“espejismo”. (...)
Si eso parece ser cierto en términos generales, en algunas regiones y
sectores específicos los llamados “cuellos de botella” profesionales no
son inventos empresariales, sino realidades manifiestas.
Es lo que
ocurre, por ejemplo, en la región de Heilbronn-Franken de Baden
Württemberg, en el suroeste del país, uno de los emporios industriales
más prósperos y eficaces de Europa. (...)
Las dos tesis parecen ser correctas: la falta de mano de obra
especializada es al mismo tiempo un mito empresarial y una realidad
tangible en determinados sectores y regiones, a causa de necesidades muy
específicas de la industria que son muy complicadas de cubrir o de la
emigración de la juventud local por falta de universidades locales, el
caso de Heilbronn-Franken.
Lo que parece claro, en cualquier caso, es
que este aparente “agujero” alemán es anecdótico como alivio del
desempleo de la Europa del sur y del español en particular." (Rafael Poch, La Vanguardia, Rebelión, 10/02/2013)
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