8.2.13

Un hombre acuciado por las deudas se suicida en Córdoba

"Francisco José Lema se dio un tajo en el cuello delante de una oficina de Cajasur en Córdoba en 2011. Se paró frente a la luna del despacho del director con el que minutos antes había tratado de negociar un préstamo para evitar perder su casa. Su casa de Villafranca de Córdoba que levantó con sus propias manos. 

Lo encontré semanas después junto a sus padres, que le habían avalado para una de las varias hipotecas que pidió para acabar su vivienda y sobrevivir al paro que lo arrojó al vacío. Al mismo al que hoy se abrazado. Lo desahuciaron y se vino a Córdoba, a otro domicilio de unos parientes que le dieron asilo. 

Exiliado de su pueblo, de sus amigos, de su tierra, de vez en cuando me llamaba por si sabía de un empleo. De lo que fuera. Tenía ganas de trabajar y esperaba que lo llamaran para cualquier faena que nunca llegaba. La desesperación se fue adueñando de él y los de Stop Desahucios trataban de ayudarle con palabras cálidas, cargadas de esperanza que apenas podía entender en el pozo en el que se encontraba sumido. Su suicidio me llega demasiado cerca. 

Los periodistas casi siempre relatamos desgracias de desconocidos, de personas anónimas de las que sólo damos sus iniciales. Francisco José Lema, tiene en esta caso, un rostro y una voz que grabé en julio de 2011. Semanas antes de que perdiera su casa. La impotencia ante su drama y su infelicidad regresaron conmigo en la vuelta a Córdoba. “En diez años que llevo casado, no sé lo que es disfrutar”, decía. 

El corte en su cuello fue un grito que nadie oyó, que casi nadie quiso oír. Ahora, tal vez el banco que le arrebató la casa, el futuro y la vida, emita un comunicado de condolencia, los políticos anunciarán alguna medida urgente que no impedirá la usura y el crimen que provoca; repulsas y gestos, hasta el siguiente. 

 La sonrisa de su niña, compañera de clase del hijo de Rafa Blázquez, portavoz de Stop Desahucios, aparece en esta pantalla y pienso en lo difícil que le será a partir de hoy no encontrar los brazos de su padre y las mejillas en las que refugiarse antes de dormir. Éste es el vídeo del que te hablo. "           (Alberto Almansa, 08/02/2013)




"Un activista de la plataforma Stop Desahucios se ha suicidado esta mañana en Córdoba. Según han confirmado fuentes de la plataforma, el hombre se ha arrojado al vacío desde una cuarta planta de la calle Cartago, donde vivía. El hombre tenía 36 años, estaba casado y tenía una hija, según las fuentes. El suceso ha ocurrido sobre las diez de la mañana.

Un portavoz de Stop Desahucios ha explicado que la víctima, F. J. L. B., obrero de la construcción, pidió varios préstamos a distintas entidades para construirse una casa en Villafranca, una barriada a las afueras de Córdoba. Al cabo del tiempo, fue incapaz de seguir pagando las letras y sufrió las primeras amenazas de embargo.

 Entretanto, intentó renegociar los préstamos, usando la casa de sus padres como aval. El que desahuciaran a sus progenitores era uno de sus mayores temores. Finalmente, optó por dar su casa al banco en pago de sus deudas pero la entidad seguía reclamándole 25.000 euros, señalan en Stop Desahucios.

Su situación se deterioró hasta el punto de intentar suicidarse frente a una oficina bancaria, en 2011, clavándose un cuchillo en el cuello. Tras recuperarse de sus heridas, el hombre entró en contacto con la plataforma Stop Desahucios. 

Con su ayuda, señala un portavoz, se logró tramitar una ayuda para el alquiler de una vivienda. Asimismo, logró renovar la paga social de 426 euros que ya se le había acabado.

Pero seguía acuciado por las deudas y la presión de las entidades financieras. Hoy había recibido una carta de hacienda. Todavía le reclamaban 400 euros. 

"En este caso, la cantidad es lo de menos, el problema es que en una situación así siempre te encuentras muy frágil y cualquier cosa te puede desestabilizar", apuntan en la plataforma. Stop Desahucios ha convocado para esta tarde a las 19.00 una concentración en el bulevar del Gran Capitán, en Córdoba."             (El País, 08/02/2013)

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