"Los Presupuestos generales del Estado reúnen en un solo documento lo que se puede esperar del actual ejecutivo, nada. (...)
Por otro, pretende continuar disminuyendo las rentas de las familias imponiendo nuevos impuestos y prorrogando las subidas de otros. Finalmente, para escarnio de una ciudadanía pauperizada como nunca en nuestra historia reciente, comienza una fase de empobrecimiento de los pensionistas, cuyas rentas, de por sí míseras para el 60% de los mismos, perderán poder adquisitivo a marchas aceleradas. (...)
El gasto público no para de crecer. Por un lado, se
incrementan las aportaciones del Estado a la Seguridad Social y al
Servicio Público de Empleo Estatal. La razón es obvia, derivado de políticas restrictivas, fiscales y salariales,
el crecimiento económico se ha hundido. Como consecuencia, la población
activa cae, el número de ocupados retrocede a cifras del 2001, y la
masa salarial, alentada por una reforma laboral indigna de un país
civilizado, se hunde.
El coctel no puede ser más explosivo: menos
empleo, salarios más bajos, y envejecimiento poblacional. Nuestro
crecimiento potencial se desploma a ritmos desconocidos. (...)
En este contexto no se le ocurre al gobierno que continuar disminuyendo, por un lado, todas aquellas partidas de gastos que tienen que ver con los servicios públicos básicos (sanidad, dependencia, justicia, seguridad ciudadana, cultura...), y, por otro, la inversión pública del Estado.
Mientras, a la vez, se incrementan los gastos de las partidas que giran alrededor del mantenimiento de los lobbies oligopolísticos, que campan a sus anchas por los pasillos de los distintos ministerios sin apenas generar valor añadido en nuestro país. (...)
Valga un botón de muestra, Industria y Energía elevan un 26% su presupuesto para dedicar 4.153 millones de euros al sistema eléctrico,
ese mismo que produce 60.000 megavatios más de los necesarios y que
tenemos que financiar la ciudadanía haciendo de nuestra factura
eléctrica la más cara de Europa. (...)
Pero sin duda la mayor vulnerabilidad de los presupuestos actuales es el cuadro macroeconómico. Para elaborarlo el actual ejecutivo se ha basado en el consenso promedio del panel de FUNCAS, la Fundación de las Cajas de Ahorro,
y que prevé un repunte del PIB del 0,7% para 2014.
Se trata del mismo
consenso que no anticipó la crisis sistémica que se nos venía encima en
2008, que no previó la doble recesión en la que entró nuestra economía
en la segunda mitad de 2011, y que, desde mis previsiones, no entenderá
la segunda fase de la Gran Recesión en la que entraremos en 2014 y que
nos llevará a una triple recesión.
Si de nuevo el consenso vuelve a errar, las consecuencias serán
graves. Por un lado, los gastos se dispararán, especialmente los
financieros, y los ingresos serán menores de lo estimado, a pesar de las
subidas impositivas. Bajo mi escenario el déficit público alcanzaría el
7,5% del PIB.
En definitiva, y tal como detallé desde estas líneas, el
escenario actual de nuestra querida España no puede ser más desolador:
insostenibilidad de la deuda, deflación por endeudamiento, destrucción
de empleo, pérdida de competitividad, y empobrecimiento de la
ciudadanía. Y los Presupuestos mirando a otro lado." (Juan Laborda, Vox Pópuli, 02/10/2013)
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