"(...)¿Y qué factores deben darse para que este proceso se reproduzca?
Necesitamos, como condición sine qua non , una fuente de energía
abundante, continua y barata de la que cada vez disponemos menos. Así,
desde 2004 la oferta mundial de petróleo convencional es prácticamente
inelástica, lo que significa que solo responde a los incrementos de
demanda con aumentos de precio, porque ya no podemos producir mayor
cantidad de petróleo convencional a nivel mundial. Incluso la Agencia
Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha
reconocido que el “pico” mundial de petróleo convencional se produjo en
2006.
A partir de ahí, ya hemos visto lo que ha ocurrido, un progresivo
desmoronamiento de las finanzas mundiales, desde las hipotecas subprime y
otros tipos de derivados financieros a la deuda soberana, pasando por
el crédito en todos sus formas; una progresiva devaluación de los
salarios en todo el mundo, particularmente en Europa y Estados Unidos ; y
una progresiva presión del capital sobre los gobiernos de todo el mundo
para privatizar los servicios públicos, últimos reductos de “mercados
cautivos”, en los términos mercantilistas del sistema, pues de una forma
o de otra, antes o después, tod@s necesitamos educarnos y formarnos,
tod@s vamos a tener circunstancias de salud, y a tod@s nos va llegar un
día en que no podamos seguir trabajando y necesitemos de ciertos ahorros
para acabar la vida de manera digna.
Esto ya está aquí; si es futuro o
no, es una cuestión que deberemos decidir entre tod@s, por acción o por
omisión.
Afirmas que el decrecimiento se inició ya en los años 70 del siglo XX.
No; si hubiese sido así, muy probablemente otro gallo nos cantaría a
estas alturas. Lo que afirmo reiteradamente es que en los años 70 del
siglo pasado, hace 40 años (es que si no parece que hablemos de una
época distante, cuando en realidad fue anteayer), la ciencia evidenció y
constató con mayor certeza que nunca anteriormente que estábamos cada
vez más peligrosamente cerca de los límites ecológicos y físicos de
nuestro planeta azul.
Hace 40 años se cumplieron las previsiones de
Marion King Hubbert sobre el “pico” petrolero de Estados Unidos, que se
produjo alrededor de 1973; se produjo la primera gran crisis del
petróleo mundial (en parte como consecuencia de la guerra del Yom
Kipur); se publicó el informe del MIT (Massachusetts Institute of
Technology) sobre The limits to growth encargado por el Club de Roma; se
establecieron las bases y el paradigma de la Economía Ecológica por
figuras como Kenneth Boulding y Nicholas Georgescu-Roegen, entre otros; y
cobró fuerza el movimiento ecologista mundial.
En las mismas fechas,
Estados Unidos, Richard Nixon, acuciado por una descomunal e impagable
deuda pública, en parte engrosada por la enquistada contienda en
Vietnam, decide unilateralmente la abolición definitiva del Patrón Oro y
el establecimiento de un sistema mundial de cambios flotantes; a la
vez, se inicia, desde el corazón del american way of life , un proceso
mundial de desregulación financiera en todos los órdenes avalado por una
vuelta a la doctrina liberal previa a la 1ª Guerra Mundial, abanderado
por la Escuela de Chicago y la pseudoteoría de la Escuela Austríaca, y
los experimentos del Chile de Pinochet, del reino Unido de Tatcher y de
la Reaganomics posterior; y, por supuesto, desde esas fechas, se trata
de esconder en “el baúl de los recuerdos” todo vestigio de Economía
Ecológica o límites al crecimiento.
No fue casualidad; además del cúmulo
de circunstancias y procesos que desembocaron en ese nuevo orden que
hemos denominado Globalización, una vez conscientes de la proximidad de
los límites del crecimiento, las élites prefirieron apostar por la
economía de casino, la ganancia especulativa y el expolio de las rentas
del trabajo , toda vez que el crecimiento productivo, real, empezaba a
contar con menores grados de libertad.(...)
En realidad, el “pico” o cénit del petróleo crudo convencional no está
directamente relacionado con el consumo de petróleo, la demanda, sino
con su producción, con la oferta . El cénit del petróleo crudo
convencional, reconocido incluso por la IEA en 2006, como he señalado
antes, es el momento en el cual se alcanza la tasa máxima de extracción
global de petróleo y tras el cual la tasa de producción entra en un
declive terminal.
En otras palabras, en la litosfera muy probablemente
queden reservas de petróleo para varios siglos; el problema es que la
tecnología actual solo permite extraerlo en cantidades cada vez menores y
de formas más costosas.
¿Por qué? Porque en realidad, la extracción de
petróleo depende de la energía requerida en el proceso y no de su coste
económico. Esto es lo que se conoce como Tasa de Rentabilidad
Energética, o TRE, o el cociente entre la cantidad de energía total que
es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía que
es necesario emplear o aportar para explotar ese recurso energético; y
su límite físico, marcado por la termodinámica, es 1, o sea, el momento a
partir del cual hemos de invertir en el proceso de producción o
extracción más energía que la que obtenemos mediante dicho proceso.
Cuanto más cerca de ese límite, y a partir del mismo en el extremo, da
igual la cantidad de dinero que se pueda invertir en la extracción, así
fuere infinito, la muerte física, real, del sistema está asegurada, pues
la cantidad de energía necesaria para producir energía supera a la
cantidad de energía producida. (...)
Claro, en los yacimientos que todavía no hemos explotado, por su
dificultad y coste debidos a su ubicación en aguas profundas o zonas
remotas y con condiciones climatológicas extremas, la TRE se desmorona,
precisamente debido a las ingentes cantidades de energía necesaria para
lograr su dificultosa extracción, eso sin valorar sus elevados riesgos
medioambientales, como hemos tenido ocasión de comprobar en numerosas
ocasiones, y baste recordar el desastre en el Golfo de México provocado
por la Deep Water Horizon de BP.
Y, ¿sucede algo parecido con el fracking ?
En el caso del tan laureado fracking , como dato, la TRE del shale gas ,
o gas de esquistos de pizarra, no llega a 3:1 en el mejor de los casos;
ocurre que el proceso de extracción costosísimo en términos energéticos
se junta con una calidad energética de risa del gas en cuestión y con
un declive aceleradísimo de los pozos, eso sin considerar los impactos
ambientales catastróficos, fundamentalmente en acuíferos y niveles
freáticos, tal como estamos viendo en Colorado estos días tras la
devastación de los huracanes.
Con todo, si cada vez demandamos más
petróleo a nivel mundial, pero cada vez podemos extraer menos, parece
que tenemos un serio problema; además, por desgracia de la física y la
entropía, ninguna de la fuentes energéticas renovables goza de una TRE
ni de lejos parecida a la del crudo convencional , con lo que ninguna de
ellas, ni incluso cualquier mix de ellas, es sustitutiva de la energía
neta que actualmente aun nos proporciona el crudo convencional.
Y todas
requieren de grandes cantidades de energía fósil para su escalamiento e
industrialización… En resumen, la energía neta mundial disponible está
en un claro declive irremediable (la propia IEA ofrece una estimación de
alrededor de entre un 3% y un 5% de descenso anual de la productividad
de los yacimientos convencionales), sin solución a la vista que permita
sustentar un sistema económico industrial creado alrededor de un
petróleo de calidad y abundante que ya es historia.
¿Es el fin del
mundo? No, es el fin del sistema socioeconómico industrial tal como lo
hemos vivido y pensábamos que sería siempre.(...)" (Entrevisa a Tasio Urra, Alicia Coscollano, La Calamanda, Rebelión, 02/10/2013)
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